viernes, 29 de noviembre de 2013

Capitulo 4

—No hay problema —susurro, mientras se pone de pie para marcharse—. Que duermas bien.

Mi mamá asiente. La veo irse y suspiro. Mi vida es un desastre.


Capitulo 4

No puedo dejar de sonreír todo el día. Decir que estoy deseando que llegue el fin de semana es un eufemismo. Agarrando mis libros, me preparo para justo cuando acabe la clase de arte. Me toma un tiempo llegar al autobús, y luego a la tienda y de regreso a casa de nuevo. Cierro de golpe la puerta de mi casillero y salto un poco. Pablo está de pie allí, mirándome.
 
—Hola —digo lentamente.
 
—Hola, tu nombre es Mariana, ¿verdad?
 
—Sí —le respondo en estado de shock.
 
La comisura de su boca se retuerce.
 
—Sólo pensé en desearte feliz cumpleaños.
 
—Gracias.
 
—Entonces, ese chico... —comienza.
 
De repente, una voz grita.
 
—¡Pablo! —Cierro los ojos en señal de derrota. Paula se acerca y pone su mano en su hombro—. ¿Qué estás haciendo?
 
Con una mirada perpleja, responde.
 
—Hablando con ummm... Mariana.
 
Los ojos de Paula giran hacia mí. Para ahorrarme un poco de dignidad, murmuro—: Adiós. —Y me alejo. En serio, esa chica está crispando mi último nervio. Sólo tengo que superar la clase de arte.
 
Terminaremos nuestros cuadros y luego estaré libre de mi prisión por un par de días.
 
Para evitar otro encuentro con mi endemoniada torturadora, agarro mi pintura y suministros de arte antes de siquiera sentarme. Cuando llego a mi asiento, extiendo todo sobre la mesa. Mis ojos miran hacia abajo a mi pintura. Está bien, sólo una simple escena de un lago. Soy grandiosa dibujando, pero sólo medio buena en pintura.
 
De repente, la sombra delatora pasa sobre mi escritorio de nuevo.
 
—Entonces, Pablo me dijo que era tu cumpleaños y que te cantaron anoche.
 
—Sí —contesto, sin siquiera mirarla.
 
Inclinándose hacia delante en el frente de la mesa, Paula se ríe.
 
—Qué linda, ¿tienes cinco?

—Todo eso lo hizo Peter. Fue su idea.
 
Golpetea su barbilla y sigue—: Peter, Peter, Peter, oh, tu novio por pago.
 
—Debo ser rica, porque paso muchas horas con él —replico, pintando una línea en la página.
 
Suena la campana y el profesor me salva al comenzar la clase inmediatamente. Paula se ve obligada a sentarse. Bueno, al menos tengo un tiempo para terminar este proyecto.
 
Después de que mi profesor deja de hablar, todo el mundo comienza a trabajar en sus pinturas también. Afortunadamente, Paula es una artista horrible y tiene mucho que terminar en la suya.
 
Después de veinte minutos de clase, hay un golpe en la puerta. Cada uno por supuesto mira hacia arriba. El profesor se acerca a responderla. Hay un tipo parado en el pasillo. Cuando miro detenidamente, veo que es un hombre que sostiene un ramo de flores, rosas para ser exacta. Camina hacia delante y se las entrega a mi profesor. Mira la tarjeta.
 
—Mariana... ummm... tienes flores aquí para ti.
 
Hay murmullos instantáneos en el aula. Oh no, Peter, te voy a matar. A regañadientes camino hasta el frente del salón. Mi profesor me las da, un poco con los ojos abiertos.
 
—Gracias —le susurro.
 
Mientras regreso a mi puesto, tengo que sonreír. Son unas hermosas rosas rojas y huelen fantástico. Tratando de no sonreír demasiado, me vuelvo a sentar. Hay una tarjeta y la saco. Juego con ella un tiempo. Cuando levanto la vista todo el mundo está mirándome. Extraño. Finalmente me aparto de todo el mundo y abro la tarjeta. Antes de que pueda leerla, es arrancada de mi mano.
 
—¡Paula! —grito—: ¡Devuélvemela!
 
Pero es demasiado tarde, ya la abrió.
 
—Mariana —empieza con fuerza—. La pasé muy bien anoche y no puedo esperar para verte el sábado. Espero que esto ayude con la... guillotina. Guillotina... ¿Qué diablos es una guillotina?
 
