domingo, 31 de marzo de 2013

Capitulo 50

Capitulo 50

La comida era buena y el restaurante era realmente bonito, tenía velas en cada mesa y era realmente muy romántico, era tan divertido estar cerca de él que no había un silencio incómodo. No podía dejar de preguntarme cómo no sabía nada de él antes de que estuviéramos juntos. Supongo que fue porque la única personalidad que alguna vez me mostró fue el lado idiota que, en realidad, no parecía ser una parte de su carácter en absoluto.
—Peter, ¿puedo preguntarte algo? —pregunté, demasiado curiosa para no preguntar.
—Por supuesto. Lo que tú quieras. —Se encogió de hombros, tomando un sorbo de su bebida, mirándome con curiosidad.
—¿Por qué siempre fuiste tan imbécil conmigo? Si te he gustado todo este tiempo, ¿por qué siempre me enloquecías cuando éramos niños y siendo como un idiota conmigo? Sabes que solía odiarte, ¿cierto? —pregunté, alzando mis cejas, mirándolo en tono de disculpa.
Él se rió.
—Ya sabes, hay una delgada línea entre el amor y el odio. Tal vez me amabas y no te diste cuenta —sugirió, sonriendo. Sonreí porque eso era exactamente lo que estaba pensando antes.
—No, Peter. Eras un imbécil completo para mí. Pero la mayoría de eso era un acto, ¿no? Entonces, ¿por qué lo hiciste? —pregunté, necesitando la respuesta, me estaba matando porque simplemente no lo entendía.
—Nico. —Se encogió de hombros.
—¿Nico? no lo entiendo. —Le di mi mejor cara de “qué demonios”.
Él sonrió con tristeza.
—Nico realmente no me quería cerca de ti. Me golpeó bastante un par de veces cuando éramos niños por ello. Él es realmente protector contigo. Era más fácil para mí mantenerme alejado de ti si en realidad no querías estar conmigo. Pensé que si te hacía querer estar lejos de mí, entonces yo no tendría que intentar tan duro — dijo, frunciendo el ceño. Espera, ¿él fingió ser un idiota así yo no querría estar con él debido a Nico? ¡Maldito sea ese chico!
—Todos estos años, Peter, simplemente me parece una pérdida. —Suspiré y sacudí la cabeza; si me lo hubiera dicho entonces, tal vez podríamos haber estado juntos durante más tiempo—. Sabes, yo siempre pensé que tenías una doble personalidad —le dije, riendo.
Él también se rió.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Bueno, siempre pensé en ti como el Peter de día, que era un idiota, imbécil, y un hombre prostituto, ligón. Luego estaba el Peter de noche, que era adorable, dulce y cariñoso. Siempre me ha gustado el Peter de noche —le dije con sinceridad.
Él sonrió feliz.
—Bueno, la noche era cuando me detenía de tratar de alejarte. Decidí que ya que Nico no sabía nada, podía ser yo mismo y disfrutar de mi tiempo contigo. Para que lo sepas, sin embargo, ambas de mis personalidades te han amado por siempre — dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo hacia mí. Aww, ¡es tan malditamente dulce! Me estiré y sostuve su mano con fuerza.
—Me gustaría que me lo hubieras dicho antes, realmente te odié a veces —admití tímidamente, haciéndolo reír.
—¿Sí? ¿Cómo la vez que corté la cabeza a tu osito de peluche y la lancé a la basura? —preguntó, riendo. 

