viernes, 17 de enero de 2014

Capitulo 21

Tómame o Déjame

Finalmente (y después de dos horas) logré convencer a papá de que no estaba, bajo ningún concepto, embarazada. Me costó que me creyera, él era un viejo terco y obstinado que no dejaba de apuntar la escopeta de Franco en el rostro de Peter; también le hizo dos hoyos al techo del restaurante cuando disparó al aire, y me tocaba a mí dar parte de mis liquidaciones para pagar por los daños ocasionados. 

¿Ya mencioné que me dieron "tiempo libre" en el trabajo? Mi tío Victor dijo que técnicamente no lo tomara como un despido sino más bien como un receso a mis actividades (otra forma bonita de decir que mejor no regresara). 

Me sentía herida y totalmente enojada por eso. Cuando Peter se enteró de que me iba del departamento de Jenny, me aseguró que siempre tendría un lugar junto a él, en su cama. Pero tuvo el descaro de mencionarlo frente a mi padre (lo que provocó que él lo amenazara de nuevo con la escopeta) así que me quedaría temporalmente en casa de papá. 

Mamá iba a estar furiosa cuando le dijera. Ella sentía que la traicionaba cada vez que me quedaba con él. Y más ahora que supiera que lo de mi embarazo era falso; ella no paraba de decirme lo mucho que deseaba tener nietos corriendo por el patio trasero de la casa. 

Pffft. 

—En serio, Lali. Perdóname —suplicó Franco, no dejaba de seguirme mientras yo limpiaba mi casillero y acomodaba mis cosas en una caja. Cliff lo quería vacío al final del día—. Lo que pasó conmigo y tu prima fue un desliz que nunca se volverá a repetir. 

—¿Es eso lo único que lamentas? —pregunté deteniéndome de mi tarea. Franco era un tonto. ¡Le había dado una escopeta a mi padre, el hombre que no podía manejar un martillo sin golpearse el dedo! 

—Sé que quieres que diga que lamento el que tu padre le haya apuntado con un arma a... ese... tipo, pero no diré algo que no siento. 

—¿Qué ganabas contándole lo del supuesto embarazo? —le reclamé. 

—No sabía que era una mentira —Franco tuvo el descaro de lucir avergonzado cuando dijo eso—. Los únicos hijos que quiero ver en ti, serán los nuestros, no los de ese sujeto.

¿De verdad...? ¿Qué...? ¿Él acababa de decir eso? ¿Seriamente? 

Lo fulminé con la mirada. 

—Franco —arrugué la nariz—, no voy a tener a tus hijos. Entiéndelo de una vez: ¡no quiero nada contigo! ¿Cómo pudiste acostarte con mi prima sabiendo lo venenosa que es? 

—¡¿Yo?! ¿Cómo puedes reclamarme eso cuando sales con el esclavo sexual de ella? Yo solo me acosté con tu prima una vez... Bueno, dos —hizo una pausa y no despegó la vista del suelo—. Tal vez tres o cuatro veces, pero... 

—Asco. Basta, no quiero seguir escuchando eso. 

—¡Oye, deberías estar preguntándote cuántas veces lo ha hecho ese tipo! ¿Tal vez unas cincuenta, cien? 

—¿Ciento cincuenta? 

—¿Qué? No creo que sea humanamente posible pero... 

Cerré mi casillero de golpe y lo enfrenté. 

—Tal vez tú y yo tuvimos un pasado, pero te aseguro que no hay ningún futuro. Todavía no puedo creer que le contaras a mi padre y le dieras una escopeta para venir a cazar a Peter. 

—Lo siento. Es que tú me vuelves un idiota... 

—Corrección —se entrometió Peter que venía caminando en mi dirección, a paso lento y con las manos metidas en los bolsillos delanteros del pantalón—, ya eres un idiota sin necesidad de la ayuda de Lali. 

Peter se colocó a mi lado y sacó una de sus manos y la metió directo en el bolsillo trasero de mis jeans. 

Di un pequeño brinco por la sorpresa. 

Él prácticamente me estaba tocando el trasero. 

Para Franco el gesto no pasó desapercibido. Sus ojos no dejaban de fulminar hacia la mano dentro de mi bolsillo. Ni a mí se me pasaba por alto tampoco; mi rostro se puso caliente en cuestión de segundos… hasta mi trasero se sentía caliente con esto. 

—El asunto es entre Lali y yo —gruñó Franco—, no con el esclavo.

—Cualquier asunto que quieras tratar con Lali, también lo tratas conmigo, lame vacas —le replicó él. 

La mano que metió en mi bolsillo trasero se curvó y me pellizcó un poco fuerte. 

—¡Peter! —chillé en voz baja. Franco no quitaba la vista de mi retaguardia. 

—Y vete olvidando de mi chica, no lograrás meterte en sus pantalones ni para probártelos —Peter hablaba en su modo de me-creo-el-dueño-del-mundo; o: me- creo-el-dueño-de-Lali. 

—Lali fue mía muchísimo antes de ser tuya —habló Franco. La vena de su cuello saltaba con furia y parecía como si quisiera traspasarle la piel. 

—¿De verdad crees que fue tuya? —Peter le dedicó una sonrisa arrogante, de esas que siempre ponía cuando me le quedaba viendo embobada por mucho tiempo, o cuando mi cuerpo se delataba con el efecto Bambi. 

—Siempre fue mía... —y antes de que Franco pudiera terminar esa frase, Peter ya se estaba abalanzando. Pero no hacia él, hacia mí.

Retiró la mano de mi bolsillo y la puso esta vez en mi glúteo. 

