miércoles, 20 de marzo de 2013

Capitulo 24

Capitulo 24

Tomó un largo tiempo limpiar la casa. Alguien se había enfermado en el patio trasero así que mandé a Nico a limpiar eso mientras yo trabajaba en la cocina, recogiendo todos los vasos y botellas vacías. Parecía que la fiesta se había salido un poco de control después de que Peter y yo nos hubiéramos ido a la cama, y mi idiota hermano borracho no se había molestado en detenerlo.
—Ésta es la razón por la que me mantengo sobrio —declaró Peter, arrugando su cara con desagrado al ver un jarrón lleno de orina en el alféizar de la ventana del salón.
—¿Te mantienes sobrio para evitar que las personas orinen en los ornamentos de mi mamá? —pregunté, riendo histéricamente.
Él asintió.
—Sorprendente pero cierto. Siempre hay alguien que no se molesta en caminar hasta el baño —bromeó, haciéndome reír aún más fuerte. Me sonrió, haciendo que mi corazón se derrita, y Nico entró.
—Guau, ¿en serio los acabo de escuchar riéndose de algo juntos? Es la primera vez —dijo mirando a lo que estaba sosteniendo Peter y pestañando.
—Será mejor que vaya a resolver esto —murmuró Peter, caminando rápidamente. Podía notar que estaba un poco incómodo al mentirle a Nico, pero yo estaba realmente segura que un par de semanas sería lo mejor, sólo para asegurarnos que esto era lo que ambos queríamos.

—Nico, ¿se puede quedar Cande este fin de semana? Sus padres están fuera de la ciudad y no se quiere quedar en su casa sola —pregunté, dándole mi cara de perrito.
Hizo una mueca.
—¡Ugh! Esa chica no hace nada más que coquetear conmigo, no me importaría tanto si fuera mayor, pero quiero decir, por Dios, ¡tiene la edad de mi hermana pequeña! ¡Ew! —dijo con falso estremecimiento.
—¿Así que piensas que alguien de dieciséis no debería salir con alguien de dieciocho? —pregunté, tratando se ser casual.

No lo creyó, me miró con escepticismo.
—No estás interesada en nadie de dieciocho, ¿verdad? —preguntó, entrecerrando los ojos hacia mí. Vi a Peter volver por el pasillo desde la esquina de mi ojo.
—No, estaba hablando sobre Cande —mentí.
Asintió, al parecer satisfecho.
—No, no creo que deberían. Quiero decir, ¿qué clase de persona de dieciocho años miraría a alguien de dieciséis de esa forma? —preguntó, mirando a Peter mientras pasaba, viéndose un poco avergonzado.
—Sólo son dos años, Nico, no es la gran cosa. Sólo estás enloqueciendo porque es la misma edad que tengo yo. Sólo porque tú no saldrías con alguien de mi edad, no quiere decir que otros chicos se sientan de la misma manera, ¿cierto, Peter? —respondí, todavía tratando de sonar casual a pesar de que mi voz se quebró un poco cuando dije el nombre de Peter.
—Cierto. Conozco a muchas chicas de dieciséis que están bien calientes — respondió Peter, guiñándome un ojo detrás de la espalda de mi hermano.
—Sí, ¡pero tú no puedes salir con ninguna de ellas! —gruñó Nico, girándose para mirarlo y golpeándolo en la nuca mientras pasaba. Me encontré con la mirada de Peter y estaba un poco sorprendido. Guau, Nico de verdad sabía que le gustaba, y al parecer estaba muy en contra a la idea de nosotros estando juntos. Esto podría ser incluso más complicado de lo que pensé.
Cande llegó aproximadamente una hora más tarde.
—Hola Nico, hola Peter —ronroneó mientras entraba, dándoles a ambos una sonrisa coqueta. Vi a Peter reírse en voz baja mientras que sonreía de vuelta.
—Hola, Cande —sonrió Nico, dándole un guiño coqueto. Realmente no se estaba ayudando, si quería que ella lo deje en paz, entonces, ¿por qué animarla?
—Vamos, dejemos a los gigolós solos —bromeé mientras agarraba su mano y la arrastraba a mi habitación. Vi a Peter sonreírme por la esquina de mi ojo y me ahogué con una carcajada.
—No puedo creer que voy a pasar todo el fin de semana aquí contigo y tu hermano. ¿Piensas que Peter se quedará también? —preguntó con sus ojos brillando.
—No lo sé, tal vez deberías preguntarle. —Sonreí un poco incómoda. Podía imaginarla coqueteando con Peter justo en frente de mí; no estaba segura acerca de cómo me voy a sentir al respecto.

Dejó caer sus cosas en el piso y se tiró en mi cama. De repente se dio vuelta y agarró mi almohada frunciéndole el ceño, se veía confundida.
—Lali, ¿por qué tu almohada huele a colonia? Podía sentir mis nervios burbujeando.
—Eh... bueno, yo...eh.... ¡Oh! Se la presté a Peter cuando se quedó aquí, así que debe oler a él —mentí, tropezando con las palabras.
Enterró su cara en la almohada.
—Mmm, voy a dormir con ésta esta noche —declaró, apretando la almohada. Me atraganté con la risa.
—Como sea, Cande. Comamos, estoy muriéndome de hambre. —Me empujé fuera de la cama y caminé hacia la puerta así podíamos pedir la comida.
—¡Tengo esto! —gorjeó, agitando un DVD frente a mi cara. Incluso la cubierta me asustó demasiado. Rodé los ojos y caminé a la sala, dejándome caer en el sofá junto a Peter. Él puso su mano en el sofá junto a la mía y discretamente frotó su meñique contra el mío cuando nadie estaba mirando.

