jueves, 2 de enero de 2014

Capitulo 7

Bambi

Pudín, pudín, pudín, pudín... 

—¿Lali? ¿Tierra llamando a Lali? —Jenny chasqueó los dedos frente a mí. 

Ella tenía un recogedor en una mano, y en la otra una escoba. La tía Charlotte no tardaría en llegar a inspeccionar el departamento. 

Despegué la vista de mi tarea de limpiar las ventanas y, avergonzada, miré hacia el suelo. 

—Aun no me has contado por qué Peter y tú estaban juntos hoy en la tarde —me reclamó ella. 

Regresé a mi actividad de rociar las ventanas con Windex y luego limpiar la superficie con una tela delgada.

No debo hablar del beso... No debo hablar del beso. 

—Ya te dije. Cliff lo contrató y luego me mandó a que lo acompañara a hacer algunas diligencias —mentí. 

—¿Por qué Peter pediría trabajo allí? Si me hubiera dicho, hago que papá lo ponga en algún puesto de ejecutivo. 

Rodé los ojos. 

—¿Y por qué dijo que ustedes dos eran novios? Hubiera bastado con que le dijera a mi mamá que eran amigos. 

Ella frunció el ceño, desconcertada. 

No le digas del beso... Por favor Lali, mantén tu boca cerrada. 

—Lo hizo para darte celos. Creo que últimamente lo tienes descuidado —respondí aún sin mirarla. 

—Tienes razón. Es que estos últimos días Marcus me ha tenido ocupada. 

No hables del beso, no... Espera, ¿qué? 

—¿Marcus? —chillé— ¡Pensé que no volverías a verlo! Creí que tú y tu drama lo habían ahuyentado.

 Jenny se mordió el labio inferior. 

—Él me buscó al siguiente día, me dijo que quería ser parte de mi emocionante vida. 

Estaba furiosa. Furiosa y ofendida. 

¿Cómo era posible que lograra manipular a tantos hombres? ¿Es que acaso todos eran idiotas?

—¿Qué pasa con Ian? —pregunté. 

—¿Qué hay con él? Tampoco lo he podido ver, pero es porque anda de viaje... 

—Él habló conmigo el otro día. 

—¿Por qué de repente todos mis novios hablan contigo últimamente? 

No sabría decir qué fue lo que me asustó más; si el hecho de que se enojara conmigo, o el que hubiera dicho en la misma frase esas palabras: "todos mis novios". 

—Ya me cansé de esto —dije tirando el pedazo de tela a un lado—, me cansé de cubrirte siempre. 

Ella enarcó una ceja, desafiándome. 

—¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a correr a contarle a Ian que estoy viendo a Peter? ¿Vas a contarle a Peter que estoy viendo a Marcus? 

No, él ya lo sabe… de hecho, los dos lo saben. 

—Dejar de cubrirte significa que si alguno de tus novios te sorprende con alguien más, yo no voy a mentir por ti. Además me debes un favor. 

—¿Un favor? ¿De qué? —escupió ella. 

—De cuando estabas untando chocolate en Marcus... Insististe en que si te ayudaba, me deberías una grande. 

—Eso ya te lo pagué. 

Resoplé. 

—¿Me quieres explicar cómo? Porque yo no lo recuerdo. 

—Yo fui quien le marcó a Franco para que fuera a buscarte en casa de tu madre —dijo de manera triunfal, como si hubiera hecho la caridad del siglo. Como si se considerara a ella misma la madre Teresa de Calcuta.

 —¿Qué? ¿Por qué harías eso? 

—¡Duh! Estás siempre tan solitaria que pensé que una pequeña ayudadita no haría daño. Y como resultado saldremos todos juntos, ¿no? No fue tan malo después de todo. Además créeme, a Franco todavía lo vuelves loco. Uno de tus primeros novios nunca se olvida… 

—De igual forma no pienso ser más tu tapadera. 

—Lali, tú y yo sabemos lo mal visto que es una persona soplona. 

—Ya dije. No cuentas conmigo para cubrir tus relaciones. ¿Sabes acaso lo mal que me sentí pensando que ahora tu madre cree que yo mantengo a todo un harén en mi cama? 

