jueves, 9 de enero de 2014

Capitulo 12

Sobra decir que preparar la cena con mamá, la tía Charlotte y Jenny (quien estaba seria y evitaba hablar todo lo posible con los demás) fue incómodo y silencioso.

Estaba cortando algunos cuadritos de zanahorias cuando mamá notó una mancha de salsa de tomate en mi nuca y creyó que era sangre; tuve que asegurarle más de mil veces que no lo era. Además papá llegó tarde, casi se pierde la cena y apareció tomado de la mano con Susan, la mujer que fue mi maestra en segundo grado. 

Susan era bastante bonita, de cabello negro y con un lindo acento francés que la hacía lucir aun más adorable. Mamá decía que ella era una prostituta disfrazada de manera elegante. En mi opinión, no tenía nada contra la novia de papá. ¡Hey, ella me enseñó a multiplicar decimales y a cantar el alfabeto en tres idiomas: inglés, español y coreano! 

—¿Todavía sigues pensando estudiar arte, Lali? Recuerdo que adorabas pintar sobre cualquier superficie —me preguntaba ella mientras cenábamos y me acababa de llevar un bocado de pasta a la boca. 

—Sí. Estoy ahorrando para la inscripción, luego veré si puedo conseguir una beca. 

—Siempre consideré que el arte era mas bien un pasatiempo —se metió la tía Charlotte—, dedicarse a eso es prácticamente decir que no te dedicas a nada. Oficio de vagos. 

—Todavía estás a tiempo de aprender negocios —habló papá. Sus ojos oscuros examinando los míos detrás de sus lentes de montura negra. Siempre pensé que él y yo éramos lo suficientemente parecidos. Mismo color de cabello, mismos ojos Marrones, y mismos rasgos, especialmente en la barbilla y el contorno de los ojos. Pero él no creía en el método: "sé lo que quieras ser" que tanto promocionaba Barbie en sus comerciales. Él era un hombre que iba directo al dinero... aunque era un completo tacaño. Todavía conservaba su último regalo, mis llaves jamás se perdían en la oscuridad gracias al infantil llavero que seguramente le costó lo mismo que le costaría la uña de su dedo gordo del pie. 

—Tengo planeado estudiar arte. Y así lo haré —dije de forma obstinada. 

La tía Charlotte de vez en cuando me lanzaba miradas de reojo. 

Me metí otro poco de pasta a la boca y traté de no enfurecerme demasiado. 

—Oh, Lali, eso me recuerda —papá se pasó una servilleta por la boca, limpiando el exceso de salsa—, tu tía me contó que te vio el otro día con un muchacho. Un chico mayor, con tatuajes en el cuerpo. ¿Me podrías decir qué clase de planes te esperan con él? 

Peter. 

Rápidamente evité su mirada. Tomé un sorbo del té helado que Jenny había preparado sin mucho esfuerzo. 

—¿Cuándo me ibas a contar que tienes novio? —siguió instigando papá. 

—Ya déjala en paz, Carlos —Mamá había evitado hablar durante toda la cena; y si antes parecía que quería lanzarle dagas a papá... ahora se notaba que mentalmente le mandaba bolas de fuego—. Yo también lo conocí. Me pareció todo un bombón delicioso; siempre noté la atracción que ambos se tenían pero no sabía que ya eran novios. 

Me guiñó un ojo y tuve que atragantarme con más pasta para evitar responder. Jenny me miraba de forma extraña todo este tiempo.

—Por pensamientos como esos es que niñas de quince años terminan embarazadas y solteras —soltó mi papá—. Dime una cosa, Lali, ¿estás manteniendo relaciones con ese tipo? Porque desde ahora te digo, no quiero ser abuelo a los cuarenta. 

Al oír eso casi me ahogo en mi propia saliva. 

—¡Cuarenta! —Mamá se echó a reír a carcajadas—, querrás decir cuarenta y seis, querido. Ya no estás joven, mírate al espejo, tu pelo caído habla por sí solo. 

