viernes, 29 de marzo de 2013

Capitulo 42

Capitulo 42

Me desperté a las seis cuando mi alarma sonó. Gruñí porque había olvidado cancelarla. Supongo que no necesito sacarlo de mi cama temprano, ya no. Me di vuelta y abracé a Peter. Siempre dormía a pesar del sonido de la arma; juro que él dormiría mientras un terremoto tuviera lugar y no despertaría. Lo codeé ligeramente, diciendo jugarle una broma. 

—Seis en punto —dije, codeándolo de nuevo.
Gruñó y lentamente se levantó de la cama, todavía medio dormido.
—Bien, Ángel. Te quiero; te veré después. —Besó mi frente y salió de la cama, sus ojos apenas abiertos. No pude evitarlo, rompí en carcajadas. Me miró, confundido—. ¡Shh! ¿De qué te estás riendo? —preguntó, frunciendo el ceño, poniéndose sus jeans.
—De ti —lo provoqué, sonriendo felizmente.
—¿Qué hay conmigo? ¿Qué he hecho? —susurró, trepando de vuelta a la cama y arrastrándose sobre mí. Presionó cada centímetro de su cuerpo contra el mío pero aun así mantuvo su peso lejos de mí de alguna manera. Miró a mis ojos, sonriendo felizmente por un rato, y luego el entendimiento cruzó su rostro—. ¡Mierda! ¡Tu hermano sabe! Entonces, ¿por qué diablos me despertaste, Ángel? No tengo que irme —lloriqueó.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo empujé para un largo beso.
—Sólo estaba bromeando. Olvidé cancelar la alarma, así que pensé en usar el tiempo de más para que pudiéramos besarnos.
Él sonrió pícaramente.
—¿Quieres que nos besemos? —provocó, besando mi cuello. Jadeé mientras alcanzaba el sensible lugar cerca de mi clavícula.
—Mmmm —susurré, deslizando mis manos por su espalda, arañando ligeramente con mis uñas, haciéndolo gemir. Trepó de vuelta bajo las sábanas y me besó tierna y suavemente, manteniéndome cerca. No hizo movimiento alguno para llevar las cosas más lejos que eso, lo que adoré. Él realmente era adorable.

Salió de mi habitación un poco después de las siete y media. Peter me empujó en uno de los taburetes de la cocina, sonriendo a sí mismo como el gato que obtuvo el helado.

—Oye, consigo hacerte el desayuno sin que me grites hoy —dijo alegremente. Me reí y observé mientras me servía una taza de cereal; sonrió y lo puso frente a mí, antes de hacer algo de tostadas para sí mismo.
—¿No comes cereal? —pregunté, observándolo zamparse cuatro rebanadas de tostadas.
Sacudió la cabeza, estirando la nariz
.—No me gusta el cereal; es asqueroso y todo empapado. —Fingió un estremecimiento, pretendiendo tener náuseas.
Me reí de nuevo.
—De verdad que eres raro, Peter —me burlé, sonriéndole.
Sonrió de oreja a oreja.
—Sabes, es algo raro, que seas todas amable conmigo al desayuno.
—Podría ser mala si quieres —ofrecí, encogiéndome de hombros.
Se rió y sacudió la cabeza.
—No, me acostumbraré a ello con el tiempo. —Caminó hasta mi lado. Me volví para verlo y puso el cabello detrás de mí oreja, sus dedos demorándose en mi mejilla, haciéndome sonrojar—. De verdad eres la cosa más hermosa en el mundo —murmuró. Mi corazón se saltó un latido por la honestidad en su voz, sus ojos verdes penetraban en los míos, haciéndome sentir como la única chica en el mundo.
 —¡Corten esa mierda! Puede que haya dado mi bendición pero no necesito que me lo muestren en la cara durante el desayuno —gruñó Nico mientras caminaba en la cocina para preparar algo de cereal. Palmeó a Peter en la parte trasera de su cabeza al caminar por su lado, como de costumbre.

Todos nos reímos y Peter se paró detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Gracias, Nico. Sé que dijiste que me mantuviera alejado, pero… —Peter dejó que las palabras quedaran en el aire, mirando a mi hermano con agradecimiento.
—Lo que sea, Peter. Estamos bien. Solo no nos hagas tener un problema, ¿de acuerdo? —respondió Nico, sonriendo amigablemente.
Los brazos de Peter se apretaron a mí alrededor.
—No lo haré. —Besó mi hombro ligeramente y Nico fingió náuseas, haciéndome reír.
—Bueno, vamos entonces, tortolitos, supongo que necesitan llegar un poco más temprano a la escuela para poder anunciarlo juntos —afirmó Nico, poniendo los ojos en blanco.
Peter rió y asintió. Jadeé y sacudí la cabeza fieramente.
—¡Imposible! No podemos hacer eso —dije, mirando a Peter. Lució realmente herido por alguna razón.
—¿Por qué no?—preguntó, tomando mi mano y mirándome confundido. Miré a Nico; a él realmente no le iba a gustar esto.
—Er, bueno, tengo una especie de apuesta. La siguiente en acostarse contigo ganará total. Realmente necesito el dinero. —Miré a Peter incómodamente, pero sólo empezó a reír histéricamente.
Nico casi se ahogó con su bebida.
—¡Imposible! ¡No puedes hacer eso! —gritó, sacudiendo la cabeza violentamente—. No quiero saber que ustedes dos están teniendo sexo. ¡No lo quiero!
Me reí con su enojada y disgustada cara.
—Nico, no estamos teniendo sexo. —Me encogí de hombros, haciendo relajar su cara un poco—. Pero cuando lo hagamos, definitivamente quiero ganar la apuesta. No la ganaré si las personas saben que ya soy su novia. —Miré a Peter, insegura de si estaría de acuerdo con esto o no.
—Ángel, no quiero que estés conmigo por alguna apuesta. —Frunció el ceño, luciendo un poco herido.
Le sonreí seductoramente.
—¿Crees que esa es la razón por la que voy a querer tener sexo contigo? Confía en mí, chico mío; no será por el dinero, eso es sólo una ventaja de más.
Se inclinó adelante y puso su boca junto a mi oreja.
—¿Así que cuál será la razón? —susurró, enviando un escalofrío por mi columna vertebral.
Me mordí el labio.
—Hmm, no estoy segura pero tendrá algo que ver con que me ruegues de rodillas —bromeé, sonriéndole con suficiencia.

