jueves, 7 de noviembre de 2013

Capitulo 26

18 semanas hasta el cumpleaños de Lali
3 días hasta la fiesta.

Por petición de Nico, invité a Euge a la fiesta en la playa el sábado. Ella había sido reticente al principio, pero tuve la sensación de que era más que eso porque se acordó en lo que la última fiesta de la escuela había resultado. Pero para mi sorpresa, estuvo de acuerdo cuando se enteró que Nico iba a estar allí.

Era fácil decir que no había mucho que hacer en nuestra pequeña isla en esa época del año. De lo único que todos podían hablar era de la fiesta del sábado. Normalmente, la probabilidad de nevada podría matar los planespara una fiesta al aire libre, pero no en Orcas. Es casi seguro que todo el mundo estaría allí.
 
Entonces, ¿quieres ir a la fiesta el sábado? Escribí en nuestro cuaderno durante ASL. 

Ha sido un largo tiempo desde que he estado en una fiesta, Lali escribió. De repente perdí nuestras cartas de acá para allá detrás del cuaderno. Había pasado mucho tiempo desde que habíamos escrito algo. Todavía estaba tratando de no empujar a Lali.
 
Deberías venir, dije. Va a ser divertido.
 
Por lo que sé, todo el mundo se aferra a sus promesas de "no beber", escribió. Debería de estar semi-segura para ir.
 
Entonces, ¿eso es un sí?

Los ojos de Lali se encontraron con los míos, y finalmente, una pequeña sonrisa se extendió en su cara. Asintió. No pude evitarlo y sonreí de vuelta.
 
Sin embargo, una pelota lanzada con fuerza se instaló en mi estómago. ¿Iba a conseguir a la Lali distante de la escuela o a Lali después-de-la- escuela a la cual amé?
 
Bueno, Kali se mudó completamente. Seccionamos una pequeña parte del desván mudando el centro de entretenimiento de la pared y luego cambiando algunas otras cosas alrededor también, así este pequeño espacio fuera para que Kaliduerma y ponga algunas de sus cosas. Kali no está demasiado por aquí, sobre todovuelve a dormir y a veces se queda para la cena. Entonces ayuda a mamá y a papácada vez que puede.
 
Es un poco raro, pero se siente bien estar ayudando a alguien que lo necesita.Supongo que tomó a mamá y a papá bastante tiempo convencerlo para que se mude.  

El otro día Kali me preguntó qué quería hacer con mi vida, que quería hacer después de la escuela secundaria. Antes, la respuesta siempre había sido bastantesencilla. Iba a ir a la Fuerza Aérea. Iba a ser piloto y servir a mi país.
 
Realmente ahora no lo sé. Sería fácil estar enojado con el universo por cambiar mis planes, pero ¿eso en que me ayuda?
 
Tal vez voy a hacer algo con las computadoras, que no requiera de mucha charla. O tal vez voy a trabajar con los animales. No les importará o pensarán que estoy roto. Realmente no tengo ni idea. Supongo que debería empezar a pensar eneso. Ya soy un estudiante de último curso, la gente espera que empiece a tener unarespuesta a la cuestión del futuro.
 
Me gustaría decir que Lali va a estar en mi futuro, pero la verdad es que no puedo ver tan lejos. Sólo estoy esperando que Lali esté en mi futuro dentro de tresmeses, o incluso dentro de las dos futuras semanas. Últimamente parece que todo con Lali es un gran signo de interrogación.
 
No debería quejarme. Por lo menos ella está conmigo ahora. Creo.
 
Supongo que ese es el problema sin embargo. No sé.

El día de la fiesta
18 semanas para el cumpleaños de Lali

Recogí a Lali a las cuatro el sábado. La nueva casa en la que estaba no era tan bonita como la última. Por temor a una repetición de lo ocurrido en la última casa, ella había instalado la casa rodante lejos de la casa, con un cable a través de los árboles donde ella estaba escondida. Sería más fácil si tuviera que escapar de último minuto otra vez.
 
Lali se veía cansada cuando pasé por ella. Por supuesto se veía cansada todo el tiempo esos días.
 
Nos pusimos en marcha hacia Olga en silencio, parecía normal para nosotros cuando estábamos en el coche. Pero tenía una opresión en lo más profundo de mi estómago. Sentí como si las cosas hubieran llegado a un tope, como si los dos no pudiéramos ir más allá de besos inocentes y tomarnos de la mano en mi casa y a veces en la suya. Había estado fingiendo que eso sería suficiente para mí, que podría vivir con eso, mientras Lali fuera parte de mi vida de alguna manera.
 
Pero tenía que admitir que quería más.
 
La sensación de peso muerto dentro de mí seguía haciéndose más y más pesada mientras recorríamos las calles sinuosas, lentamente. De pronto tenía miedo de la fiesta, incluso tenía miedo de pasar tiempo con Lali. Sólo quería encerrarme en mi habitación y ponerme mis audífonos a todo volumen.
 