—Por favor, ambas conocemos lo jodida que es mamá. De igual forma ella se hubiera inventado toda una historia solo por verte con Peter desnudo a mitad de la calle. 

—No estaba desnudo —protesté patéticamente. 

—Semidesnudo. Y por cierto, ¿qué hacía él sin camisa? —me miró de manera sospechosa. 

—Se llenó de salsa. Tuvo que quitársela. —Volví a recoger el paño para limpiar la ventana y me concentré en una mancha imaginaria. 

—¿Acaso no es bello? Tiene un torso espectacular. ¿Y le viste el tatuaje de la espalda, ese que tiene abajito?
 
Las palmas de mis manos comenzaron a sudar.

—No entendí qué decía —dije fallando en no tartamudear. 

—Pffftt, ¿qué más va a ser? Por supuesto que mi nombre… 

Y eso bastó para que se me bajara la presión y saliera todo el aire de mi cuerpo. ¿Por qué tenía que ser tan curiosa?

***

Ósmosis era una banda local que tocaba en un pequeño bar llamado Hipotermia. Aparentemente habían cogido fama y ahora eran bastante conocidos a nivel nacional. 

Entre la multitud que hacía fila para entrar al concierto se miraban varios fans usando una camiseta con el logo de la banda.

Me sentía desubicada en mi corto vestido azul y en mis bajas zapatillas grises mientras miraba a muchas chicas en sus cómodos jeans y leggins. 

A mi lado se encontraba Jenny, usando algo que requería la misma cantidad de tela que un bikini de una pieza. 

—¿A qué hora te dijo Franco que vendría? —me preguntó ella por enésima vez. 

Franco llevaba quince minutos de retraso. En poco tiempo estaríamos dentro del local y no quería que nos fuera a perder. 

—Quedamos en vernos a las tres. No sé por qué aún no ha llegado —respondí, mirando hacia ambos lados de la calle. 

—Probablemente ordeñar su última vaca lo retrasó —se burló Peter, sus ojos nunca haciendo contacto con los míos. 

—Pues ordeñar vacas es mejor que limpiar parabrisas en los semáforos. 

Jenny nos miró a ambos, su boca se frunció.

 —¿De qué carajo hablan? —preguntó finalmente. 

—De nada —dijimos Peter y yo al mismo tiempo. 

Miré de reojo hacia Peter y noté que él hacía lo mismo conmigo; sus ojos verdes se clavaron en los míos por un nanosegundo y luego apartó la mirada rápidamente. Desde el día del beso él no había vuelto a verme de la misma manera... ¡Apenas y hacía contacto visual conmigo! ¿Será que yo era una terrible besadora? ¿Tenía, en ese entonces, mal aliento? ¡¿Qué era?! De todas formas parte de su encanto murió al saber que él, entre todas las personas, le había dedicado su tatuaje a Jenny. La decepción era abrasadora. 

—Uff... Lamento el retraso. —Franco apareció frente a mí, frotándose las manos para entrar en calor debido a la repentina oleada de frío que nos cubrió. 

Le sonreí y me acerqué para besar su mejilla. En su lugar, él me tomó de la barbilla y dirigió sus labios a los míos. 

Abrí los ojos en sorpresa. El beso fue corto pero vigoroso, antes de poder reaccionar, ya estaba separándose de mí.
 
—Hola —murmuró con un rubor extendiéndose por sus mejillas.

Tragué con fuerza y por más que lo intenté no pude formar ninguna oración coherente. 

—Vaaaaya —habló Jenny—. Veo que las cosas entre los dos han avanzado mucho. 

Franco le sonrió a mi prima, y luego pasó sus manos por mi cintura, atrayéndome hacia su cuerpo. 

Tomé un poco de distancia, sintiendo cómo la situación iba demasiado rápido entre los dos. A todo esto, Peter no parpadeó en mi dirección ni una sola vez. 

—Deberíamos entrar —dijo el susodicho vagamente—, la gente ya está comenzando a disminuir aquí afuera. 