—¿Pediste la comida, Nico? —le pregunté, poniéndome de lado en el sofá para que mi rodilla toque el muslo de Peter. Vi una sonrisa asomarse en la comisura de su boca.
—Sip, hecho. Estará aquí en diez —dijo Nico, moviéndose en el otro sofá unos centímetros porque Cande prácticamente se había sentado sobre su regazo.
—Así que, Peter, ¿tu lindo trasero se quedará esta noche aquí también? Soy más que feliz de compartir mi cama si quieres. Capaz que esté asustada de la película, tal vez necesita a alguien que me haga sentir mejor en la noche —ronroneó Cande seductoramente.
Lo sentí cambiar su peso más cerca de mí por lo que mi pierna estaba sobre la de él aún más.
—Nop, no puedo. Estoy ocupado esta noche. Vas a tener que arreglártelas sin mí. —Se encogió de hombros y apartó la mirada hacia el televisor.
—Oh, bueno. Tendrás que ser sólo tu entonces, Nico, si estás interesado — ronroneó.
No escuché su respuesta, mis oídos habían comenzado a sonar. En realidad comencé a sentir celos. Era la primera vez que había sentido algo como esto, quería pararme y gritarle a mi mejor amiga que deje a Peteren paz. Estallé en risas y mordí mi labio para detenerme.

Todos me miraron como si estuviera loca.
—¿Qué? —preguntó confundido Nico.
Sacudí la cabeza, sonriendo.
—Nada, sólo pensé en un chiste gracioso eso es todo —mentí levantándome—. ¿Alguien quiere algo para tomar? —ofrecí, necesitando cambiar de tema. Todos dijeron que sí, así que me dirigí a la nevera y agarré cuatro latas de Pepsi. Mientras cerraba la puerta, Peter me agarró desde atrás y me hizo girar para mirarlo. Estaba parado tan cerca que podía sentir su respiración golpeándome en la cara.

—Ya te extraño —susurró, besándome suavemente. Tiré mis brazos alrededor de su cuello y lo empujé hacia mí, profundizando el beso y enredando mis manos en su cabello. Dio un paso hacia adelante haciéndome ir hacia atrás, así que mi espalda estaba contra la nevera mientras que él empujaba su cuerpo contra el mío—. Creo que simplemente deberíamos hablar con tu hermano ahora — murmuró mientras se alejaba un par de minutos más tarde.
Negué con la cabeza, mirándolo suplicante.
—No, sólo un par de semanas, es todo lo que pido. Esbozó una pequeña sonrisa.
—Está bien, como quieras. ¿Pero puedes hacer que tu amiga deje de coquetear conmigo? Dile que estoy tomado. Mi respiración se atoró en mi garganta con sus palabras.
—¿Estás tomado? —pregunté tímidamente.

Me besó de nuevo, dándole a mi cuerpo un hormigueo y haciendo que anhele por más.
—Definitivamente estoy tomado, si tú me quieres tener —contestó, mirándome fijamente a los ojos. Por dentro estaba saltando de alegría, mi corazón latía tan rápido que casi lo podía escuchar en mis oídos, pero mi cabeza todavía me decía que sea cuidadosa.
—Te tengo si tú me tienes —negocié.
Me dio una sonrisa maliciosa.
—Absolutamente. Cuando estés lista, te tendré todo el tiempo —dijo sugestivamente, meneando las cejas hacia mí. Jadeé y lo golpeé en el hombro, haciéndolo reír—. Oh, vamos, estoy autorizado a decirte comentarios cachondos ahora, ¿verdad? Quiero decir, eres mi novia así que tengo que usar mis mejores movimientos contigo —dijo, fingiendo estar herido.

¿Me acababa de llamar su novia? Mi corazón se derritió con el sonido de esa palabra saliendo de su boca.
—Dilo otra vez —susurré, tirándolo más cerca de mí.
—¿Estoy autorizado a decirte comentarios cachondos? —preguntó, luciendo un poco confundido.
Negué con la cabeza.
—No, eso no. La siguiente parte —murmuré, poniendo mi boca a pulgadas de la suya.
—¿Eres mi novia? —preguntó. Asentí, con la respiración entrecortada, su sonido me hizo sentir como si estuviera volando, honestamente no podía recordar la última vez que estuve así de feliz. Él sonrió—. Eres mi novia, Ángel —ronroneó seductoramente, besando ligeramente mis labios—. Mi chica. —Me besó de nuevo—. La única que quiero. —Me besó otra vez, ésta vez no lo dejé retirarse, sostuve su cabeza contra la mía y lo besé apasionadamente, haciéndolo gemir suavemente y que me sostenga aún más cerca de él. De pronto, saltó lejos de mí y se movió hacia el costado. Lo miré confundida, ¿había hecho algo mal?.

Justo entonces, Nico dobló la esquina, dándome una expresión severa.

—Tienes que hablar con tu amiga, en serio, ¡me acaba de agarrar el pene! —me susurró casi gritando. Peter y yo estallamos en risas al mismo tiempo. El timbre sonó y corrí a atenderlo, necesitando salir de la habitación, realmente no me gustaba estar alrededor de los dos juntos, era un poco incómodo.

1 comentario :