domingo, 24 de noviembre de 2013

Capitulo 43

23 horas desde que Lali volvió a casa

Lali tiró una piedra en el agua, con el pelo volando alrededor de su rostro. Desde que había llegado a casa no la había presionado para hablar de lo que había sucedido cuando estaba con Carlos, pero sentía que Lali tenía que desahogarse.

Arrojó una piedra más hacia el océano, se volvió y regresó a donde me encontraba sentado en la playa rocosa. Se dejó caer a mi lado, apoyando los antebrazos en las rodillas. Sin ninguna incitación de mi parte, ella respondió a la pregunta que silenciosamente me preguntaba.
 
—Fue muy malo —dijo, manteniendo los ojos en la dirección del agua, aunque se veían vidriosos, como si estuviera viendo las últimas seis semanas otra vez—. Ese remolque era asqueroso. Todo estaba sucio, nada funcionaba.
 
—No creía que podría ser mucho peor después de vivir en la casa rodante durante tanto tiempo, pero esto era tan malo. No conseguías nada más que una llovizna de la pileta de la cocina. El inodoro se tapaba cada vez que trataba de tirar la cadena. Lograbas tener agua caliente durante quizás tres minutos. Y había moho por todas partes.
 
Dio un gran suspiro, sacudiendo la cabeza mientras su mandíbula se apretaba. —Dormí en este saco de dormir en el comedor pequeño, tenía demasiado miedo de ese asqueroso sofá. No había ningún otro sitio para mí. Estaba sucio y maloliente. Pero habría sido soportable si no hubiera sido por Carlos.
 
No quería oír el resto, para tener que llenar todos esos espacios en blanco. Me preguntaba cada segundo desde que Lali se había ido lo que le estaba pasando, pero de repente no quería saber.
 
—No creo que haya estado sobrio más de veinticuatro horas, mientras que estuve allí. —Sus ojos se posaron en las rocas debajo de nosotros. Agarró un puñado de piedras pequeñas y las arrojó en el agua. Cayeron con un suave plink, enviando ondas sin fin a mezclarse con las olas—. No teníamos comida en la casa, pero siempre había suficientes paquetes de cervezas. Llegaba al remolque desde el bar con una chica diferente casi cada noche. Su dormitorio estaba a través de la sala de estar a sólo ocho pies de donde yo dormía. —Lali lanzó una mirada fría—. Fue… —se calló, cerrando los ojos. Pasé un brazo alrededor de sus hombros mientras negaba con la cabeza—. Repugnante. Y era todas las noches.
 
Mis dedos se apretaron en puños.
 
—Y él quería que yo fuera su esclava. Me gritaba todas las horas del día para limpiar esto, cocinar aquello. Sólo podía terminar con las tareas cuando él estaba desmayado o en algún bar. Una vez que traté de decirle que tenía un ensayo para los finales, me abofeteó y me dijo que no le hablara de nuevo así. Totalmente me abofeteó.
 
¡Llama a la policía! Le dije, la rabia y la venganza llenándome.
 
—No, Peter —dijo con una seña, sacudiendo la cabeza—. No quiero tener que lidiar con él nunca más. Sólo quiero acabar con él. Y fue sólo una vez, unos cuatro días antes de que vinieras a buscarme. Pensé que sería más fácil esperar a los últimos días que suscitar una investigación. Sólo quería volver a casa.
 
Miré a Lali, finalmente encontrándose con mis ojos en sus últimas palabras. Llevé mis dedos hacia arriba, trazando la última sombra de un moretón en su mejilla. Me incliné hacia adelante, presionando mis labios en los de ella.
 
No quiero volver a tener que dejarla ir otra vez. Nunca quise no estar allí para luchar contra tipos como Carlos.
 
—Sólo tenía que recordarme a mí misma que esas seis semanas no eran para siempre —dijo en voz baja—. Y seguía diciéndome a mí misma que tú ibas a estar allí cuando esas seis semanas hubieran terminado. Tú me mantuviste cuerda.
 
Esta vez fue Lali quien se inclinó y presionó sus labios con los míos.
 