Yo aún seguía tosiendo y dándome golpecitos en el pecho. 

—Sí, dije cuarenta. Lali, dime qué edad tiene ese sujeto, no quiero que un anciano esté abusando de una jovencita ingenua como tú. Recuerda que los chicos solo buscan una cosa. ¡Solo una! 

—¡Papá! —chillé viéndolo horrorizada una vez que logré dejar de toser—. Por favor detente. 

—Parecía de veinticuatro —dijo la tía Charlotte. En serio iba a golpear a esta mujer. 

—¡¿Veinticuatro?! —papá dio un golpe en la mesa haciendo saltar todos los platos de vidrio—, ¡Te prohíbo verlo! Apenas eres una bebé, tienes diecisiete por todos los cielos. Todavía recuerdo haberte cambiado los pañales hasta hace poco tiempo... 

—Tengo dieciocho y te recuerdo que cumpliré diecinueve dentro de dos meses — dije, algo avergonzada. Cuando a papá le tocaban el tema de los chicos... Bueno, digamos que las cosas resultaban de esta forma. 

—¿Dieciocho? Aun así eres demasiado joven... 

—Mira quién habla —murmuró mamá—, el cerdo criticando su propia y rechoncha cola. 

—No empieces Emilia... 

—Y por cierto, tú nunca le cambiaste un pañal en su vida. Estabas demasiado ocupado viéndole las piernas a la niñera como para siquiera fijarte en si tu hija ensuciaba o no el pañal. 

Y así continuó más o menos todo el resto de la cena; siempre hablando como si yo no estuviera presente y contando más historias vergonzosas de pañales sucios y vómito. 

Jenny observaba con horror el intercambio, su madre no dejaba de aportar comentarios a la conversación, y el tío Victor seguía con la cabeza metida en su celular. En medio de la pelea, Susan se puso a cantar una melodía francesa y fue cuando el silencio reinó. Después de cinco minutos de escucharla cantar nos echamos a reír. Definitivamente lo de ella no era la música. Pero a pesar de todo, mi mente seguía pensando en Peter. 

En Peter como un estafador, en Peter como un... ladrón. 

No, no iba a dudar de él, Jenny era la loca. 

Definitivamente.
 
Tendría que preguntarle después.

***

Cliff me había puesto a atender en el autoservicio. Era un día relativamente tranquilo y sin mucha clientela, aunque un tipo intentó coquetearme vilmente a través del comunicador; era esa clase de viejo charlatán que esperaba que, recitando frases básicas, las chicas cayéramos rendidas a sus pies. 

Patético. 

Todavía no había visto a Peter en toda la mañana, pero cuando un par de manos comenzaron a subir y bajar por mi cintura, supe que ya había llegado. 

—Hola nena —dijo plantando un beso en mi nuca. 

Sonreí como boba. 

¡Me besó en la nuca! ¿Cuándo me iba a acostumbrar a eso? 

—No hagas eso aquí, Cliff me va a despedir de nuevo. 

Giré brevemente para verlo, hoy Peter usaba lentes oscuros. Se me hacía imposible leer en sus ojos su estado de ánimo. 

—¿Acaso no me veo sexy? —preguntó en su modo arrogante cuando yo no dejé de verlo. 

Mmmm, diría que se miraba comestible... pero nunca lo admitiría en voz alta. 

—Presumido —golpeé su pecho y me movilicé para arreglar un poco mi espacio de trabajo. 

Una de las reglas del restaurante era no usar el celular en horas laborales, pero hice una excepción cuando un mensaje de texto apareció en la pantalla. Antes de que pudiera abrir el mensaje, Peter se encontraba quitándome el celular y revisando lo que me habían enviado. 

—¡Peter! —lo regañé—. Dámelo, ¿qué haces? 

—¿Te veo hoy a las cinco? ¿Un mensaje de Franco? No me digas que sigues viendo a ese idiota. 

