viernes, 1 de noviembre de 2013

Capitulo 15

Hace 1 año
4 meses en tercer año

—Buen juego, Kelly —dijo Gaston cuando algunas de las chicas de la selección de baloncesto salían. Ella lo saludó, dándole una breve sonrisa. Gaston pareció algo defraudado, ya que ella no se detuvo para coquetear con él o algo.

Metí las manos en mis bolsillos, fingiendo que no estaba mirando a Lali. Gaston y Nico habían sido implacables con sus golpes y chistes últimamente. No viéndola, vi como tres otras chicas del equipo salieron de los vestuarios y se dirigieron a las puertas del estacionamiento.
 
—Amigo, Karina en serio tiene que aprender a usar un poco de loción —dijo Gaston, levantando una ceja mientras ella caminaba con sus amigos—. Tal vez tengamos que encerrarla en un tanque con Charlie pronto. —Charlie era la iguana gigante de Gaston, que había tenido desde que tenía doce años.
 
—Karina tiene una afección cutánea que se está agravando, tú eres un idiota. —Lali había aparecido de repente, con su bolsa de lona colgando de su hombro. Todavía estaba sudorosa del juego, su jersey se aferraba a su piel. Quizás habría pasado un mal rato no mirándola si no luciera tan molesta—. Ella no puede evitarlo.
 
La cara de Gaston se volvió rojo en un instante, haciéndolo incapaz de encontrarse con los ojos de Mariana. No dijo nada, sólo se quedó allí incómodo. —Podrías pensar dos veces la próxima vez antes de juzgar a alguien así —dijo Lali, dándole a Gaston una mirada severa—. Tal vez debas pensar en lo que las personas dicen de ti a tus espaldas.
 
—¡Oh! ¡Quemado! —dijo Nico, presionando el puño contra sus labios, riendo.

Mariana formó la más pequeña de las sonrisas, se dio vuelta y salió de las instalaciones con su madre.

Presente 
6 horas después de haberme convertido en el
centro de atención

10 minutos hasta que se volvió mucho peor

Me sentí como si estuviera sobrecargado de Mariana ese día.
 
Normalmente no podía verla lo suficiente, pero con ella en mi segundo, tercero, cuarto y quinto periodo, sentí que sus ojos nunca me dejarían en mi quebrantamiento. Si esto hubiera sucedido hace tres semanas habría estado más allá de emocionado. Pero realmente no quería que me viera así.
 
Tenía que darle crédito. No estaba mirando mi garganta. No estaba realmente dándome un tratamiento especial.
 
En realidad, estaba actuando como una amiga.
 
Nina había hecho lo correcto en advertirme de que algo pasaría en el sexto período. Tan pronto como el señor Donnor tomó la asistencia, le dijeron a la clase de carpintería que se dirigiera al gimnasio para una asamblea. Mi estómago se hundió en mis pies inmediatamente.
 
No tendrían realmente una asamblea por mí, ¿no?
 
Intenté preguntarle a Gaston y Nico mientras nos dirigíamos hacia el gimnasio, pero no estaban exactamente siendo de ayuda. Deduje que pensaban que estaban siendo divertidos al no decirme lo que estaba pasando, pero solo me estaba molestando.
 
Vi a Lali caminando delante de mí y aumente el ritmo de mis pasos.
 
¿Alguna idea de lo que está pasando? Rápidamente escribí. Cogí suavemente su brazo para llamar su atención y levanté mi cuaderno de bolsillo para que lo leyera.

Me miró con una expresión que no estaba segura de sí debería decir algo. —No es totalmente sobre ti —dijo—. Pero sí, vas a recibir un montón de atención.
 
Me debo haber blanqueado o algo así, porque de repente su expresión era simpática.
 
—¿Quieres sentarte a mi lado? —preguntó, golpeando su brazo contra el mío.
 
Miré hacia atrás una vez a Gaston y Nico. Ambos me dieron un guiño alentador, asintiendo con la cabeza, así que deduje que era bueno ir.
 
Gracias —escribí.
 
Todos se embotellaron en el gimnasio, el volumen de las voces de todo el mundo parecían funcionar al doble mientras resonaban en el suelo de madera. Seguí a Lali a través de la multitud y nos sentamos en la segunda fila de la planta, justo en el medio de las gradas. Le di una mirada insegura.
 
—Esto hará las cosas más fáciles —dijo, y me dio una sonrisa de disculpa. Se retorció uno los anillos en el pulgar.
 
Sacudí la cabeza y me volví para ver al Director Dalmau y algunos otros maestros caminar hacia el centro del gimnasio. Había un micrófono puesto en una mesa allí, así como una pila de papeles de colores.
 
Mis manos comenzaron a sudar y de pronto me picaba por todas partes.
 
—Siéntense, por favor —dijo el director Dalmau en el micrófono, de pie justo en frente de la mesa plegable. Los ciento sesenta o más estudiantes de la Secundaria Orcas se abrieron paso en las gradas—. Vamos a empezar.
 
Sentí como un centenar de pares de ojos estaban ardiendo en la parte posterior de mi cabeza. Luché contra la urgencia de ponerme la capucha de nuevo.
 
—¿Estás bien? —susurró Lali, rozando su hombro mientras se inclinaba hacia mí.
 
Tragué duro y asentí.
 
—Quiero dar la bienvenida a todos a esta asamblea especial —dijo el director Dalmau, yendo y viniendo por el suelo de la cancha de baloncesto—. Y sobre todo la bienvenida a Peter Lanzani. Todos te extrañábamos.