Se rió y me besó, empujándome cerca de su cuerpo, enviando olas de deseo por mi torrente sanguíneo. Se apartó para mirarme, la lujuria escrita con claridad a través de su rostro.

—Te rogaría felizmente justo ahora, sabes.
Palmeé su pecho y di un paso atrás antes de que lo arrastrara de vuelta a mi habitación y rompiera sus sexys jeans y los botones de su camisa negra para ver su impecable cuerpo.
—Oh, eso lo sé, chico mío. —Me reí, intentando atrapar mi respiración.
Miré Nico, que estaba mirándonos fijamente con los ojos muy abiertos, su boca abierta con sorpresa.
—Chicos, en serio no puedo soportar estas demostraciones de afecto —dijo, haciendo una mueca y sacudiendo la cabeza.
—Está bien, las demostraciones terminaron. Sólo creo que deberíamos mantener esto en secreto por un tiempo. ¿Por qué no conseguir algo de dinero por hacer algo que eventualmente sucedería, de todas maneras? Así es como yo lo veo —dije, encogiéndome de hombros.
Peter y Nico se miraron uno al otro.
—Supongo. Pero, ¿podrás ganas? Quiero decir, ¿la apuesta tenía algo que ver con hacerme terminar con mi novia o algo así? —preguntó Peter, frunciendo el ceño.
Me reí tontamente y sacudí la cabeza.
—Nop, me aseguré de eso. Definitivamente sólo se trata de la siguiente que te coja, como tan elocuentemente lo dijeron.
Peter sacudió la cabeza, luciendo un poco disgustado.
—No puedo creer que las chicas hagan ese tipo de cosas.
Nico rió.
—¿Saben qué? Creo que puede que sea el siguiente en anunciar que tengo una novia. Entonces puedo sólo escoger a alguien y podemos dividir el dinero —dijo brillantemente, como si hablara en serio.
Peter tomó mi mano y me empujó hacia la puerta.
—Vamos, lleguemos a la escuela antes de que tu hermano tenga otra idea brillante. —Rió, sacudiendo su cabeza hacia Nico.

Peter me guiñó un ojo por el espejo mientras entrabábamos al estacionamiento. Había más chicas de lo normal esperándolos. Todas fueron directamente a él tan pronto como su puerta fue abierta. Mery, como de costumbre, estaba al frente.

Me reí.
—Buena suerte, novio —me burlé, guiñándole mientras me alejaba, balanceando mi trasero a propósito. Sabía que estaba observándome. Cuando llegué a la puerta miré atrás sobre mi hombro para verlo empujar los brazos de una chica lejos de él, una expresión de mal gusto en su cara. Debió haber tenido a veinte cinco chicas rodeándole, lucía verdaderamente enojado. Me reí y fui a encontrar a mis amigos; como de costumbre, estaban por los casilleros.

—Hola, chicos —dije alegremente, cuando los alcancé.
—¡Guao, alguien está de buen humor hoy! ¿Alguna razón en particular? —preguntó Gas, luciendo confundido por mi rostro feliz.
—Nop, ninguna razón en particular. Sólo vi a Peter ser acosado por cerca de veinte cinco chicas. Se ve verdaderamente irritado por eso, fue muy gracioso —expliqué, sonriendo salvajemente. Justo entonces, él caminó más allá de mí con Nico. Tenía a una chica coqueteándole a cada lado, y aproximadamente otras diez caminando detrás de él. Rompí en carcajadas y me lanzó una oscura mirada, haciéndome reír más fuerte.
—No me sorprende que tenga a todas esas chicas detrás de él. ¿Sabes en cuanto está la apuesta ahora? —preguntó Cande, sonriéndome con suficiencia.
Asentí.
—Sí, lo sé. Rochi me dijo que está como en ochocientos dólares o algo así. No lo puedo creer. —Sacudí la cabeza desaprobadoramente, e intenté no imaginar lo que se sentiría ganar esa cantidad de dinero.

Cande, Rochi y Gas intercambiaron una mirada, antes de romper en risas.

—No, ese era el total de ayer. Hoy está a cerca de cuatro mil doscientos —dijo Cande. Sentí el color drenarse de mi cara mientras mi corazón se hundía. ¡Santo cielo! Eso es como, ¡oh, Dios, ni siquiera puedo definirlo! ¡Son como doscientas chicas, todas queriendo acostarse con mi novio!
—¡Oh Dios mío! ¿En serio? —pregunté mientras tragaba el nudo que rápidamente estaba formándose en mi garganta. La idea de todas esas chicas lanzándose a sí mismas hacia mi chico, literalmente me hizo sentir un poco enferma. Cande asintió y parecía un poco comprensiva; como si supiera lo que yo estaba pensando. Rochi y Gas sólo parecían emocionados porque obviamente no tenían ni idea de que yo estaba con Peter. Afortunadamente, la campana sonó, así que todos no dirigimos a clases.  ________________________________________________
 +5  y más nove!

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