—Algo que de verdad necesitas verificar —grita alguien.
 
Con una mirada de disgusto, me mira embobada. Agarro la parte posterior de la tarjeta y digo:
 
—Me quedaré con esto, muchas gracias. —Paula sólo sigue mirándome—. ¿Qué? —suelto—. ¿Nunca te enviaron flores a la escuela antes?

Belen y Melody empiezan a reír. Belen es la que dice—: No, no lo ha hecho. —Paula se da la vuelta y le da una mirada de muerte. Las otras dos chicas vuelven a sus proyectos.
 
—Voy a resolver esto —dice furiosa Paula.
 
—¿Qué hay que resolver? —Prácticamente grito—. ¿Quieres estás? Aquí las tienes, si eso te hará callar. —Empujo las flores hacia ella.
 
Dándose la vuelta, responde:
 
— Ni siquiera me gustan las rosas.
 
—¡Claro! ¡Eso es! —grita un chico delante de mí. Me echo a reír con todos los demás.
 
Para mi alivio, Paula me ignora después de clase. Mi cara se pone roja cuando todas las personas que paso se vuelven para mirarme y luego a las flores. Hablando acerca de tener todos los ojos en ti. Es como si tuviera un gran faro rojo en la cabeza. Decido ir a casa primero y dejar todo.
 
La casa está vacía. Gracias a Dios por los pequeños favores. Pongo las flores en mi cama y me quedo allí por un minuto. Ni siquiera creo que tengamos un jarrón. Sí tenemos una jarra de cristal sin embargo. Voy abajo y la agarro, llenándola de agua. Con una llamarada artística, arreglo las flores. Nunca me han mandado flores antes. Esto es grandioso.
 
Mi mente está aturdida por el resto de la noche. Sé que no me las envió por razones románticas, pero se siente muy bien. Cuando estoy allí mirando al techo, tengo una idea. Rodando sobre mi estómago, agarro mi cuaderno de dibujo. La escena viene a mi mente y empiezo a dibujar.
 
A las 11:45 del día siguiente, estoy sentada junto a la ventana, mirando la calle. Tengo el casco listo en mi cama y mi mochila en mi espalda. Mi madre sigue durmiendo su previa borrachera, pero no quiero correr el riesgo de que me vea. De repente, oigo el acelerar de la moto. Cruzo mi habitación, tomo el casco y vuelo a la planta baja.
 
Peter apenas se detiene antes de que corra a su lado.
 
—Hola.
 
Se quita su casco y se ríe.
 
—¿Estamos ansiosos?
 
—No, quiero irme antes de que mi madre se despierte —afirmo, apurándolo con mis manos.
 
—Bien, bien —responde—, sube.
 
Me pongo rápidamente el casco y subo a la parte posterior.
 
—¿A dónde vamos? —grito.

—Ya lo verás.
 
Mientras conducimos ni siquiera puedo registrar a dónde vamos. Cuando por fin nos detenemos, abro mi visor.
 
—Tienes que estar bromeando, ¿verdad?
 
Riendo, Peter niega con su cabeza.
 
—No, dijiste que confiarías en mí.
 
Me bajo y me quito el casco.
 
—Dije que iba a confiar en ti, ¡pero no tengo ni idea de qué hacer allí! Me corto en cabello en el centro comercial, como por doce dólares.
 
—Yo me encargo —dice, bajando de la moto—. Sé lo que estoy haciendo.
 
—Eso espero —me quejo, mientras me empuja hacia adelante.
 
Entramos en el salón y sé que estoy hasta el cuello. Allí hay una recepcionista emperifollada y su champú probablemente cuesta más que mi habitual corte de cabello completo.
 
—Hola —dice Peter—. Estamos aquí para ver a Debbie.
 
La recepcionista le da una sonrisa muy coqueta y mira hacia abajo.
 
—Mariana —dice ella, mirándome. Su ceja se levanta inmediatamente. Me mira y luego a Peter—. ¿Tu hermanita?
 
Una mirada de asombro cruza mi cara.
 
—No —afirma Peter—. Es mi muy cercana amiga, de todos modos, estamos aquí para ver a Debbie.
 
—Sí —responde, mirándome—. Iré por ella de inmediato.
 
