domingo, 10 de noviembre de 2013

Capitulo 29

8 horas después de dormirnos
15 semanas hasta cumpleaños de Lali

El sonido de la vibración de mi teléfono me sacó de sueños en los que volaba. Miré mi reloj, pensando quien sería que me llamaba a media noche. Pero nada parecía familiar. Mi reloj no estaba donde debía estar. Estas mantas no me eran familiares.

El sonido de alguien más durmiendo junto a mí en la cama no era familiar.
 
Mierda.
 
Buscando a través de la oscuridad, traté de alcanzar mi teléfono antes de que la llamada se fuera al correo de voz. Mi estómago se hundió en mis rodillas cuando vi eran las 3:12 a.m. y mamá me estaba llamando.
 
Finalizando la llamada, me pongo a escribir un mensaje de texto a mi mamá. Lo siento. Me quedé dormido, ya voy para la casa.
 
Revisé mi teléfono después de enviar. Mamá había llamado cuatro veces, papá había llamado dos veces, y Euge había llamado una vez. Había dos correos de voz de mamá, en uno de gritaba y me exigía que fuera a casa inmediatamente, otros muy preocupada, diciendo que si no llegaba a casa pronto mandaría por la policía para que me buscaran en una zanja.
 
Dándome cuenta de que aun estaba más desnudo que vestido, comencé a ponerme mis cosas aun húmedas. Mi estómago se sentía enfermo mientras buscaba mis llaves. Estaba en problemas.
 
Volví a la habitación de Lali, inclinándome sobre la cama y deposite un beso en su frente. A través de la tenue luz vi sus pestañas abrirse. Se vio confundida por apenas un segundo, y luego se extendió una sonrisa por su rostro.

Por un segundo consideré dejar que mamá llamara a la policía. Ir a casa era lo último que quería hacer.
 
—Oh no —dijo Lali, su expresión se volvió seria, casi tan rápido como había sonreído—. Probablemente estas en un montón de problemas, ¿Verdad?
 
Asentí, dándole una sonrisa de lado dando a entender que había valido la pena. Besé sus labios, brevemente. Ella murmuró adiós y me escabullí por la puerta.
 
La nieve había comenzado a derretirse en las carreteras por la tarde,pero cuando las temperaturas cayeron de nuevo para congelarla esa noche, acaba de hacer que toda la nieve derretida en los caminos se volviera hielo. Resbale una y otra vez durante el trayecto. Cuando conduje pasando el aeropuerto, vi un coche azul a en medio de una zanja. Después de bajar la velocidad para asegurarme de que no había nadie todavía en él, continué mi camino a casa.
 
Pero el pesado camino era nada comparado con lo que yo sabía que me estaba esperando cuando entrara por la puerta grande.
 
Estacionándome en la entrada, vi luz encendida en la sala. Me estaban esperando.
 
Sentí como si mi corazón estuviera tratando de salir de mi pecho mientras caminaba por la acera. Abrí la puerta. Mamá estaba sentada en una cómoda silla en la esquina con sus brazos cruzados sobre su pecho. Papá daba golpes al piso con su pie, frotando su barbilla con una mano. Se congeló cuando cerré la puerta detrás de mí con un pequeño clic.
 
Todos nos quedamos allí en silencio por silencioso. Echando un vistazo al reloj en la pared, vi que era 3:38.
 
Estaba tan muerto.
 
—Sabes que estás castigado, ¿verdad? —dijo mamá con una voz tensa. Vi sus manos temblorosas donde se abrazaba a si misma.
 
Simplemente asentí.
 
—Sabes que casi me dio un ataque, preocupándome que recibiera una llamada de que habías sido encontrado en una zanja otra vez, ¿Cierto?
 
Miré a papá, asintiendo con la cabeza. Yo no estaba seguro si mi papá quería decir algo o no. Sólo me miraba fijamente con los ojos en blanco.

—Pensé que iba a volverme loca —dijo mamá, su voz y su cuerpo se relajaron un poco—. Llamé a los padres de la Nico, llamé al director Dalmau. Traté de llamar a casa de Mariana, pero su número no estaba en el listado.
 
Mi estómago se comprimió en ese instante. Mariana no tenía una casa a la cual le llamaran.
 
Mamá cerró sus ojos, tomando una respiración profunda. Casi podía como trazaba mi castigo detrás de sus párpados.
 
—Está bien —dijo, abriendo lentamente sus ojos—. Estás castigado por una semana. Eso significa no Mariana, Peter —dijo, sus ojos cada vez se volvían más serios. Quería protestar, pero yo sabía que lo merecía—. ¿Tengo que darle un toque de queda real?
 
Sacudí mi cabeza. Mamá nunca nos había dado a ninguno sus hijos un toque de queda oficial, sólo era una regla implícita de que nunca pasaran noches como ésta.
 
—Está bien —dijo mamá, sus ojos repentinamente lucían cansados.
 
Volteé a ver a papá. Me sorprendió que su expresión no fuera más dura que eso.
 
—Ve a dormir un poco —dijo, señalando con la cabeza en dirección a mi dormitorio.
 
Mientras caminaba hacia mi habitación, el adolescente en mi quería protestar, para defenderme. No es como yo hubiera hecho algo realmente malo. Sólo me había quedado dormido, por eso había llegado tan tarde. Y sin embargo yo sabía que tenían todo el derecho a estar preocupados.
 
Teniendo en cuenta mi pasado, me sorprendió que no hubieranllamado a la policía.
 
Mientras me quitaba mi ropa, apagaba las luces, y subía a la cama, mi lengua recorrió mis labios. Algodón de azúcar.
 
Sí, estaba en serios problemas.
 
Pero había valido la pena.

15 comentarios :

  1. Me encanta subí más noveeee porfíss
    😊

    ResponderEliminar
  2. que castigo mas feo q le dieron a peter
    besos

    ResponderEliminar
  3. Lo bueno esque se pueden ver en la escuela subí mas noveeeeeeeee
    Me encanta. : D

    ResponderEliminar
  4. Subí más noveeee me muro por leer más
    Me encanta

    ATTE: Valeria : )

    ResponderEliminar
  5. Pero que castigo por dios : 😳

    ResponderEliminar