sábado, 30 de noviembre de 2013

Capitulo 6

—Por favor, Peter —susurro—. No sé cuán mal este ella hoy. No entiendes.
 
De repente, oigo—: ¿Mariana?
 
Mi corazón se cae a mi estómago, veo a mi madre de pie en el porche.
 
—Oh no. 


Capitulo  6

Ella se cruza de brazos.
 
—¿Qué hiciste?
 
—Hola, soy Peter. —Camina hacia mi madre y estira su mano. Corro rápidamente tras él—. Llevé a Mariana a arreglarse el cabello hoy. ¿Acaso no luce bella?
 
Veo con horror como mi mamá mira a Peter. De pronto, tiene una sonrisa realmente malvada.
 
—¿No eres delicioso? ¿Dijiste que tu nombre es Peter?
 
—Sí —responde.
 
—Soy la madre de Mariana, pero me puedes llamar Sandra. ¿Alguien alguna vez te dijo que tienes ojos hermosos?
 
Oh, bien.
 
—Mamá, vine a preguntarte si me podías dar algo de dinero.
 
—¿Para qué? —pregunta, volviéndose hacia mí.
 
Haciendo una mueca, le digo—: Necesito una plancha, y bueno, un secador de cabello y algunos cepillos. Acabo de aprender cómo acomodar mi cabello, pero no tengo nada con qué hacerlo.
 
—¿Tu la llevaste a que se arreglara el cabello? —consulta mi mamá, mirando a Peter.
 
—Sí, lo hice. Quiero decir, puedo comprarle las cosas. No hay problema —responde.
 
Mi madre niega.
 
—No, le daré algo de dinero. Creo que debería haber sido la que la llevara.
 
—Está bien —le digo—. Me divertí mucho.

—Bueno, te ves bonita —suspira mi mamá—. ¿Por qué no sólo te doy mi tarjeta de débito? Sabes cuál es el pin.
 
Peter se adelanta.
 
—Eres más que bienvenida a venir.
 
¡NO! ¡PETER! Rápidamente tartamudeo:
 
—Está bien.
 
—Sí... bueno, no, iré al bar... quiero decir, a ver a mis amigos. No estaré en casa hasta muy tarde —dice mi mamá en voz baja.
 
—Está bien. Creo que vamos a conseguir algo de comer, también. ¿A menos que quieras que cocine algo? —le pregunto a Peter—. Sólo tendría que ir al supermercado.
 
Sonriendo, Peter dice—: No, te ves maravillosa. Tenemos que mostrarte.
 
—Creo que necesita que la enseñes —mi mamá se ríe—. Tienes un novio delicioso.
 
—Oh —le interrumpo—, no es mí...
 
Deteniéndome, Peter dice—: Gracias, pero soy afortunado de tener una hermosa novia.
 
—Gracias —le susurro, mirándolo. Sólo me guiña en respuesta.
 
—Iré por mi tarjeta de débito —murmura mi madre, mientras camina hacia la puerta principal. Su pie se desliza un poco. Oh no, ya ha estado tomando.
 
Corro hacia ella.
 
—Mamá, umm, ¿Quieres que te lleve con tus... amigos? Tal vez no debas conducir.
 
En un instante, su personalidad cambia.
 
—¿Por qué necesitaría un paseo?
 
—Mamá —siseo en voz baja—. No puedes manejar así. ¿Qué pasa si te quedas tirada otra vez?
 
Al abrir la puerta de un tirón, mi mamá gruñe—: Llamaré un taxi.
 
Mi corazón se rompe. Miro a Peter. Sólo puedo imaginar lo que está pensando. Sus ojos se quedan fijos en los míos, y me da una sonrisa suave. Mientras mi mamá entra en la casa, simplemente se acerca a mí. Envolviendo sus brazos alrededor de mí, susurra—: Mira, no me iré a ninguna parte.

Envolviendo mis brazos alrededor de él, respondo—: Gracias. — Mientras lo dejo ir, digo—: Ella está teniendo un buen día. La mayoría de las veces es mala y desagradable.
 
—Bueno, sigamos adelante y terminemos de tener un gran día. No necesitamos pensar en esto.
 
—Gracias —suspiro—. Vamos, ella se distrae con facilidad, por lo general por una botella de licor. Es fin de semana. No hay nada que la detenga.
 
Al abrir la puerta, paso al interior con Peter justo detrás de mí.
 
—Entonces, esta es mi casa —digo, cerrando la puerta—. Hago toda la limpieza, así que si algo está desordenado, lo siento.
 
—Quiero ver tu habitación —afirma Peter—. ¿Está arriba? —Empieza a caminar hacia las escaleras.
 