Había sólo unos pocos lugares para estacionarse en la playa, por lo que fue bastante obvio que éramos sólo el segundo grupo en aparecer. Vi a Blake y dos chicas, una de ellas Paula, apilando madera en la playa para comenzar la fogata mientras estacionaba el coche. A pesar de todas sus peleas públicas, Paula y Blake todavía estaban juntos.

Lali y yo nos sentamos allí, sólo mirando por la ventana a la nada. Se sentía como si hubiese una gran nube sofocante llenando el coche que no se disiparía hasta que uno de nosotros dijera algo.
 
—Solo dilo, Peter —dijo Lali finalmente, manteniendo sus ojos fijos al frente.
 
Sentí como todo se paralizaba dentro de mí, el temor llenando cada rincón de mi cuerpo. Pero tenía que sacarlo, o iba a matarme. Tomando nuestro cuaderno del asiento trasero, hice clic en un bolígrafo abierto.
 
¿Qué está sucediendo con nosotros, Lali? Escribí. Traté de no dejar que mis manos temblaran, ya fuera de frustración, enojo o miedo, no estaba seguro. ¿Qué somos? Subrayé la última frase.
 
Los ojos de Mariana se quedaron pegados a la página durante mucho tiempo, su mandíbula apretada firmemente. Pude sentir la actitud defensiva formándose en ella.
 
—No sé qué quieres que diga, Peter —dijo, regresando su mirada hacia adelante otra vez—. Me gustas, me gusta estar contigo. Pero sabes cómo me siento sobre... sobre esa palabra que comienza con A. Así que no esperes que proclame mi amor eterno por ti. He tenido mucho que afrontar estos días y lamento si no estoy prestándote suficiente atención o adulándote todo el día, todos los días.
 
Hubiera sido mejor si Mariana hubiera levantado su voz, si hubiera comenzado a enojarse. Pero no hizo. Mantuvo su voz tranquila, demasiado tranquila.
 
Apretó su mandíbula una vez más, sus manos enguantadas cerradas en puños. De repente, sin decir nada más, bajó del coche y cerró la puerta detrás de ella.
 
Genial.
 
Como si las cosas no hubieran estado lo suficientemente mal y raras, había acabado de empeorarlas.
 
Viendo otra media docena de coches estacionándose, salí. Nico, Nina y Euge se bajaron de un coche. Gaston y otras siete personas bajaron del suyo. Dentro de unos dos minutos, prácticamente toda la escuela salió atropelladamente de varios coches y llenaron la playa.

Me quedé detrás del Bronco cuando los vi ir. De repente los envidiaba. Sus vidas parecían tan sencillas. La mayor preocupación para la mayoría deellos ese día probablemente había sido que vestir o pensar en tácticas paraesquivar las bolas de nieve. Tenía una novia, bueno, quizá-novia, que estabasin hogar y dos palabras que quería decir más que nada, pero la persona a la que quería decírselas no me dejaba. Y literalmente no podía decir esas dos palabras.
 
Finalmente, mientras el cielo comenzó oscurecerse, con sombras bailando sobre la arena, hice mi camino hacia la fiesta. Tratando de fingir como que realmente no estaba viendo, me di cuenta que Lali estaba sentada sobre un tronco grande, hablando con Summer y Marina.
 
Era estúpido que casi me sentí traicionado de que ella estuviera hablando con sus viejas amigas. No quería ser el tipo de chico celoso. Debíahaber estado contento de que estuviera socializando.
 
Gaston me encontró después de poco tiempo, Nico había logrado teneruna conversación con mi hermana. Gaston estaba abatido, Nina estaba más concentrada en hablar con alguna chica llamada Ashley que con él. Me sentíalgo mal por él. Parecería más justo decirle que no era su “tipo” en lugar de hacerlo sufrir. El hombre debía seguir adelante. Pero había prometido a Nina que mantendría su secreto.
 
Así que los perdedores nos sentamos juntos en un tronco cerca del fuego y Gaston pretendió estar interesado en el lenguaje de señas y le enseñé un par de ellas.
 
Esto apesta.
 
Cuando imaginé la fiesta esa noche, no pensé en pasármela con Gaston, enseñándole cosas que apenas era capaz de recordar.
 
Seguí manteniendo un ojo en Mariana a través del fuego. Cada uno pretendiendo no ver al otro, sabiendo que era una mentira. Mi orgullo no me dejaba sentir pena por ella y el suyo no le dejaría hacer nada más que pretender que nada había cambiado entre nosotros dos.
 
Intentando ignorarla, observé a mis compañeros a mí alrededor. Me impresionó que no viera una botella marrón o un vaso rojo plástico. Habían tomado seriamente ese compromiso. Aquí estábamos, nueve semanas después, y seguían firmes con ello. No esperaba que lo tomaran tan en serio.

