sábado, 16 de marzo de 2013

Capitulo 8

Capitulo 8

 Se sentía raro estar cerca de él de esa manera, todavía podía sentir el hormigueo de electricidad fluyendo a través de la mano donde nos habíamos cogido, todavía podía oler su dulce aliento que había soplado en mi cara. No tenía ni idea de la atmósfera tan rara de la cocina; todo era muy confuso. Negué con la cabeza y
saqué mi tarea de cálculo, tratando de empezarla por lo menos. 

Después de cenar en silencio, terminé mi tarea. Sólo eran las ocho y media así que Liam decidió poner una película. Puso Destino Final, y nos sentamos en el sofá a verla. Me sentí un poco incómoda por alguna razón que no podía entender. Estaba sentada aquí como siempre, pero algo se sentía diferente. Le miré a escondidas varias veces, estaba sentado ahí viendo la película, con una pierna doblada sobre la

otra, el brazo colgando casualmente en el respaldo de mi silla.

Ninguno de los dos se movió hasta que la peli terminó. Ahogué un bostezo.

—Creo que me voy a la cama, Liam, estoy muy cansada. —Murmuré, levantándome y estirándome como un gato. Cuando lo miré de nuevo, me di cuenta de que me estaba observando atentamente. Me aclaré la garganta ya que todavía seguía mirándome fijamente con una extraña expresión en su cara.
—Oh, bien, sí, está bien. Voy directo a casa entonces, estaré de vuelta en media hora —dijo, poniéndose de pie para salir.

Lo seguí y cerré la puerta detrás de él, un poco desconcertada. ¿Por qué era todo tan tenso y extraño entre nosotros esta noche? Sería probablemente porque estaba tan molesta con él esta mañana que hice las cosas un poco torpes.

Me cambié rápidamente a una camiseta sin mangas y pantalones cortos, me lavé los dientes, el pelo, y me metí en la cama. Esta estaba fría y era demasiado grande, al igual que cada noche. Después de unos veinte minutos o así, escuché a mi ventana deslizarse y cerrarse de nuevo. Ropas cayeron al suelo y luego la cama se hundió detrás de mí.

—Ey, ¿estás dormida? —susurró.—No, todavía no —murmuré.

Levanté la cabeza para poder poner uno de sus brazos bajo mi cuello. Apretó el pecho contra mi espalda y envolvió su otro brazo a mí alrededor, lanzando una pierna sobre la mía. Le oí suspirar mientras me retorcía para acercarme más a él, me encantaba que Liam durmiera conmigo, la cama no se sentía bien sin él.

—¿Qué pasa? —pregunté, tirando de sus brazos apretados a mi alrededor y presionando mi rostro en su brazo, oliendo su increíble aroma que era como ninguna otra cosa en el mundo.
—Nada, Ángel. Sólo estoy cansado, eso es todo —murmuró contra la parte posterior de mi cabeza, presionando sus labios en mi pelo.
—Está bien. Buenas noches, Liam —susurré, besando su brazo.
—Buenas noches, Ángel —respondió, besando la parte de atrás de mi cabeza.

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