martes, 19 de marzo de 2013

Capitulo 20

Capitulo 20

Me metió en la ducha, poniéndome abajo en la regadera, ambos completamente empapados. Me quedé allí, sorprendida. Tenía una muda de ropa conmigo por lo que no importaba, pero no creo que él tuviera. ¡Ja, imbécil, ahora tiene que sentarse en su coche con la ropa mojada!

Se estaba riendo de mí, así que acoqué mis manos y recogí un poco de agua, lanzándosela, se echó a reír más fuerte y se apoderó de mi cintura, apretándose contra mí bajo la ducha. El agua le corría por la cabeza, aplastando su pelo en la cara, se veía sexy como el infierno. Sus ropas estaban resbaladizas en su cuerpo, quería pasar mis manos hacia abajo para sentir las líneas de sus músculos. Inclinó la cabeza hacia adelante y me besó, envolviendo sus brazos con fuerza a mí alrededor y empujándome contra la pared. Chupó suavemente sobre mi labio inferior y con mucho gusto abrí mi boca, ansiosa de saborearlo de nuevo. Él sabía aún mejor hoy, probablemente debido a que aún estaba medio borracha cuando nos besamos ayer por la noche así que no pude apreciarlo mucho. Su beso era hermoso y estaba enviando ondas de deseo corriendo a través de mi cuerpo.

Finalmente, se apartó y los dos estábamos sin aliento. Miré a sus ojos y pude ver que estaban bailando con excitación, también podía ver algo más que miedo, que me asustaba mucho porque sabía que no estaba lista para eso. Vi la lujuria, pura y simple. Peter quería mi cuerpo mucho. Jadeé y lo empujé hacia atrás, saliendo de la ducha rápidamente.
—Lo siento, no debería haber hecho eso. Demasiado pronto, ¿verdad? —preguntó, al salir de la ducha y apoderándose de mi mano.
Me volví a mirarlo. No podía darle lo que él quería, él podía conseguir eso en otra parte. Quiero decir, era Peter Lanzani por el amor de Dios, él podría tener cualquier chica que quisiera, ¡y lo hace! Él ya admitió que se conectó con alguien la noche anterior antes de que él me besara. Él era un jugador así de simple, y si lo dejaba tener mi corazón, lo rompería, no hay duda.
—Peter, ¿qué quieres de mí? —pregunté en voz baja, mirando a mis zapatillas empapadas.
Puso el dedo debajo de mi barbilla y me levantó la cara así que tuve que mirarlo.
—Todo —dijo simplemente.

Mi corazón se detuvo, y luego se echó a correr por lo dulce que sonaba. Espera, es sólo una línea para entrar en tus pantalones, Lali, ¡cálmate!
—No puedo darte eso, ni siquiera de cerca. Ve a buscar a la zorra que se conectó contigo anoche, estoy segura de que está más que dispuesta a hacer cualquier cosa contigo —gruñí desagradablemente, haciendo citas de aire alrededor de las palabras cualquier cosa, antes de irrumpir fuera para cambiarme. Mi bolsa ya estaba aquí, supongo que una de las chicas la trajo después de ver a Peter y yo en la ducha haciéndolo. Maldita sea, eso es ¡vergonzoso!