Y aún así estaban teniendo un buen rato. Todavía se estaban riendo, lanzando bolas de nieve, que era más aguanieve y hielo que nieve. Seguían cantando como idiotas y haciendo cosas estúpidas.
 
Pero ni siquiera eso me podía animar.
 
Era obvio que esta fiesta iba hasta la última mitad de la noche. Me debatí entre irme o no, pero entonces tendría que averiguar cómo Mariana iba a llegar a casa, o hacerla venir conmigo.
 
Otra vez, allí estaba mi orgullo.
 
Tan sólo me quedé sentado en la arena, lejos del fuego, solo y puse la capucha sobre mi cabeza. Lentamente se mojó mi trasero, la nieve derretida en la arena humedeciendo mis pantalones. Aunque no me importaba. Estaba tratando que nada me importara entonces.
 
Unos minutos más tarde, una agitación en la arena detrás de mí me llamó la atención. Considerando que probablemente era una pareja tratando de alejarse de la multitud para meterse mano, simplemente lo ignoré. Pero luego un par de piernas delegadas se colocaron a ambos lados de mí mientras alguien se sentó a mis espaldas, y un par de brazos se envolvieron alrededor de mis hombros.
 
No tenía que levantar la vista para saber que era Lali.
 
Bajó mi capucha y presionó su mejilla contra la mía, dándome un apretón en el pecho y los hombros. Débilmente detecté el olor de kiwi viniendo de sus labios.
 
—Lo siento —dijo tranquilamente. Sus labios rozaron mi mejilla mientras hablaba—. De verdad fui una gran idiota antes. Lo que dije fue realmente grosero.
 
Giré mi cabeza levemente, para mirar su rostro. Realmente parecía sentirlo, sus ojos lucían apagados, más cansados de lo habitual.
 
—Te he estado apartando todo este tiempo —dijo—. Cuando estamos en tu casa, me siento... segura. Pero cuando estamos en la escuela, sólo me recuerda cuán rápido toda mi vida podría desmoronarse. He trabajado muy duro estos últimos meses y podría desmoronarse todo si alguien averigua que sólo tengo diecisiete años y vivo sola.
 
—Eres parte de todo eso —dijo, sus ojos volviéndose serios. Colocó una mano en mi mejilla. Puse mi mano sobre las de ella—. Aunque no puedo decir esa palabra, el pensamiento de permitirte entrar, realmente permitirte entrar, sólo para que te vayas lejos... —Su voz se hizo más baja, cerrando sus ojos—. Si mi propio padre pudo alejarse de mí tan fácilmente, ¿qué podría evitar que tú también te cansaras de mí?
 
Me di la vuelta para quedar arrodillado frente a ella. Sus ojos aún cerrados, presioné mis labios suavemente contra los suyos.
 
Había estado en lo cierto antes. Kiwi. Me encantó cómo sus labios sabían diferentes cada vez que se encontraban con los míos.
 
Coloqué una mano en cada lado de su rostro. Lentamente, dejó abrir sus ojos. Metiendo la mano en mi bolsillo, saqué mi pequeño cuaderno y un bolígrafo.
 
No me voy a ir a ningún lado, escribí. Así que deja de alejarme.
 
Una sonrisa se resquebrajó en la comisura de su boca. Un pequeño destello volvió a sus ojos y tomó mis manos entre las suyas. —Lo siento — dijo—. Nunca he tenido un novio antes. Supongo que no sé cómo tratar a uno.
 
La sonrisa que se esparció por mi cara debió haber lucido ridícula.
 
Novio.
 
Era novio de Mariana Esposito.
 
Besé nuevamente sus labios de kiwi. Ofreciéndole mi mano, capté su atención, probando para ver si estaba realmente preparada para hacer esto.
 
Me miró durante un largo momento, su sonrisa era titubeante y crecía. Pude ver el miedo en sus ojos. Si caminábamos hacia la fiesta juntos, con su mano sobre la mía, cambiaría las cosas otra vez. Ya no sólo seríamos nosotros. Seríamos nosotros y toda la isla sabiendo que había un nosotros.
 
Significaba que tenía que tomar un riesgo.
 
La sonrisa finalmente separó sus labios para mostrar sus blancos dientes, puso su mano sobre la mía. Nuestros dedos enguantados envolviendo a los del otro. Y por último, con nuestros hombros chocando en la oscuridad, caminamos hacia la fogata.
 
Tan pronto como Gaston nos vio caminando hacia todo el mundo, comenzó a aplaudir con las manos sobre su cabeza y dio un chillido enorme. Las cabezas se volvieron automáticamente, y más aplausos y vítores se desataron. Paula sólo nos miró a los dos.
 
Una risa brotó de los labios de Lali, su rostro instantáneamente se ruborizó cuando cada uno de los rostros se dirigieron a nosotros.

—¡Por fin! —Un par de gritos resonaban a través de la multitud.
 
Presionando mis labios en la frente de Lali, sentí como si tal vez, sólo tal vez, todo en el mundo iba estar bien.

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