—Dejé caer mi libro de historia en sus bolas la noche después de que me golpeó —dijo Lali con una sonrisa mientras retrocedía—. Mientras estaba inconsciente. Después no pudo caminar en línea recta durante un día y medio y no tenía idea de lo que le había pasado.

Una risa silenciosa retumbó en mi pecho. Pronto me reía tan fuerte que caí sobre mi espalda, abrazando a Lali a mi lado.

2 días desde que toco cayó en su lugar

Lali pudo no haber sido la chica más popular de la escuela, pero ninguno de nosotros habría adivinado cuánto la habían extrañado mientras estaba desaparecida. Fue mutilada cuando volvimos a la escuela. Pensé que casi todos en la escuela se acercaron a ella, la abrazaron y dijeron: ¡Bienvenida! Bueno, todos excepto Paula. Lali prácticamente brillaba mientras caminaba por los pasillos en la escuela.
 
Fácilmente caímos nuevamente en nuestra rutina durante las siguientes tres semanas. Las clases fueron como de costumbre. Lali trabajó más duro que nunca para mantener sus notas perfectas. Estaba todavía en camino de ser la mejor estudiante. Continuamos trabajando en el lenguaje de señas. Realmente me estaba volviendo mejor de lo que era Lali. Supongo que finalmente dieron fruto todas mis horas con Kali. Kali había vuelto tan sólo dos semanas después de que Lali regresara.
 
Y Lali fue como otro miembro de la familia, sólo que vivía afuera y yo la besaba. Comía cada comida con nosotros, pasaba sus tardes estudiando con el resto de los niños en la mesa del comedor o sentados en el piso de la sala de estar.
 
Un día ambos recibimos un gran sobre de la Universidad de Washington, ambos decían que habíamos sido aceptados. Lali obtuvo su beca completa. Pasamos horas buscando en línea alojamiento para estudiantes. Esa imagen que había imaginado de los dos yendo a la Universidad lucía un poco más sólida.
 
El día vino a finales de mayo, en el que tenía órdenes de no subir las escaleras mientras Lali y Euge se alistaban para la fiesta de graduación con ayuda de mamá. Me quedé en el sofá en la planta baja, preparándome por al menos una hora para vestir el esmoquin mientras las chicas se preparaban.

Un golpe en la puerta una media hora más tarde me regresó al mundo y al abrirla me encontré con Nico.
 
—¡Oye, hombre! —dijo, sujetándome con una mano y golpeándome en la espalda con la otra—. ¡Luces elegante, Lanzani!
 
Levanté mi barbilla mientras me alejaba. Tú también.
 
—¡Gracias! ¿Así que asumo que las damas están arriba preparándose para la noche? —dijo mientras cerraba la puerta detrás de él y se dejaba caer en un sofá.
 
Asentí con la cabeza y agarré un cuaderno de la mesa. He sido exiliado de poner un pie en las escaleras.
 
—Mejor presta atención a sus advertencias —dijo Nico, con el rostro serio de repente—. Nina casi me saca los ojos por intentar usar el baño mientras se peinaba justo antes de que salir de la casa.
 
¿Con quién va ella?
 
—Sólo un grupo de chicas que boicotean el tener cita con quien ir — dijo, rodando los ojos.
 
Me preguntaba si aún no sabía secreto del Nina. Él tenía que tener sus sospechas.
 
¿Gaston finalmente se dio por vencido entonces?
 
Nico se rió entre dientes. —Sí, irá con una chica de segundo llamada Daisy, o Rosa o algún nombre de flor.
 
Me acordé de repente. Era Lilly. Lilly Ridd.
 
—¿Cuánto crees que van a tardar? —preguntó Nico, sus ojos flotando hacia las escaleras.
 
Me encogí de hombros.
 
Un segundo después oí a mamá gritar desde arriba. —¿Eres tú Nico?
 
—Sí, señora —respondió, con una sonrisa cruzando su rostro.
 
—Muy bien —gritó otra vez—. Chicos, prepárese para quedarse sin aliento.
 