Tomó la mano de Jenny y ambos se adelantaron hacia la entrada del bar, dejándonos atrás a Franco y a mí. 

—¿Por qué tardaste tanto? —le pregunté casualmente, ignorando la punzada de dolor que atravesó mi sistema al ver la indiferencia de Peter. 

—Resulta que la dirección que me dieron estaba mala. Fui a dar a un bar gay de mala muerte en medio de la nada; pensé que no saldría con vida cuando un tipo llamado Tarzan me reclamó como su pareja al instante de haber entrado. 

—¿Qué? Pero si Peter se encargó de mandarnos la dirección... —Dejé de hablar. 

Franco me dio una mirada significativa. 

—Tuve que marcar al número de tu prima. Ella me dio la correcta. 

Suspiré. ¿Por qué Peter haría algo como eso? Después de unos segundos pregunté: 

—¿Tarzan? —traté de reprimir la risa. 

—Si —murmuró avergonzado—, lo primero que dijo al verme fue: yo Tarzan, querer primer baile con chico pestañas largas. 

Sin poder aguantar más comencé a reír. Franco terminó riendo a mi lado también. 

—Aunque te diré que con sólo ver el taparrabo que usaba, me llevé una idea de que ese no era el lugar correcto; a menos que la banda se llamara "Soy tu papi" porque extrañamente todos tenían eso bordado en la ropa interior... y allí sí que había muchos en ropa interior. 

Volví a reír con ganas, apretando mi estómago que ya comenzaba a doler de tanto carcajearme. 

—Ni siquiera estoy seguro que fuera un bar, había una temática rara de disfraces de animales —dijo Franco—. Salí tan rápido como pude. 

—Lo siento —mi voz sonaba ya más seria. Traté de no reírme nuevamente pero fue imposible sacar de mi mente la imagen de un tipo vistiendo únicamente un taparrabos—. Está bien, dejaré de reírme. Lo bueno es que ahora ya estás aquí. 

Sonreí apretando la mano de Franco que ahora se aferraba a la mía. 

—¿Van a entrar de una buena vez? —gruñó Peter secamente mientras sostenía la puerta para nosotros.
 
Sus ojos perforaban a Franco, como queriendo formar huecos en su cráneo.

Franco entró primero para ordenarnos algunas bebidas, yo le seguí después. 

Peter sujetó mi brazo mientras intentaba abrirme paso entre la gente para llegar hacia donde se encontraba Jenny 

—¿Qué? —pregunté enojada al ver la forma tan posesiva con la que me agarraba. 

Ahora sí se dignaba a mirarme a los ojos. 

—Nunca tuve la oportunidad de llevarte a conocer el lugar al que trabajo. 

—No te preocupes, paso todos los días por ahí. 

—No hablo de los semáforos. Hablo de lo que hago en realidad. 

—¿Y qué haces en realidad? 

Se encogió de hombros. 

—Quiero enseñártelo. 

Sus ojos verdes parecían sinceros. Me sentía muy atraída hacia ellos. 

—¿Por qué? ¿Por qué quieres enseñarme a mí? 

—Porque... quiero compartir un pedazo de mi vida contigo. ¿Eso está mal? 

Se miraba tan despreocupado y en calma. 

—Supongo que no. Somos amigos —me obligué a decir. 

Si, Lali, metete en la cabeza: Peter y tú sólo son AMIGOS.

—Apuesto a que ahora quieres besarme —susurró él poniendo una lobuna sonrisa en su rostro. Lo golpeé en el hombro. —Oye, como que se te está haciendo una costumbre pegarme. Te estás volviendo violenta. 

—Eso fue por darle una dirección falsa a Franco. ¿En serio, un bar gay? 

—En realidad era un zoológico de contacto para adultos consensuados. 

—Ni siquiera sé qué es eso. 

—Mmm... Digamos que tu ordeñador hubiera sido una perfecta mascota en ese lugar. Tal vez una vaca… 

—¡Deja de decirle ordeñador! —grité. 