Cuando se va, me dirijo a Peter y siseo—: ¡Mira! ¡Tengo eso todos los días! ¡Tenemos que irnos ya!
 
—Relájate —enfatiza Peter, poniendo su brazo alrededor de mí—. Nadie te va a morder.
 
—Sí, claro —murmuro, cruzando los brazos.
 
De repente, esta perfecta belleza rubia viene alrededor de la esquina.
 
—¡Peter! —grita. Me suelta, para ir a abrazarla. Ella le da un beso en la mejilla—. ¿Qué estás haciendo aquí?
 
—Debbie, requiero un poco de tu experiencia. Esta es mi amiga Mariana. Ella en cierto modo... bueno... necesita nuestra ayuda. —Peter hace gestos hacia mí.
 
—Gracias Peter —chasqueo.
 
Debbie me mira pensativa.

—¿Qué es lo que quieres hacerte? —pregunta.
 
—No tengo idea —respondo—. Esto es terriblemente embarazoso.
 
—Tonterías —se ríe Debbie—. Me encanta dar cambios de imagen.
 
La recepcionista salta.
 
—Ella te tiene reservada durante cuatro horas.
 
—¡Cuatro horas! —escupo—. ¡Peter!
 
Comienza a retroceder hacia la puerta, con esa increíble sonrisa matadora.
 
—Estarás bien.
 
—¡Rata sucia! ¡Me dejarás aquí sola!
 
—Debbie será buena contigo, te lo prometo. De todos modos, quiero que sea una sorpresa, como abrir un regalo de navidad. Mi tarjeta de crédito ya está registrada para eso, haz lo que quieras.
 
Ahora, eso me pone loca.
 
—Peter, no puedes pagar por esto. Sé serio.
 
Mientras su trasero golpea la puerta, se detiene y dice—: No tengo novia, así que necesito a alguien en quien gastar el dinero que no sea yo. Esto me hace muy feliz, así que por favor disfrútalo. Explora, descubre quién quieres ser. No te puedo dar consejos sobre cabello, no puedo enseñarte a ponerte maquillaje, pero puedo llegar a las personas que hacen que eso suceda. Este es el comienzo de una nueva tú que pueda mostrar al mundo cuán maravillosa eres. Veo eso y quiero que todos los demás vean eso también.
 
—Gracias Peter —suspiro con una sonrisa suave—. Esto significa todo para mí.
 
—Bueno —dice riendo—, creo que esto te va a volver loca.
 
Debbie responde—: Cuando haya terminado con ella, volverá locos a todos.
 
Peter empuja la puerta abriéndola y me manda un beso. Tengo muchas ganas de levantarle al dedo del medio en este momento. Hace su salida y tengo que girar para mirar a Debbie.
 
—Soy una chica muy torpe que no sabe nada de nada de esto, así que por favor sé amable.
 
—Vamos —dice Debbie, animándome con su cabeza—. Empecemos a trabajar.
 
La sigo de vuelta a su pequeña área. Le da palmaditas a la silla y me siento.

Envolviendo la bata alrededor de mí, Debbie comienza a jugar con mi cabello.
 
—Entonces, tienes que tener una idea de cómo quieres que se vea tu cabello.
 
—Honestamente, no sé ni lo que se vería bien —contesto, un poco derrotada.
 
—Regresaré —me dice Debbie, mientras se aleja.
 
Mi corazón corre con la inquietud que estoy sintiendo. Ruego a Dios no conocer a nadie que entre mientras estoy haciendo esto. Debbie finalmente reaparece junto a mí. Tiene un par de libros.
 
—¿Qué son esos? —le pregunto.
 
—Elegirás un corte de cabello que te guste —responde. Debbie comienza a jugar con mi cabello otra vez—. Bueno, tus puntas están un poco quemadas, así que tendré que cortarlas un poco. ¿Quieres que tu cabello siga siendo largo?
 
Encogiéndome de hombros, le digo—: No lo sé. Realmente no me importa, siempre y cuando se vea bien al final.
 
—Te verás más que bien —responde Debbie mientras sonríe ampliamente—. ¿Quieres un consejo?
 
Casi sin aliento, exclamo—: ¡Sí, por favor!
 
—Digo que lo lleves corto, no como chico, sino como aquí —dice llevando sus palmas a mi cuello—. Después te lo pintaremos.
 