Sintiéndonos tontos y formales, y estúpidos, ambos nos pusimos de pie. Nos revisamos entre nosotros acomodándonos las corbatas y las chaquetas mientras nos dirigíamos a hacia la escalera.

Eugenia descendió primero. Tuve que admitir que se veía bien en su vestido color palo de rosa que la abrazaba en todas las partes correctas. Su cabello se apilaba en la cabeza en un lío intrincado de rizos y trenzas.
 
Pensé que Nico se iba a mear a sí mismo cuando la vio. Tomó la mano de Euge cuando llegó por las escaleras, presionando un beso muy formal a sus nudillos.
 
Sólo rodé mis ojos y me volví a las escaleras.
 
Y ahí estaba Lali. Una sonrisa cruzó su rostro mientras nuestros ojos se encontraban y comenzó a bajar las escaleras.
 
Sonaba a cliché decir que parecía un ángel, pero no había ninguna otra manera de describirla. Su vestido llegaba a la rodilla y era color plata con volantes y frunces que la hacían ver aún más perfecta de lo que ya era. Finalmente ganó cierto peso en el último mes y medio, devolviéndole algunas curvas. Llevaba unos zapatos color plata con tacón de aguja que hacía que sus piernas lucieran nada menos que increíbles. Su cabello caía sobre su espalda en una cascada de rizos perfectos.
 
Aunque no estuviera mudo, dudé que hubiera sido capaz de decir algo cuando se detuvo frente a mí.
 
—¿Qué opinas? —dijo, mordiendo su labio inferior con brillo labial, sus ojos brillaban.
 
No le contesté. Simplemente la besé hasta el punto en que sabía que mi rostro iba a estar todo cubierto de brillo labial también.
 
—¡Oooh... nosotros! —dijo mamá mientras caminaba por las escaleras, con la cámara en mano, fotografiando nuestra exhibición pública de afecto—. ¡Ahora, eso es un beso! —Ella era toda sonrisas.
 
Todo el mundo se rió.
 
—Muy bien —dijo mamá—. Ahora quiero una foto de los cuatro juntos. Qué mal que Gaston no esté aquí también. Sería perfecto.
 
Todos nos juntamos, envolviendo los brazos alrededor de los otros. Mamá tomó una foto, entonces me dio una de esas miradas.
 
—Juan Pedro Lanzani —dijo en su voz de madre mientras tomaba un pañuelo de papel de la caja sobre la mesa—. Ten un poco de decencia. —Entonces se puso a limpiar el brillo de labios de Lali de mi rostro.
 
Pomelo.

Después unas cincuenta fotos, mamá nos envió finalmente a nuestro destino.
 
El baile era una noche en la que la mayoría de los restaurantes de la isla estaban realmente ocupados en la primavera. Nico y yo habíamos decidido llevar a las chicas a un pequeño restaurante Italiano.
 
—¡Bienvenidos, chicos! —nos saludó la dueña del local gustosamente. Ella se había graduado un año antes que nosotros. Algunas personas nunca podrían escapar de la isla. Nos llevó a un asiento justo al lado de una ventana, dejándonos con los menús.
 
—No puedo creer que el año escolar casi termina —dijo Euge, abriendo su menú y comenzando a buscar—. Van a graduarse en sólo tres semanas.
 
—Tres semanas podría no ser muy pronto —dijo Nico, moviendo la cabeza. Apenas capté la mirada un poco triste en el rostro de Euge. Me sorprendería si los dos llegaran al final de la noche sin tener su primer beso.
 
—¿Ya has escrito tu discurso, Mariana? —preguntó Nico mientras mordía un pedazo de pan que la camarera acababa de poner en la mesa.
 
Lali hizo una mueca y se sonrojó. —No es algo garantizado, sin embargo. —Trató de defenderse.
 
—Sí, sí lo es —dijeron Nico y Euge al mismo tiempo. Todos se rieron.
 
—Bien, bien —dijo, sacudiendo su cabeza y sonriendo—. He trabajado en él un poco. Estoy realmente nerviosa de darlo. He tenido más que un poco de demasiada atención este año.
 