Pero mis gritos fueron absorbidos gracias a un grupo de chicas que chillaban fuertemente al ver que Ósmosis hacía su aparición en el escenario. Una ola de humo nubló todo el lugar, y el juego de luces estrambóticas comenzó a iluminar a cada miembro de la banda. Un chico de cabello rubio empezó a tocar algunos acordes en su guitarra. 

Más gritos se fueron escuchando a medida que iban reconociendo la canción. Peter se quedó quieto a mi lado. Franco apareció minutos después cargando dos bebidas en sus manos. Me pasó una y luego me acercó sutilmente a su cuerpo. 

—Muuuu —mugió Peter en mi oído antes de ir a buscar a Jenny y pasar los brazos por sus hombros. 

Sinceramente no lo entendía. Me besaba... y luego se iba corriendo a los brazos de Jenny; me ignoraba por dos días... y terminaba haciendo bromas conmigo. Él era el completo bipolar. Estaba seriamente confundida.
 
Por favor, Lali, no te empieces a enamorar de Peter Lanzani.

Aunque en lo profundo de mi ser sabía que ya era algo tarde para eso.

***

La presentación de la banda no estuvo tan mala. Incluso me encontré tarareando una de las canciones cuya letra incluía a una chica de pelo violeta, con labios sabor cereza. 

Franco apretó mi mano todo el tiempo. ¿Era normal dejarle hacer eso a tu ex, a uno que babeaba mucho cuando besaba? ¿A uno que ya no era un asco besando? 

—¿Qué les parece si comemos algo? —sugirió Jenny—, ¿qué tal si vamos a ese nuevo restaurante chino que abrieron hace poco? Tengo antojo de wang tang. 

—Oh, la verdad yo esperaba estar un rato a solas con Lali —dijo Franco. 

Mi estómago se agitó ante la idea; ¿Quería salir realmente con él? 

—Ella no va a ir a ninguna parte sin mí—objetó Peter—, hoy tengo la responsabilidad de cuidarla. 

Mis ojos se agrandaron. 

—¡Peter! —gritamos ambas, Jenny y yo. 

—¿Qué? Es cierto. Gimena, la madre de Lali, me pidió mantener un ojo en ella. Yo soy un tipo que cumple su palabra. 

Vi a Franco tensarse y cerrar lentamente sus puños. Oh no. ¿Qué iba a hacer? 

—Peter, deja de entrometerte. Lali ya tiene edad suficiente para cuidarse ella misma —lo regañó mi prima. 

—En serio Lali, no puedes irte a solas con este sujeto —volvió a insistir Peter. Lanzaba una de sus famosas miradas asesinas hacia mi ex novio—. A menos que yo esté allí presente. Si falto a mi palabra tu mamá es capaz de matarme. 

—Si no es ella, entonces voy a ser yo —habló Franco entre dientes. —Será mejor irnos —le dije a él, tomando su mano, tratando de alejarnos del bar en donde ya varios se habían marchado después del concierto. 

Peter inmediatamente tomó mi brazo y me empujó a su lado. Yo estaba más que confundida en ese momento. 

—Suéltala —le dijo Franco, alzándose en su metro ochenta de estatura. 

Pero con todo, Peter era más alto que él. 

—¿O qué? —esas dos palabras fueron el detonante que provocó que Franco se abalanzara frente a Peter, con el puño impulsado hacia su rostro. 

Pero antes de que impactara en él, intenté detenerlo; al parecer no fui lo suficientemente rápida ya que el puño de Franco conectó con mi nariz. El golpe hizo que diera una vuelta de 180 grados y me doblara a la mitad. Un dolor intenso atravesó mi nariz y sentí inmediatamente la sangre que brotó hasta colarse en mis labios.

—Mieeeeerr... coles, jueves y viernes... —Dolía tanto que pensé que me iba a desmayar ahí mismo. 

—¡Lali! ¡Lali...! —escuché más que ver la desesperación de Peter revoloteando a mi alrededor. 

—Lo... lo siento muchísimo... Lali, yo no quería... El golpe no era para ti. No tenías que atravesarte. Lo lamento, no fue mi intensión... —se disculpaba Franco. 