—¿Por qué te gustaría ver mi habitación? —pregunto, esquivando delante de él para cerrarle el paso.
 
Sigue caminando, empujándome hacia la escalera.
 
—Porque somos amigos ahora, y los amigos tienen que ver la vida del otro. Yo te mostraré la mío, si me muestras la tuyo.
 
—¿¡Qué!? —jadeo.
 
—Te mostraré mi apartamento, si me muestras tu habitación —dice él riendo.
 
Tratando de mantenerlo quieto, le digo:
 
—No.
 
De repente, me levanta y me lanza por encima del hombro.
 
—Sí.
 
—Peter —Trato de no gritar tan fuerte.
 
Se ríe y sólo sube los escalones. Me va a dejar caer. Me voy a morir. Voy a caer por las escaleras y a morir.
 
—¿Qué puerta es? —pregunta Peter, mientras por fin llegamos a la cima.
 
—¡Suéltame! —exijo.
 
Entonces, lo hace.
 
—¿Cuál es?
 
—Ésta —suspiro, haciendo un gesto hacia la puerta detrás de él—. Nadie ha estado en mi habitación desde que tenía 13. No esperaba compañía.

—Está bien —dice Peter—. Espera a que veas mi apartamento. Parece que nadie ha estado allí en 13 años. Tengo que limpiar, pero siempre parezco desviarme.
 
Eso me hace sonreír.
 
—Pero recuerda, te debo una. Entonces, tengo que limpiar. 

Poniendo una sonrisa muy retorcida en su rostro, Peter ríe.
 
—Es correcto. Oh, tienes las manos llenas.
 
Sacudo la cabeza y abro la puerta de mi dormitorio. Un nudo de nerviosismo se encuentra en mi estómago.
 
—Así que, este es mi arte.
 
—Oh… mi... Dios... Mariana. Esto es... simplemente increíble.
 
Peter se acerca a la primera pared. Todas y cada una de mis paredes están cubiertas con mi arte. Mis mejores piezas están enmarcadas. El resto son collages. Con cuidado, mira cada cuadro.
 
—Te haré una promesa —susurra Peter.
 
—¿Cuál? —pregunto, acercándome a él.
 
Volviéndose para mirarme, Peter dice—: Haré todo lo posible en mi poder, para asegurarme de que vayas a la escuela por esto. Lo digo en serio.
 
—Ojalá —le respondo—. Ese sería un sueño hecho realidad.
 
—Llegaremos hasta allí, incluso si tengo que vender algunos de mis órganos. 
 
Eso me hace reír.
 
—Sólo si son órganos buenos.
 
Peter sonríe. Se vuelve para mirar las piezas enmarcadas.
 
—Podría pasar el resto de la noche mirando tu trabajo. Diría que deberíamos conseguir una botella de vino y hacer precisamente eso, pero por desgracia, sigues siendo sólo una niña.
 
Le doy una palmada en el hombro.
 
—¡Soy sólo tres años más joven que tú!
 
—Sí, lo sé —se ríe—. Todavía tienes mucho que aprender, saltamontes.
 
Estrechando los ojos, tengo que preguntar.
 
—¿Es así como me ves? ¿Cómo una niña?
 
—¿Qué? —responde, volviéndose para mirarme.
 
—Nada —le digo, sacudiendo la cabeza. Señalando el cuadro junto a Peter, le digo—: Esta es mi pieza favorita. Ella era la viejita con la que era voluntaria. Bueno, déjame retroceder, hace un año me presenté como voluntaria en un centro de cuidados paliativos. Se llamaba Rita. Era la ancianita más dulce, y tenía las mejores historias que contar de su vida. La cosa es que su familia no tenía nada que ver con ella. Estaba sola y muriendo. Me rompió el corazón. Nos hicimos muy buenas amigas. Me quedé con ella y estuve realmente allí cuando murió. De lo contrario, habría estado sola. No pude ser voluntaria más después de eso. Era lo más parecido que tuve a una abuela. No fue por tanto tiempo, pero dejó una gran huella en mí.
 
Peter ve con mucho cuidado el dibujo.
 
—Es muy difícil ver que alguien muera.
 
—Lo es —le respondo—. Especialmente cuando es alguien tan inocente, dulce y una persona buena. Casi parece mal.
 
De pronto, enderezándose, Peter toma una respiración fuerte.
 
—Sí, la muerte puede ser... muy injusta.
 
—¿Alguna vez perdiste a alguien? —pregunto.
 
Pasando esquivándome para ver más de mi arte, Peter no dice nada por un minuto. Finalmente, responde en voz baja—: Creo que todos hemos perdido a alguien en algún punto.
 