—Sí, entre que todos se dieran cuenta de que no tenías hogar y que te lo montabas con el muchacho marginado de la ciudad, no creo que podrías haber atraído aun más atención este año.
 
Le lancé un golpe a Nico, pero él se agachó para esquivarlo, riendo mientras lo hacía.
 
—Ha sido un año memorable —dijo Lali. Poniendo su mano sobre mi rodilla debajo de la mesa—. Eso es seguro.
 
Me encontré con su mirada, mil pensamientos corriendo detrás de ellos.
 
Después de que terminamos de cenar, finalmente fuimos hacia el Rosario Resort donde la fiesta se celebraba ese año. El Comité de decoración, que consistía sobre todo en padres, lo habían planeado todo. Toda la mansión se iluminaba con mil luces de Navidad, la caminata hasta las puertas brillaba. La música se desplazaba suavemente por las puertas abiertas.
 
—Esta va a ser la mejor noche de todo este año —dijo ella, con una sonrisa arrastrándose sobre su rostro. Se inclinó hacia adelante y brevemente presionó un beso en mis labios.
 
¿Lista para esto? Le dije a Lali con señas mientras aparcaba el coche.
 
—¡La fiesta espera! —dijo Nico, dándome un manotazo en mi hombro, terminando el momento. Me estaba empezando a molestar con Nico. Que sin duda no nos estaba dando a Lali y a mi ninguna privacidad. No es que tuviera algún plan secreto para la noche.
 
Tomados del brazo, Lali y yo seguimos a Nico y a Euge hacia los escalones que daban al salón de baile. La mayoría del instituto ya había llegado al parecer, la estaba sala llena y caliente.
 
Euge inmediatamente tomó de la mano a Nico y lo llevó a donde otros bailaban, tirando sus brazos alrededor de su cintura. Sí, sin duda había algo pasando allí.
 
—Vamos a ver el agua —dijo Lali, tomando mi mano y llevándome hacia el lado opuesto de habitación.
 
Había una puerta que daba hacia una estrecha cubierta que colgaba sobre el aún calmado océano. Viendo que estábamos solos, envolví mis brazos alrededor de la cintura de Lali, que estaba apoyada en la barandilla hacia el océano.
 
—Está tan tranquilo aquí esta noche —dijo, su voz pensativa. Apreté mis labios contra su mejilla, simplemente dejándolos allí. Me sentí relajado, como si aquí fuera exactamente donde tenía que estar.
 
Nos quedamos ahí de pie por unos minutos, sólo disfrutando del aire fresco de la noche y la calma, antes de que regresáramos dentro y nos uniéramos a los demás. Encontramos a Gaston y Lily, ambos luciendo incómodos juntos, como si las cosas no encajaran. Parecieron aliviados cuando nos unimos a ellos, bailando y hablando durante quince minutos.
 
El DJ que contrató la escuela no era el mejor y a menudo había largas pausas entre las canciones mientras que intentaba averiguar cómo funcionaba el equipo delante de él. Pero a nadie parecía importarle. Todo el mundo estaba pasando un buen rato.

Llegó una lenta canción y tomé a Lali entre mis brazos. Ella descansó su cabeza en mi pecho, tomando una profunda y relajada respiración. Descansé mi barbilla encima de su cabeza, sintiendo su corazón batir contra mi pecho.
 
Podríamos haber sido sólo nosotros dos mientras nos movíamos lentamente en un pequeño círculo, la música meciéndonos en la oscuridad. No teníamos que hablar. En este punto en nuestra extraña y deficiente relación, ni siquiera se sentía como si necesitáramos las palabras. Podía sentir la satisfacción de Lali sólo por la manera en como sostenía su cuerpo, por la manera en que su cabeza descansaba en mi pecho, por la manera en que su mano descansaba en la mía. Y sabía que ella podía sentir todas estas palabras que no me dejaba decir, sólo por la manera en que me aferraba a ella.
 
Hacia el final de la canción, Lali levantó la cabeza para mirarme. Sabía que había algo en su mente, podía verlo en sus ojos. Se veía llena de emoción y pensamientos. Muy lentamente, se inclinó hacia adelante hasta que sus labios se encontraron con los míos. Los dejó allí por un momento, casi como si anticipara lo que estaba por venir.
 