—Apártate, idiota —ordenó Peter. Puso sus brazos alrededor de mis hombros y de mi espalda doblada—. Camina, te llevaré a los baños. 

Me empujó hacia su cuerpo y caminó esquivando a las personas que aún permanecían en el bar esperando felicitar a la banda personalmente. Yo iba con la cabeza agachada y con mi mano tratando de contener la hemorragia. 

—Entra aquí —dijo abriendo la puerta del baño de hombres. 

Les gritó a unos cuantos chicos para que desalojaran el lugar, y una vez dentro, me tomó de la cintura y me subió al mueble del lavamanos. 

—Cabeza hacia atrás —murmuró mientras abría la llave del agua y comenzó a mojar unas cuantas hojas de papel de baño. 

—Duele —me quejé. 

Sentía que si intentaba respirar por la nariz me iba a doler aún más. 

—Sostén esto —dijo él poniendo uno de los paños en mi nariz rota. La sangre tenía un sabor extraño. 

De pronto, la puerta se abrió de golpe y un chico de pelo largo entró corriendo, iba deslizando su bragueta en dirección a uno de los urinales. Arrugué la nariz (lo que me hizo chillar aun más de dolor). 

—Oye, el baño está ocupado —le gritó Peter. 

—Pero... pero... —chico de pelo largo comenzó a tartamudear. 

—Ve al de las mujeres. 

—Es que yo sufro de incontinencia y... 

—¡Al de las mujeres, dije! 

El chico salió rápidamente del baño, dejándonos solos. 

—De todos los lugares no entiendo por qué a un baño de hombres —murmuré aún con mi cabeza echada hacia atrás. 

—En el de las mujeres hay mucho drama; ya sabes, si no están arreglándose el maquillaje, es para chismorrear o comprar tampones de la máquina expendedora... además este estaba más cerca —dijo simplemente. 

Tomó un puñado de papel higiénico y comenzó a limpiar la zona cerca de mi boca. Fruncí el ceño y volví a pegarle en el hombro por segunda vez en el día. 

—¿Y esta vez por qué fue? —preguntó pacientemente pasando sus dedos por mi cara, limpiando toda la sangre. 

—¿Tengo que tener un motivo después de haber recibido un golpe que era para ti? 

—Cierto. —Se encogió de hombros. Después de haber terminado de limpiarme; me tomó de la barbilla, mirándome a los ojos fijamente por un momento.

—¿Qué estás...? —no pude terminar de hablar ya que sus labios empezaron a ejercer presión sobre los míos de un momento a otro. 

Cuando me repuse de la sorpresa, cerré los ojos y me dejé llevar por la magnífica sensación de Peter besándome. 

Su boca se movía con sutileza, su lengua acariciaba mi labio inferior y sus manos sujetaban mi rostro. Cuando se separó, quedé en estado Bambi así como la primera vez que me besó: desorientada, ojos bizcos, rodillas dobladas una contra la otra y una completa falta de habla y coordinación. Era Bambi versión pudín. 

—¿Y eso por qué fue? —logré preguntar finalmente. 

—¿Tengo que tener un motivo después de que recibiste un golpe que era para mí? 

—Supongo que no. —Mi voz sonaba seca, como el croar de una rana. 

—Bien. 

Dicho eso, volvió a sujetarme de la nuca y dio rienda suelta a su boca. 

Mmmm... Mejor que el pudín. 

Este era un beso desesperado, un beso de: no se te olvide que me perteneces. Su lengua pronto comenzó a invadir la mía. Incluso olvidé el dolor palpitante de mi nariz próximamente hinchada. 

Una de sus manos subió por mi rodilla, levantando levemente el vestido azul que llevaba; detuvo su recorrido justo en mi muslo. Mi espalda se presionaba contra el espejo del lavamanos, y dejé que su boca experta guiara a la mía. 

Entonces una imagen no deseada de su tatuaje con el nombre de mi prima se filtró en mi cerebro. 

Reaccioné inmediatamente y a regañadientes me separé de él. 

Peter estaba con Jenny. 

El hecho de que estuviera a favor de compartirla con otros hombres me hacía inmediatamente descartarlo de mi lista de chicos con los que debería besuquearme en el baño de hombres. 