De repente, el gimnasio estalló en aplausos, mi nombre siendo gritado por varios de los estudiantes. Me volví un poco y los salude, sintiendo que podía morir de la vergüenza.
 
—Nuestra escuela sufrió una gran tragedia, todos saben eso —dijo el Director Dalmau, deteniéndose frente a la mesa e inclinándose en ella—. Se hicieron algunas malas decisiones y por desgracia, hay algunasconsecuencias permanentes debido a ello.
 
Oh Dios mío. Pensé que iba a morir.
 
—Peter —El Director Dalmau se dirigió a mí directamente—. En realidad esta es la segunda asamblea que hemos tenido en dos semanas. Todo el cuerpo estudiantil dirigió la última. Me gustaría pedirle a nuestro presidente del cuerpo estudiantil, Paula Reca, que suba y te informe sobre lo que se habló en la última.
 
Oh no...
 
Realmente iba a morir.
 
Paula se concentró en bajar por las escaleras, sus tacones resonando con cada paso que daba. Esbozó una sonrisa mientras nos pasaba a Lali y a mí, y tomó el micrófono del Director Dalmau.
 
—Peter —dijo, mirándome directamente—. Lo qué pasó es más allá de trágico. Y en realidad, todos somos culpables de lo que te pasó. Como miembro del cuerpo de estudiantes, todos admitimos que tenemos un problema. Viviendo en una isla pequeña con, seamos sinceros, básicamente nada que hacer en esta época del año, con demasiada frecuencia recurrimos al alcohol para mantenernos entretenidos.
 
Oí a un montón de gente retorciéndose mientras Paula hablaba. Me pregunté si todo el mundo en la fiesta de Nico había admitido estar allí. Prácticamente todo el mundo en la escuela bebía de vez en cuando en las fiestas.
 
—Pero con todo lo que te ha pasado Peter, nos hemos dado cuenta de que tenemos un problema. Y no queremos ver incrementar esto hasta que pase algo peor. Con lo horrible que fue tu accidente, podría haber sido mucho peor.
 
Miré por encima del hombro a los estudiantes detrás de mí. Me sorprendí al ver que varias chicas tenían los ojos enrojecidos, un montón de chicos estaban asintiendo con la cabeza inclinada hacia adelante, pendiente de cada palabra que decía Paula.

—Todos hemos hablado, y estamos dispuestos a renunciar a ello. Todas las bebidas alcohólicas, todo el alcohol —continuó Paula, sus ojos pasando sobre el cuerpo estudiantil. Me sorprendió que sus rostros reflejaban lo que ella decía—. Estamos listos para hacer una promesa de no beber más, nunca, este año escolar.
 
Paula agarró uno de los papeles de colores fuera de la mesa y lo sostuvo en alto. —Estoy pidiéndole a todos que firmen conmigo. Para no volver a beber, y no dejar que otra tragedia como esta vuelva a ocurrir nunca más en nuestra escuela. Hay lapiceros aquí y un poco de cinta. Vamos a ponerlos en la pared en el área común como recordatorio de nuestro compromiso.
 
Nadie se movió por un momento, todo el mundo esperando a que alguien diera el primer paso. Y luego Mariana se puso de pie y caminó hacia la mesa. Agarró un compromiso de color verde brillante y escribió su nombre en letras grandes y gruesas. Cogiendo un trozo de cinta, se dio la vuelta y me miró.
 
Me puse en pie y me acerqué a la mesa. Apenas mirando a Paula, cogí un papel azul, puse mi nombre, y cogí un trozo de cinta. Oí una masa de pies detrás de mí y me volví para ver el cuerpo estudiantil completo bajando las gradas.
 
Estaba con Mariana a un lado y vi como todos y cada uno de ellos firmó su nombre en el compromiso. Todos me miraron cuando terminaron. Muchos decían cosas como:
 
—Lamento lo que sucedió.
 
—Me alegro de tenerte de vuelta.
 
—Gracias por la llamada a la realidad.
 
Y entonces, como un cuerpo de estudiantes, todos nos presentamos fuera del gimnasio dentro de las áreas comunes. El profesor de Gobierno de los EE.UU., el Sr. Crow, se detuvo en lo alto de una escalera. Uno por uno, cada uno de los estudiantes le entregó sus promesas y las pegó a cada lado del pasillo que daba a las áreas comunes. Con Paula dirigiendo en dónde ponerlos, las pegó. Sería lo primero que todo el mundo vería cuando entraran por la puerta principal todos los días.
 
Al mirar alrededor a mis compañeros, me sorprendí al ver que realmente lo querían cuando firmaron el compromiso. Lo vi en cada una de sus caras. Estaban realmente sentidos por lo que me pasó.

Sabía que un montón de ellos realmente no mantendrían la promesa el año entero. Pero esto era un paso. Verdaderamente estaban dispuestos a intentarlo. Al menos por un tiempo.
 
Fuera de todo lo malo que había pasado en las últimas semanas, al menos algo bueno había salido de esto. Tal vez con lo que me había pasado, pude evitar que algo peor le sucediera a alguien más.

7 comentarios :

  1. Un compromiso hecho x todos.
    Nunca es bueno beber en exceso,aunque pienses k es divertido ,lo k se está haciendo es nublar los sentidos ,y verdaderamente no te diviertes.

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  2. ayy es muy feo lo q le paso a peter, debe ser muy dificil estar en una situaciona asi :(
    maass

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  3. Quiero beso laliter : D

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  4. Me encanta la solidaridad que le mostraron

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  5. que bueno q todos asumieron ese compromiso
    me encanta como lali trata a peter
    beso

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