Pero luego se presionó un poco más fuerte, sus labios se separaron ligeramente mientras su lengua trazaba mi labio inferior. Una de sus manos llegó a la parte posterior de mi cuello, acercándome aún más ella si era posible. Mis manos formaban un círculo en su cintura y mi cuerpo entero cobró vida.
 
Este era uno de esos perfectos momentos que hacían las películas cursis.
 
—¡Consigan una habitación o vengan a jugar! —gritó Nico, de pronto junto a nosotros. Al tiempo que mis ojos se abrían fui sujetado del brazo y de repente me arrastraban a una esquina de la habitación. Apenas logrando mantener mi agarre sobre la mano de Lali, fuimos arrastramos por entre la multitud.
 
Uno de los maestros de ciencia estaba parado ante un micrófono.
 
—Asegúrense de escribir su nombre en la parte posterior de uno de estos boletos y pónganlo en este tazón —dijo. Sosteniendo lo que parecía una pecera redonda debajo de uno de sus brazos—. ¡No se pierdan de la oportunidad de ganar el premio de la rifa de miles de dólares!
 
Plumas y boletos hicieron su camino a través de la multitud. Mientras Lali escribía nuestros nombres en dos de los boletos, me quité la chaqueta de mi traje, colgándola en la parte posterior de una silla y enrollando mis
mangas. Cuando regresé hacia la multitud, me encontré con Lali sentada en una mesa, sus zapatos estaban debajo de ella.
 
Sonriendo al verla tan relajada, me senté junto a ella, tomando uno de sus pies en mi mano y frotándolo. Me sonrió mientras giraba uno de los marcadores permanentes negros entre sus dedos distraídamente.
 
Por el rabillo del ojo, me di cuenta de que Paula me miraba con una mezcla de desprecio y celos en su rostro. Casi sentí pena por ella, ya que no había llegado bailar con alguien a quien realmente le importase. Ciertamente no le importa a Anthony LeFray que estaba parado a su lado.
 
—Muy bien —dijo el profesor—. ¿Todo el mundo depositó sus boletos en el recipiente? ¿Sí? Está bien. El primer boleto es para un certificado de regalo de veinte dólares en Teazer.
 
Metió su mano en el recipiente, mezclando los papeles.
 
—Así que, ¿has tenido un buen año de escuela? —susurró Lali en mi oído mientras observaba a una chica estudiante de primer año ser nombrada.
 
Me di cuenta de que no tenía nada en que escribir para responder, Lali extendió su brazo y me pasó el marcador permanente. ¿Estás segura? Levanté mis cejas. Ella sonrió y asintió con la cabeza.
 
Creo que no podría haber sido mejor, escribí en letras pequeñas en el interior de su brazo. Por alguna razón me hizo sonreír, el ver mi letra en su piel.
 
Otro chico gritó ya que ganó el premio siguiente.
 
Tomando el marcador, lo puso contra la piel del interior de mi brazo.
 
¿Sin arrepentimientos? Escribió en su pulcra caligrafía.
 
Mirándola y atrapando sus ojos, lo pensé por un largo momento. Muchas cosas habían salido mal este año. Obviamente. Hubieron peleas y dificultades entre nosotros. Había un millón de miradas inseguras en la mayoría de la isla y una malvada princesa mimada que intentaba separarnos.
 
Pero me había convertido en una persona diferente. Una que veía las cosas de una manera nueva. Aprecié la vida mucho más de lo que lo hacia el año pasado.
 
Y lo mejor de todo, Lali estaba allí, a mi lado.

Ninguno, le escribí en el brazo.
 
Yo tampoco, firmó en mi piel.
 
—Y el ganador del premio de mil dólares es... —anunció el profesor con mucha emoción. Todos se quedaron muy callados mientras esperaban averiguar si ganaron—. ¡Eugenia Lanzani!
 
La sala estalló en aplausos y algunos abuchearon. Euge saltó arriba y abajo, por encima de lo que pensé que era posible para ella, aplaudiendo. Y efectivamente, se dio vuelta y plantó sus labios sobre los de Nico, justo allí.
 