—¿Qué pasa? —me preguntó él al ver que puse distancia entre ambos. 

—¿Por qué me besaste? 

—¿Qué tiene de malo que lo haya hecho? 

—No respondiste a mi pregunta. 

—Tú tampoco respondiste a la mía. 

—Peter… —no sabía qué decirle. Necesitaba pensar, y en mi estado Bambi no podía ni siquiera sumar dos más dos. 

—Iré a casa —anuncié evitando su mirada, seguidamente me bajé del mueble del lavamanos. 

Miré mi reflejo en el espejo: nariz hinchada, labios rojos debido a los calientes besos que compartí con Peter, y ojos vidriosos. Porque definitivamente quería echarme a llorar. 

Él era el único chico al que quería besar… y resultaba tener un sentido retorcido de las relaciones.

—No he terminado de limpiar el desastre que hizo ese tipo —habló Peter. 

Nuestras miradas conectaron por el espejo. 

—Yo me arreglo después. 

Comencé a caminar hacia la salida del baño, me detuve antes de escapar por completo y me giré para ver la mirada de confusión que demostraba Peter en sus ojos verdes. 

—Gracias por ayudarme —dije. 

Volví a retomar mi camino, pero fui obstaculizada cuando la puerta se abrió sorpresivamente, dejando entrar a un Franco descontrolado y paranoico. Al verme me agarró de los hombros y me dio un abrazo que era capaz de romper mis huesos. 

—Lo siento tanto, Lali. No tienes ni idea... Yo... yo de verdad no sé lo que pasó. Ven, déjame llevarte a un sitio para que te revisen. 

Di una última mirada vacía hacia Peter, y me dejé llevar por Franco. No entendía para nada la situación. ¿Le gustaba a Peter o qué cosa era lo que sentía por mí? Definitivamente no celos. Si él fuera una persona celosa jamás dejaría a Jenny andar con otros dos tipos a la vez. 

¿Entonces por qué conmigo era así?
 
Jamás lograría entenderlo.

Si quieres que te avise cuando suba nuevo capitulo dejame tu Twitter.

36 comentarios :

  1. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    ResponderEliminar
  2. masss porfiii!!!

    Si quieres pasa que empezo la maraton!! Gracias!!!
    http://entrefantasiasyrealidad.blogspot.it/2014/01/capitulo-10-maraton.html

    ResponderEliminar
  3. M E E N C A N T A T U N O V E

    ResponderEliminar
  4. Maaass porfi subi otroo xfa

    ResponderEliminar
  5. sube otra x fa!!!! me encanta massss!!!!!

    ResponderEliminar
  6. Subi una ahora porfii, sos genia

    ResponderEliminar
  7. Otroooo por favooorrrr (grito de desesperación)

    ResponderEliminar
  8. No nos dejee asi xfii maasss

    ResponderEliminar
  9. massssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss por favorrrrrrrrrrrrrrrr

    ResponderEliminar
  10. otrooooo massssssssssssssssss

    ResponderEliminar
  11. subeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee otro por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

    ResponderEliminar
  12. Sube mass x favorr!!!!!
    Atte monse

    ResponderEliminar
  13. Dios sexy cat es tan bipolar que le pasa!!!! primeroo besa a bamabi, no le habla y despues la besa denuevo dios este chico es mas bipolar que YO!!! ,QUIEROO MAS, Esta novela es graciosa jajaja PUDIN, PUDIN,PUDIN JAJAJAJ

    Att: Andrea Antequera
    @AntequeraCruz

    SUBE MAS

    ResponderEliminar
  14. Este Peter me tiene la cabeza loca ,estoy como LAli,no se k pensar d el ya.

    ResponderEliminar
  15. No me creo lo del tatuaje!! más me encanta!!

    ResponderEliminar
  16. entre tarzan y bambi me mori de risa eso del tatuaje es mentira invento de Jenny! Besos Naara

    ResponderEliminar
  17. Necesito más!!!! Pobre Peter, Jenny va a hacer que Lali no confíe más en él

    ResponderEliminar