De repente, la puerta se abre.
 
—Esta es la primera vez que he tenido que preocuparme por un chico en tu habitación.
 
Nos volvemos para ver a mi madre. Tiene una copa en una mano y su tarjeta de débito en la otra.
 
—Peter sólo está viendo mi trabajo —le digo.
 
—Bueno, aun así, creo que es hora de que hablemos sobre control de natalidad.
 
Oh, Señor, ¡ten misericordia de mí!
 
—¡Mamá! —grito—. ¡No digas cosas como esa delante de la gente!
 
Peter resopla detrás de mí.
 
—Señora, no tiene que preocuparse por esas cosas.
 
—Entonces, ¿le estás proporcionando protección? —Mi mamá difama un poco—. Será mejor que lo estés haciendo.
 
Me voy a morir.
 
—Mamá, no estamos teniendo sexo. No seas ridícula.
 
—Miro la televisión. ¡Sé lo que pasa en estos días, todas esas personas de su edad siendo promiscuas!

—Mamá —siseo bruscamente—. Soy virgen, así que no hay nada de lo que necesites preocuparte.
 
Empuja hacia adelante la tarjeta de débito.
 
—Aquí, consigue lo que quieres. Debes comprar ropa nueva, también, para que acompañen a tu cabello.
 
—Estamos planeando hacer eso el próximo fin de semana —responde Peter amablemente.
 
Asintiendo, mi madre murmura—: Bueno, iré al bar ahora.
 
—¡Diviértete! —digo con sarcasmo, pero pasa completamente desapercibido para ella. Volviéndome hacia Peter, exclamo—: ¡Lo siento por mi madre!
 
Peter se ríe.
 
—Está bien.
 
—No está bien —suelto—. ¿Cuán más horriblemente avergonzada podría estar?
 
—Podría habernos dicho que fuéramos a comprar algunos anticonceptivos.
 
Mis ojos casi explotan.
 
—Probablemente me habría muerto.
 
—Deberías utilizar protección siempre —dice, con una gran sonrisa
 
—¡Peter! ¡Cállate!
 
Eso lo hace reír aún más.
 
—Esto hace mi día.
 
—Me alegro de que te resulte tan gracioso —murmuro.
 
—Relájate, al menos no nos dio la charla. —Solo lo miro con una mirada en blanco. Estrechando los ojos, pregunta—: Tuvo esa conversación contigo ¿no?
 
Mi cara se calienta de rubor.
 
—Uf, más o menos, hemos tenido algunas conversaciones extrañas, mientras está borracha.
 
Con una enorme sonrisa en su rostro, Peter pregunta—: ¿Tengo que hablar contigo al respecto?
 
—¡No! —prácticamente grito—. En verdad necesitamos cambiar de tema.
 
—¡Pero esto es tan divertido!
 
Lo miro y articulo fuertemente.

—No, no lo es.
 
—Bueno, si alguna vez tienes alguna pregunta, no dudes en hacerla.
 
Ahora, realmente quiero estar en otra parte.
 
—¡Nunca te preguntaría acerca de ESO!
 
Inclinándose hacia adelante, dice.
 
—Se llama ssseeeexxxxooooo.
 
Eso hace que me tape la cara con las manos.
 
—¡Se llama cállate!
 
Peter sigue riendo, pero va a la última pared con mi arte.
 
—Eres una artista increíble.
 
—Gracias —digo, agradecida por el cambio de tema—. ¡Oh! Eso me recuerda. Te hice algo. —Bajo mi mochila y la abro.
 
—Oh, oh, oh, ¿está hecho de macarrones? —bromea Peter vertiginosamente.
 
—Ahora no lo tendrás —me río—. Te burlaste de mis macarrones
 
Acercándose a mí, Peter réplica.
 
—Me encanta el arte con macarrones.
 
—Bueno, entonces te sentirás decepcionado. —Saco el dibujo—. Lo diseñe para ti, haces que se vea bien, y bueno, hice la moto lo mejor que puede. Por lo tanto, no es la mejor. —Con cuidado, se lo entrego a Peter.
 
—Mariana —susurra en voz baja—, esto es fantástico. ¿Lo hiciste anoche?
 
Asiento y le respondo.
 
—Sí. —Me acerco a mirar por encima del hombro—. ¿Te gusta?
 
Miro a Peter verlo. Es un boceto de él sentado en su moto, junto al claro.
 
—Me siento privilegiado de que me hayas dibujado. Lo enmarcaré y pondré en mi sala de estar.
 
—Oh, no —suspiro—. Tendrás personas allí y luego la verán.
 