Sentí como Lali escribía algo más en mi brazo, pero no me molesté en ver todavía. Sólo sonreí y levanté mi puño en el aire, animando a mi hermana. Fue hacia el frente de la sala, riendo y luciendo como si lágrimas estuvieran acumulándose en sus ojos. Pensé que la sonrisa iba a romper su rostro mientras aceptaba el fajo de billetes verdes que el profesor le entregó.
 
Estaba contento de que Euge ganara. Había tenido mucho peso en sus hombros este año, y sabía que me había ayudado, siempre preocupándose por mí, se lo merecía. No podía evitar sentir un poco como si le hubiera arruinado su año. Fue agradable que algo como esto ocurriera al final del año. Tendría un verano increíble.
 
—Muy bien todo el mundo —dijo el maestro, recogiendo el micrófono otra vez—. Eso es todo lo que tenemos por esta noche. Diviértanse bailando y tengan cuidado esta noche.
 
La multitud rápidamente se desparramó en la pista de baile mientras la música volvía a sonar. Salté sobre mis pies y comencé a bajar mis mangas, a punto de llevar a Lali a la pista de baile conmigo, cuando mis ojos cayeron a mi brazo y a lo que Lali había escrito.
 
Estoy un poco cansada, había escrito. ¿Está bien si nos vamos a casa?
 
Miré a Lali a la cara, la decepción hundiéndose en mi estómago. Lucía insegura, algo más escondiéndose detrás de sus ojos, sólo no podía precisar lo que era.
 
Mi estado de ánimo cayó un poco y asentí con la cabeza.
 
Después de recuperar mi chaqueta, encontramos Nico y le hicimos saber que nos íbamos. Dijo que él y Euge se irían a casa con Gaston.
 
No estaba seguro de qué pensar sobre Lali queriendo salir temprano del baile. Realmente no parecía cansada y parecía como si estuviera divirtiéndose. Me preguntaba si había algo más sucediendo y traté de no dejar que la incertidumbre me enfermara. Lali no parecía molesta ni nada. Tomó mi mano firmemente entre la de ella mientras conducíamos, trazando pequeños círculos en la parte posterior con los dedos de su otra mano.
 
La casa estaba a oscuras cuando llegamos, lo que parecía raro. Me preguntaba a donde habían llevado mamá y papá a todos los niños más jóvenes.
 
Todavía tomados de la mano, Lali y yo caminamos lentamente a la puerta principal. Al igual que había pensado, la casa estaba totalmente silenciosa cuando entramos. Prendí las luces, deshaciéndome de mi chaqueta y dejándola sobre una silla.
 
Miré una vez Lali, cuestionándola con mis ojos. Estaba extrañamente callada.
 
Muy lentamente, casi tan lentamente que no lo noté al principio, la sonrisa de Peter se arrastró sobre su cara. Corrió sus dedos sobre sus labios mientras los sellaba y torció su dedo hacia mí, diciéndome que la siguiera. Tomó una de mis manos otra vez y nos llevó hacia mi dormitorio.
 
Durante medio segundo estuve nervioso y emocionado. Lali había querido irse del baile temprano, ninguno de mi familia estaba aquí. La casa estaba a oscuras y estábamos solos... ¿Podría Lali estar planeando...?
 
Pero el pensamiento se fue tan pronto como sucedió. Esta era Lali, ella no hacia ese tipo de planes. Ese era el estilo de Paula, no el suyo.
 
Lali me miró una vez, sus ojos estaban emocionados y nerviosos al mismo tiempo. Mis ojos le preguntaron otra vez, pero puso su mano en la perilla y empujó la puerta de mi habitación. Encendió la luz en y entramos.
 
No entendía lo que tenía que estar viendo al principio. Lali me miró, como si esperara a mi reacción a lo que fuera que estuviera adentro.
 
Y entonces lo vi. Toda la pared por encima de mi cama había sido cubierta con páginas. Páginas con irregulares bordes y pequeñas etiquetas de papel que parecían haber sido arrancadas de un cuaderno de espiral. Pero tenía que haber más de cincuenta páginas. No habían sido arrancadas tantas páginas de nuestro cuaderno.
 