—No tenías derecho a leer eso. 

—Dime que no estás saliendo con el ordeña vacas y conmigo a la vez. 

—Él me llamó e insistió por una cita, no podía simplemente decirle que... 

—No. Ves, es fácil. Ni siquiera sé qué le viste en primer lugar. 

—Es bastante guapo —dije queriéndolo poner celoso. Adoraba al Peter celoso. 

Lo oí resoplar. 

—Si él es guapo... yo soy el rey de Inglaterra. No, es más, de hecho sería el rey del mundo —me dio una sonrisa de dientes completos. Arrogante como siempre. 

—Pienso hablar con él... —¿Y decirle qué? Peter no me había dicho específicamente que ahora quería andar conmigo, en una relación exclusiva, como novios... 

—Le dirás que ya estás tomada, y que si se vuelve a aparecer cerca de ti, o de mí, le voy a partir su linda carita de granjero. 

—Franco no es granjero; no entiendo por qué lo llamas de esa forma.
 
—De acuerdo, es un lame vacas.

—¿Por qué lo odias tanto? —pregunté realmente interesada. 

—Porque... quiere algo que no le pertenece. 

—¿Se supone que ese algo soy yo? Desde ahorita te lo digo: odio que me traten como trofeo o como un objeto. 

—¡Por favor! Muy en el fondo las chicas aman ser tratadas como objetos que poseer. Ustedes simplemente no pueden resistirse a los chicos posesivos, y no me digas que no te gusta eso porque sé que lo adoras. 

—Uff, me atrapaste —dije bromeando—. Ahora sabes el secreto. Podrías armar tu propio club: "chicos posesivos". Serías el presidente. 

—También sé que me adoras por mi físico —dijo Peter. 

Le fruncí el ceño. 

—Eso no tiene nada que ver con lo que te dije. 

—No, pero uno de los dos tenía que mencionarlo. 

Lo golpeé no tan suavemente en el hombro. 

—Ya madura —le reclamé. 

—Entonces no te gustaría de esa forma. Admítelo... te gusto por mi físico, y mi dinero. 

Ooh, no quería tocar el tema del dinero. Todavía me rondaba por la cabeza lo que me había dicho Jenny. 

Dirigí mis ojos hacia su lindo rostro. Ojos verde musgo tapados por lentes oscuros, labios ideales y un espeso cabello negro que le caía en la frente. Él no se parecía en nada al concepto de ladrón que existía en mi mente. 

—¿Qué ocurre? —preguntó al notar mi cambio de humor. 

Se quitó los lentes y alzó una mano para ponerla bajo mi barbilla. Tenía que parpadear con frecuencia para evitar que mis ojos se pusieran bizcos. Este ya no era más el efecto Bambi; este era el efecto Peter Lanzani, puro y sin adulterar (y eso que aún no me había besado). 

—No pasa nada. Pero esta noche es mejor que hable con Franco... a menos que quieras el mismo acuerdo que tenías con mi prima. Entonces yo podría... —me silenció poniendo la palma de su mano en mis labios. 

—Ni se te ocurra terminar esa oración. Te quiero sólo para mí. Y definitivamente yo iré contigo para ponerle freno de mano a tu granjero. Fin de la discusión. 

Quitó su mano lentamente, arrastrándola desde mis labios hasta mi mentón. 

Me tomó de la barbilla y cuando menos me di cuenta, me besó de forma arrebatada y descuidada. 

Después movió sus labios lentamente sobre los míos, como queriendo saborear el momento. Se alejó demasiado rápido y me vi en la obligación de abrir los ojos. 

Peter todavía me sujetaba de la barbilla. 

—¿Sabías que después de besarme, tus ojos se quedan bizcos? —me preguntó él con una sonrisa enorme. 

—No es cierto —sí, lo era, pero no quería avergonzarme admitiéndolo. 

—¿Así que altero todo tu sistema, nena? —de nuevo regresó al modo arrogante. 