—¿De qué color pintarás mi cabello? —pregunto vacilante.
 
Debbie golpea su barbilla.
 
—En realidad, creo que haremos unos reflejos claritos y oscuros. Darle un poco de contraste a ese cabello tuyo.
 
—No tengo ni idea de lo que acabas de decir, pero confiaré en ti — suspiro—. No puede verse mucho peor de lo que ya se ve.
 
Tomando un libro, Debbie comienza a hojear las páginas.
 
—Tienes buen cabello. Sólo tienes que aprender cómo trabajarlo. La mayoría de las mujeres matarían por los rizos que tienes.
 
—No me gusta que mi cabello sea rizado —replico malhumorada.
 
Con una carcajada, Debbie dice—: Amarás tu cabello rizado una vez que sepas qué hacer con él.
 
—Está bien —murmuro.
 
—Aquí, éste es el corte de cabello que te haré. —Me entrega el libro.
 
Miro la foto.

—¿Harás que mi cabello se vea así?
 
—Conseguiré que tu cabello se vea mejor que eso —susurra, inclinándose sobre mi hombro—. Confía en mí, señorita Mariana, serás una nueva persona cuando haya terminado contigo.
 
El tiempo pasa como un borrón mientras observo cómo le pone color a mi cabello.
 
Me siento incómoda, pero me fascina al mismo tiempo. No puedo dejar de reír cuando me veo a mí misma en el espejo.
 
—Luzco como si estuviera usando un sombrero de papel de aluminio para mantener a los alienígenas fuera de mi cabeza.
 
—Sí —resopla Debbie—. Es un proceso de miedo a veces. ¿Quieres algo de beber?
 
—¿Tienes agua? —le pregunto.
 
Asintiendo, responde—: Así es. Estaré de vuelta.
 
El salón está muy ocupado ahora. Medio miro lo que las demás se están haciendo en el espejo. Una parte de mí quiere que mi mamá esté aquí. Por supuesto, parte de mí quiere que mi mamá se preocupe por algo que tenga que ver conmigo.
 
Finalmente, Debbie se acerca con una botella de agua.
 
—Aquí tienes cariño.
 
—Gracias. —Tomo un gran trago porque mi garganta está seca, probablemente, porque estoy muy nerviosa. Levantando la mirada hacia Debbie, digo—: ¿Puedo hacerte una pregunta?
 
—Claro —responde, apoyada en el mostrador.
 
Curiosa, pregunto—: ¿Cómo conoces a Peter?
 
—Solíamos salir —responde, con una sonrisa suave.
 
—Eso no me sorprende.
 
Frunciendo el ceño, Debbie responde—: ¿Por qué dices eso?
 
Muevo mi mano hacia ella.
 
—Eres hermosa, él es hermoso. Como que van de la mano.
 
—¿Por qué, estás interesada en él?
 
Sacudiendo la cabeza, digo—: No, no, no, no le digas eso.
 
—Es un tipo muy agradable —responde Debbie—, pero muy cerrado. En realidad no quiere hablar de su pasado en absoluto. Cuando empecé a presionar sobre el tema, rompió conmigo.
 
Una oleada de sorpresa pasa a través de mí.

—¿En serio?
 
—Así es.
 
—Sin embargo, sigues siendo amable con él —señalo.
 
Ella asiente.
 
—No estuvimos saliendo tanto tiempo, y quisimos ser amigos al final.
 
—Está bien —digo en voz baja. Me pregunto lo que sucedió en su pasado que no puede ni hablar de él. Quiero decir, no lo conozco muy bien, pero aun así, me pregunto qué tipo de persona realmente es. Esa es una pregunta tonta, Mariana. Es un gran chico, porque está haciendo todo esto por una chica que no conoce. Peter está haciendo esto por ti.

7 comentarios :

  1. Me supeter encanta peter quedara sorprendido cuando la vea bu
    Subi mas noveeeee me encanta

    ATTE: valeria : )

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  2. dios en momentos como estos odio ser de argentina me quieren decir con que necesidad!con que necesidad en todos los diarios que compra mi Mama va a salir fotos y notas de peter con esa! y encima todos los días loco "una pareja joven y hermosa" dicen dejense de joder pareja hermosa es LALITER no hinchen. Listo ya hice catarsis me van a tener que aguantar hoy besos Naara muy bueno capítulo

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