Miré a Lali antes de acercarme a la pared. Me dio una nerviosa sonrisa antes asentir con la cabeza para que me acercara aun más.
 
Tan sólo parecía un revoltijo de palabras al principio, algunas páginas completamente llenas, algunas con sólo unas pocas palabras.

Y entonces mis ojos encontraron tres palabras que repetían a lo largo de todas las páginas.
 
Te amo, Peter.
 
Allí estaba, escrito en medio de páginas, rodeadas de palabras como: miedo a decirlo, no estoy segura cómo decirlo, y, tal vez le diré mañana. Y había decenas de páginas con tres palabras escritas.
 
Sabía que muchas de esas páginas eran las faltantes de nuestro cuaderno. Y algunas de esas páginas habían desaparecido durante semanas y semanas.
 
Sentí a Lali acercándose a mi lado y lentamente comenzó a rodar mi manga derecha hacía arriba. No creyendo realmente lo que estaba viendo en mi muro, miré hacia abajo y vi cómo subía la manga hasta llegar a mi codo.
 
Y estaban esas dos palabras, escritas en el interior de mi brazo, en el marcador permanente negro que había manchado mi piel esa noche. Ni siquiera me había dado cuenta de que las había escrito en el baile.
 
Te amo.
 
Mis ojos saltaron hasta los de Lali. Se veía tan insegura, como si no supiera cuál podía ser mi reacción. Pero había visto en ellos que sentía lo que había escrito. Estaba allí por todas partes en su rostro.
 
Me acerqué a ella, de manera que sólo había unos centímetros entre nosotros, y puse una mano a ambos lados de su cara. Mis ojos estudiaron los suyos, quería con todo mí ser, ser capaz vocalizar las palabras que nunca había llegado a decir.
 
Te amo, formaron mis labios. Sólo fui capaz de mover los labios, pero eso no hacía a las palabras menos verdaderas.
 
—He querido decírtelo durante mucho tiempo —dijo Lali, sus palabras saliendo rápidamente—. Sólo he estado... asustada. No quería decirlas y quitarlas o que algo terrible pasara. Sé que no he sido justa sobre lo que no te permitía decirlo, pero no quería que lo dijeras y no estar lista para decirlo también. Pero lo hago, Peter. Te amo. Más de lo que pensaba que era posible. Y pensé que era totalmente imposible.
 
Llevó sus manos a la parte posterior de mi cuello, descansando su frente contra la mía. —Tuve este cuaderno conmigo mientras estaba con Carlos y traté de encontrar una buena manera de escribir en él cada día. Quería decirlo tanto que apenas podía respirar, tan ridículo como eso suena. Casi llené el portátil entero, pero no podía enviártelas y no estar ahí para  decírtelo yo realmente. Te amo y me ha encantado este año, aunque no podía decírtelo.
 
Reí al escuchar como Lali tropezaba con sus palabras de esa manera. Pero no importaba. Estaba diciendo esas palabras. Las que temía que nunca lo haría.
 
Tomé uno de sus brazos en mi mano y agarré el marcador permanente que había metido en mi bolsillo antes de que salir del baile y quité la tapa.
 
Te amo, por siempre, escribí.
 
La sonrisa de Peter se difundió una vez más en el rostro de Lali mientras envolvía sus brazos detrás de mi cuello y presionaba sus labios contra los míos.
 
Esperaba que nuestras palabras fueran permanentes.

28 comentarios :

  1. noo me mori literalmente de amoooor! maaaaass

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  2. que tiernos por dios, masss!

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  3. mas linda lali, muy tiernos los dos!!

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  4. pobre lali peter ni lo leyo, maaaaaaaas

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  5. tengo el presentimiento de que le queda poco puede ser? maas

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  6. Ay pordios me súper encanta tu noveeeeee
    Son tan tiernos
    Subí más noveeeeeeeeeeeeee

    ATTE: Valeria : )

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  7. más tiernos ame el capítulo! Besos Naara

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