—¿No es ese el punto del arte? —pregunta, mirándome.
 
Mis ojos se apartan rápidamente.
 
—Sí, pero realmente no le he mostrado mi trabajo a las personas.
 
—¿Este es mío? Me lo darás, ¿verdad?
 
—Sí —respondo—. ¿Por qué?
 
Acercándose a mí, él susurra.

—Pondré esto en mi apartamento, y lo mostraré con orgullo. Es hermoso. Necesitas mostrarle a la gente tu arte.
 
Levanto la vista hacia él.
 
—¿Somos amigos, como verdaderos amigos?
 
—Oh, sí. Totalmente —responde serio.
 
—Pues bien, estoy feliz de que hayas venido a mi vida. Me haces sentir mucho mejor conmigo misma, y me alegro de que pueda compartir la mejor parte de quien soy contigo. Eres la primera persona que realmente ve mi arte.
 
Con una sonrisa, Peter responde.
 
—Soy más privilegiado.
 
Eso me hace feliz. Él me hace feliz.
 
—Bueno, tenemos que irnos. Estoy comenzando a tener hambre.
 
—Gracias por el regalo.
 
Niego.
 
—No es nada, hiciste tanto por mí. —Mirando hacia él, le digo—: Todavía no sé por qué.
 
—Bueno, quería ayudar, pero ahora, me gustaría ser tu amigo.
 
Peter se detiene.
 
—Eres una chica genial. No entiendo por qué no tienes más amigos.
 
Me encojo de hombros, y respondo.
 
—No tengo ninguna autoestima y soy muy tímida.
 
—Haremos que superes eso. Vamos, vamos, ¿A menos que quieras hablarle a tu madre más sobre ESO?
 
—No dejarás ir eso, ¿verdad? —pregunto.
 
Moviendo las cejas, Peter responde.
 
—¡No!
 
—Vamos —murmuro, agarrando su mano y tirando de él a través de la puerta.
 
—Espera —dice Peter, tirando de mí hasta el tope. —Me acabo de dar cuenta al mirar esta foto. Este tipo en tus bocetos, es Pablo.
 
Mi mano se acerca para cubrir mi cara.
 
—Tenía la esperanza de que no lo notaras.
 
—¿Realmente te gusta tanto? 
 
¿Lo hago?

—Es como... el único hombre con el que he tenido un flechazo. Apenas lo conozco. Es tan lindo y muy bueno por lo que he oído.
 
Peter mira de cerca la foto.
 
—Tu foto se ve mejor de lo que él se ve en persona.
 
—¡Peter! —lo castigo.
 
—¿Qué? —ríe—. Si quieres, trato de conseguirle una cita con él.
 
Cruzando los brazos, pregunto.
 
—¿Cómo vas a hacer eso?
 
—Haciéndote algo que él realmente quiera —réplica Peter—. Él debe quererte por quien eres, pero si realmente deseas conseguir una cita con él, entonces te ayudaré.
 
—Ahora, eso sería genial. Sería un total cliché.
 
Con una mirada burlona, Peter dice.
 
—¿Por qué?
 
—La chica tonta consigue al chico guapo. Estoy en mi propia película.
 
Una carcajada sale de Peter. —¿Soy la hada madrina?
 
—¡Sí! —le grito, aplaudiendo con las manos—. Mira, ahí es donde no es una película. Las hadas madrinas no son por lo general chicos calientes —río.
 
Arqueando la ceja, Peter consigue una sonrisa desviada.
 
—Entonces, ¿crees que soy caliente?
 
Al instante, mi cara se pone de color rojo.
 
—¡Cierra la boca! Dios, qué manera de arruinar un momento.
 
Peter me agarra rápidamente en sus brazos.
 
—Estoy más que feliz de ser tu dios caliente hada padrino.
 
—¡Bájame! —me río—. Vamos.

7 comentarios :

  1. Mmmmmeee encantaaa!!! Peter es muy gracioso,jajaja lali pues es re timida pero linda .. Me ecanto la parte de "estoy mas que feliz de ser tu dios caliente hada padrino" jajaja mori con eso y la chalar de la mama... Espero mas

    Atth: Andrea
    Laly angels

    ResponderEliminar
  2. Me encanta pero más me encantaría cundo llegue el momento de que se enamoren y se den un beso muy laliter jaja subí más noveeeeeee

    ATTE: Valeria : )

    ResponderEliminar
  3. Ah entre y vi que subiste dos capítulos geniales me encantarO! No quiero que peter la ayude con Pablo -_- besos Naara

    ResponderEliminar
  4. mas noveee, yo nose como le puede seguir gustando pablo con peter al lado!!! masss

    ResponderEliminar