Me agarró la muñeca y me hizo parar y mirarlo.
—¿De qué zorra estás hablando, Ángel? —preguntó, mirándome confuso.
—¡Con la que te enrollaste antes de que me besaras en la cama! Maldita sea, Peter, ni siquiera estabas borracho, ¿se te ha olvidado ya? Wow, eso debe realmente haber significado algo para ti —escupí ácidamente. Parecía aún más confundido.
—No me enrollé con nadie ayer por la noche, ¿De qué estás hablando? — preguntó, tratando de tirar de mí hacia él, pero me mantuve firme y saqué mi muñeca de sus manos, él no se resistió, sólo me dejó ir, sabía que no me gustaba estar restringida.
Le di mi mirada de muerte y cogí una toalla de mi bolso, secando mi pelo que chorreaba. Tiré de la margarita de mi cola de caballo y la arrojé a sus pies.
—Peter, tú me dijiste antes en el coche que follaste una chica que deseabas, por eso estabas tan feliz —gruñí. ¿En serio iba a mentirme sobre esto ahora?
Entendimiento cruzó su cara, su cuerpo parecía relajarse visiblemente.
—En realidad, nunca dije que follé a nadie. Lo que realmente dije fue que por fin anoté con una chica muy caliente que había estado deseando desde hace tiempo —dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo, como si esto lo aclarara todo.
Negué con la cabeza, aún enojada. La redacción no me importaba, todo era lo mismo y todavía me sentía traicionada y utilizada.
—Lo que sea, follaste, anotaste, es todo la misma cosa. Eres un maldito estúpido jugador y yo no puedo creer que dejé que tú me besaras. ¡Dos veces! —grité. Podía sentir las lágrimas que amenazaban con salir, así que me volví de espaldas a él.
—¡Estás entendiendo mal lo que quise decir! —dijo con desesperación. Di la vuelta para mirarlo de nuevo.
—Oh, ¡lo siento! Explícate por favor —dije con sarcasmo, agitando la mano en un gesto de adelante.
—Estaba hablando de ti —dijo en voz baja.
Fruncí el ceño, ¿yo?

—He estado loco por ti desde la primera vez que te vi, Ángel, pero tu hermano no me dejaba estar cerca de ti. Durante todo este tiempo sólo has sido tú. —Miró al suelo como un niño perdido y yo no podía respirar.
¿Realmente acaba de decir eso? Yo le gustaba, ¿pero Nico no lo dejaba acercarse a mí? ¿Cómo puede ser eso cierto? De todos modos, es un jugador que tiene relaciones sexuales con tres o cuatro chicas diferentes a la semana. ¿Cómo podría siempre haber sido yo? Ni siquiera ha tenido una novia, él sólo tiene ¡citas!
Me miró suplicante, él estaba sufriendo. Me di cuenta por su cara, pero yo no sabía qué hacer. Si me arriesgaba, sabía que iba a enamorarme de él y había una buena probabilidad de que me partiría el corazón en mil pedazos, pero no creo que pueda soportar perderlo. Había sido una constante en mi vida y lo necesitaba, probablemente más de lo que necesitaba a Nico. Él se adelantó y tomó mi cara entre sus manos se inclinó hacia mí y me besó con ternura.
Sabía que la decisión había sido tomada, en realidad no era algo que podía pensar y razonar los pros y los contras. Cuando Peter me besaba, todo parecía estar bien y correcto, tal como debe ser. Le devolví el beso, envolviendo mis brazos alrededor de él con fuerza, presionándome en su pecho. Él se apartó y me sonrió.
—¿Qué te parece que compré el almuerzo de hoy, y lo llamemos una cita? — sugirió, mirándome con timidez.

Nunca había visto en Peter una mirada tímida o vulnerable en su vida. Su oferta, la expresión de súplica en su rostro fue suficiente para poner lo que se sentía como un centenar de mariposas sueltas en mi estómago. Fingí pensar en ello durante unos segundos y su cara cayó.
—OK —finalmente estuve de acuerdo con una sonrisa. Él sonrió con alegría antes de tirar de mí en otro beso que realmente me hizo sentir un poco mareada. Terminó el beso justo cuando estaba un poco sin aliento.

—Será mejor que vaya por algo de ropa seca en el coche, así te doy la oportunidad de cambiarte —dijo mirándome de nuevo con una sonrisa de satisfacción en su rostro—. No es que no te veas sexy como el infierno en lo que llevas puesto.

Me miré mí misma, para ver que mi camiseta blanca estaba pegada a mí y completamente se veía todo a través. Me reí incómoda y envolví mis brazos a mí alrededor, ruborizándome como una loca. Él también se rió y se inclinó para recoger la flor que yo había tirado a sus pies. La sostuvo hacia mí, sonriendo con su hermosa sonrisa.
—Gracias —murmuré, mordiéndome los labios, mi cara ardía de vergüenza.
—Con todo el gusto —dijo mientras salía por la puerta.

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