Di un grito ahogado a la memoria de ello, ¡me había olvidado de eso! Nico había sacado mi oso de la basura y lo puso de nuevo en mi cama para mí y arregló su cabeza.
—Sí, ¡idiota! —lo regañé, luchando contra una sonrisa.
—Sabes que nunca hice eso, ¿verdad? Fingí cortarle la cabeza y lo escondí en mi suéter y lo puse de nuevo en tu cama un par de horas después —dijo, sin dejar de reír.
—¡De ninguna manera! ¡Nico me dijo que él lo recuperó para mí! —Me reí.
Él sacudió su cabeza.
—No. Esa fue una de las veces que pateó mi culo. Me agarró a escondidas en tu habitación ese día. Yo le dije que iba al baño —dijo, riendo y sacudiendo la cabeza.
—No puedo creer que mi hermano pateó tu culo. Eso es muy gracioso.
—Me alegro de que no me mate por salir contigo. Puedo mantenerme por mi cuenta en una pelea, pero Nico es un maldito psicópata cuando se trata de ti. — Peter frunció el ceño, moviendo ligeramente su cabeza, una sonrisa tirando en las esquinas de su boca.
—Sí, bueno, es mejor asegurarte de que no me hagas daño, ¿eh? —bromeé.
Él asintió con la cabeza.
—Nunca te haría daño, nunca. —Apretó suavemente mi mano, mirando directamente a mis ojos, todo su comportamiento mostrándome la verdad de sus palabras.
Le creí, no creía que alguna vez me lastimaría a propósito, pero sabía que rompería mi corazón tarde o temprano. Cuando fuera a la universidad y estuviéramos separados, aunque no me engañara, eso iba a doler mucho. Incluso si no estuviéramos saliendo sería terrible estar sin él, pero ahora sería como una tortura. Aparté los pensamientos de mi mente. Yo no podía pensar en ello, no hasta que sucediera y aun así pudiéramos pasar a través de ello. Lo amaba lo suficiente para esperar por él. Sólo esperaba que él sintiera lo mismo dentro de cuatro meses cuando todas las zorras de la universidad se arrojaran sobre él y estuviera a un viaje de tres horas de distancia.
—Correcto, entonces, ¿estás lista para irnos? —preguntó Peter después de haberme comido un pedazo enorme de pastel de chocolate yo sola. Asentí con la cabeza y arrojó algo de dinero sobre la mesa, extendiendo una mano para ayudarme a levantarme.
Sonreí.
—Sabes que te estás perfilando como el mejor novio del mundo —dije felizmente.
—Me encanta cuando me llamas eso. —Sonrió y envolvió su suéter alrededor de mis hombros mientras caminábamos hacia fuera en el frío. Me agarré fuertemente de su mano, no queriéndolo dejar ir. Cuando llegamos al auto incluso abrió mi puerta para mí.
—Tan caballero, Peter —bromeé.
Lo vi dar la vuelta hacia el lado del conductor. Era tan guapo, y era mío, yo no podía dejar de sonreír a ese conocimiento. Nunca había soñado que alguna vez tendría algo como esto con un chico. Cuando solía pensar acerca de las citas eso me asustaba enormemente porque no podía dejar que la gente me tocara, y todo el tiempo tuve al chico perfecto, quién estaba enamorado de mí, quien me abrazó y me mantuvo a salvo cada noche, y yo ni siquiera sabía. ¿Cómo pude haber sido tan estúpida?
Cuando llegamos a mi casa, eran sólo las ocho. Nico no estaría en casa durante otra hora, así que teníamos la casa para nosotros.
—Ven aquí, quiero hablar contigo —le dije, tirando de él hacia el sofá. Parecía un poco preocupado y nervioso. Lo atraje a mi lado, sentándome cerca de él. Pude sentir la pasión construyéndose y sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera dispuesta a llevar las cosas más allá. Nunca me había sentido así antes, y aunque sólo habíamos estado juntos por cinco días, lo había conocido siempre. Confiaba en él como nadie y sabía que no me haría daño. No estaba preocupada porque no fuera capaz de esperar por mí, podía ver en sus ojos que iba a esperar tanto tiempo como yo quisiera, y ese conocimiento me estaba empujando hacia delante. Si dudaba de que me esperara, entonces no habría manera de que me sintiera así. Agarré su mano con fuerza mientras me limitaba a mirarlo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos por él.
—¿Qué está mal, Ángel —preguntó en voz baja, con el ceño fruncido, frotando círculos en el dorso de mi mano.

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