Pasó sus manos por mi cintura y me sostuvo por un rato. Comencé a jugar con un hilo suelto de su camiseta.

—No sé de qué hablas. 

—Ooh, chico posesivo: uno. Chica de apariencia tímida-pero-que-es-violenta- conmigo: cero. 

Se inclinó para besarme de nuevo pero nos dimos cuenta al mismo tiempo de que teníamos público a nuestro alrededor. 

Mirna, Dulce y Rita nos observaban desde el otro extremo de la habitación. 

—Yo no sé ustedes, pero ya cumplí con mi cuota de azúcar por un día —murmuró Dulce—. Chicos, continúen comiéndose la boca del otro. Me voy —dijo esto último para nosotros. 

Rita se encogió de hombros y la siguió. 

—Pues yo no me voy —dijo Mirna—. Esto se pone interesante y además yo gané la apuesta anterior. Merezco un poco de espectáculo en vivo. 

—Ya oíste —me susurró Peter— no quiero defraudar los sueños de una mujer de más de cincuenta años con reflujo gástrico y azúcar en la sangre. 

—Pobrecito, sacrificándote por el bien de Mirna. —Elevé mis pies en puntillas, y le di un beso rápido en la comisura de la boca—. Listo, ahora tengo que volver a trabajar. 

Me iba a separar de su cuerpo, pero se negó a dejarme ir y me sostuvo para darme un beso real. 

Dejé que sus labios se perdieran en los míos por un momento. Entonces, para mi desgracia, se separó demasiado rápido... otra vez. 

—Sí, confirmado: pones los ojos bizcos —dijo riendo. 

Quería golpearlo pero él tenía razón. 

Chico posesivo: dos. Lali: cero. 

Le saqué la lengua y regresé a lo que estaba haciendo antes de que llegara. Ahora más que nunca me sentía convencida que Jenny mentía. Peter podía ser un egocéntrico, presumido, idiota, narcisista y engreído, pero nunca sería un ladrón.
 
Me negaba a creerlo.

Si quieres que te avise cuando suba nuevo capitulo dejame tu Twitter.
¡¡¡El Sabado 
Maraton!!!

14 comentarios :

  1. ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!! masssss me encanta !!!

    ResponderEliminar
  2. El efecto peter lanzani jajaj me encanto el capitulo, A pesar de la conversacion de los padres de lali me dio algo de risita, jenny creo que ya supuso que ellos estan en algo, ella no dijo nada, Quiero saber si peter es una ladron ¬¬ No creo el es tan lindo, caliente y sexy jajajajaj, pero pienso todos tienen sus secretos y me entra la duda

    ESPERO EL MARATON EL SABADO, Si es que estoy ya que nunca que haces maraton estoy por xxx problema :p ... Pero esta vez enserio voy a tratar de estar

    sube mas

    Att: andrea antequera

    ResponderEliminar
  3. Máaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!! ¡Volvi! ¿me recordas? soy Ludmi:3 la amo , sigue plis!

    ResponderEliminar
  4. hay, pero que tiernos!!
    jajaja son unas viejas chusmas jajajaja
    me reservo mis dudas acerca de lo que dijo jenny
    me intriga saber de donde saca tanta plata peter
    wiiiiiiiiiiiiiiiii maraton el sabado!!
    besos

    ResponderEliminar
  5. Quiero q le pregunte si es ladron!!
    Maaass ❤️❤️❤️

    ResponderEliminar
  6. Hace poco semanas que comencé a leer absolutamente todas tus novelas y recién termine de leer hasta donde quedaste y me encanta. Me podrías avisar cuando vallas a subir capítulos de la nove? Mi twitter es @beludelgadok (mi portada es Peter)Gracias!

    ResponderEliminar
  7. Ooooo me encanta sube más please, aquí está mi twitter: @ladyserika16

    ResponderEliminar
  8. Maratoooooooonnn siiii :)

    ResponderEliminar