Abrí los ojos en sorpresa pero ni siquiera llegué a formar palabras coherentes porque su boca ya estaba sobre la mía. Reclamando y devorando todo a su paso. 

Su mano se deslizó más abajo y, de un tirón, me levantó lo suficiente como para encajar mis caderas con las suyas. 

Jadeé inevitablemente en medio de nuestro beso. 

—¡No puedo creer esto! —escuché que se quejaba Franco, pero mi mente estaba en otra cosa diferente y lejana a él. 

Los labios de Peter eran perfectos... y muy conocedores. Un chico como él definitivamente sabía besar y hacer uso de su lengua. 

Sus caderas se mecían levemente contra las mías y se sintió casi como tocar el cielo con las manos. 

—¿Pueden parar ya con la demostración pública? —volvió a hablar Franco, esta vez Peter separó lentamente su boca de la mía y lamió mis labios. ¡Los lamió frente a mi ex novio! 

—¿Quedó claro quién es el maestro aquí, niño? —Noté que a Peter le faltaba la respiración mientras decía esas palabras. Debería sentirme enojada porque se pelearan por saber a quién pertenecía, pero en su lugar me sentía atontada y deseosa de más. En esos momentos yo era como Bambi recién nacido: no sabía cómo caminar, no pensaba con claridad, tenía la mirada desenfocada y quería gritar por mi mami. 

Definitivamente mi cerebro nadaba en morfina, y se había dado vacaciones a Nueva Inglaterra. 

—Claro. Si yo también me hubiera acostado con Jenny unas ciento cincuenta veces, tendría la misma o más experiencia de la que tienes —respondió Franco. 

Lo último que supe fue que él de repente acabó en el suelo con el labio partido y con sangre escurriéndole de la boca. Mi cerebro regresó de viaje instantáneamente.

 Peter me puso detrás de él, y por encima de su hombro fui capaz de ver a Franco ponerse de pie lentamente y limpiar la sangre con su dedo pulgar. 

Su mandíbula se desencajó mientras le regresaba el golpe a Peter. Chillé y me alejé de ambos. 

—¡Deténganse! —grité pero ellos se preparaban para lanzar más golpes. 

Debido a mis gritos de protesta, Rita se acercó corriendo hacia nosotros... también Mirna, Gustavo, y prácticamente todos los empleados del restaurante. Peter seguía moliendo a golpes a Franco, y Franco derribaba a Peter y lo empujaba contra los casilleros siempre que podía. 

—¡Pero qué romántico! —chilló Mirna— ¡Se están peleando por ti, Lali! 

—¡Mirna! —grité. Este no era momento para ponerse a decir tonterías. 

—¿Qué? Yo solo digo la verdad. Eres una chica afortunada. 

Yo estaba intentando hacer todo lo posible por separarlos pero ambos estaban ciegos de ira. 

Peter golpeaba con fuerza la mandíbula de Franco; el sonido del puño al chocar contra los músculos era desagradable.

Gustavo se tuvo que interponer entre los dos para detenerlos. 

—Míralos, parecen perros peleándose por un hueso de mala calidad —susurró Jenny en mi oído. Se había logrado colar también entre la gente. 

Me giré para encararla. 

Tenía una mirada maliciosa en los ojos. Todavía no había visto el desorden que causó en el departamento pero estaba segura de que mis cosas fueron las más afectadas de las dos. 

Traté de ignorarla porque definitivamente ella tenía un problema mental, pero no le importó y continuó susurrando cosas en mi oído mientras Peter y Franco se agarraban a golpes y Gustavo intentaba separarlos. 

—Creo que tú no sabes la gravedad del asunto en cuanto a retener a Peter; él no es tu tipo de hombre. 

—Pero sí que es el tuyo, ¿verdad? 

—Por supuesto. No te imaginas ni siquiera con quién estás tratando. 

Los chicos no detuvieron la pelea, en su lugar involucraron también a Gustavo y el pobre recibió dos golpes en el hombro y la nuca. 

—¿Y con quién estoy tratando según tú? —le pregunté. 

—Estás tratando con un chico que es un ladrón. 

Y seguía con lo mismo. Rodé los ojos. 

—Ya sé que estabas mintiéndome. Peter no es un ladrón. 

—¿Confías demasiado en él como para creerle? 

Rita logró sacar a Gustavo lejos de la pelea. Peter tenía un corte en la ceja y no dejaba esa sonrisa arrogante. Tenía que detenerlo tarde o temprano. 

—Jenny… 

—Oh, ya veo. Ni siquiera lo conoces lo suficiente como… 

—¡Ya deja de envenenarle la mente a Lali! —Ambas nos sorprendimos cuando Dulce se entrometió entre las dos. —Lali, es obvio que tu prima está celosa de ti y por eso trata de arruinar tu relación a como dé lugar —se giró entonces en dirección a Jenny—, y tú, está más que claro que no tomas muy bien el que un chico te haya botado. ¡Cielos! Supéralo de una buena vez. ¿No has oído que hay más peces en el agua? 

—¿Y quién es esta emo? —preguntó Jenny, su rostro se puso casi tan rojo como su pelo. 

—¿Emo? Pffftt. Ninguna emo, cariño. Soy una gótica, y eso es algo muuuuy distinto. 

—De todas formas, ¿quién crees que eres como para entrometerte? 

—Soy una amiga de Lali. 

—Y una empleada de mi padre, así que no te… 

—¿Eres hija de Cliff? —preguntó Dulce—. Jum, ya sabía que te había visto en alguna parte. 

Traté de no reírme al hacer la comparación entre Cliff y Jenny, pero era imposible no hacerlo. A Jenny claro que no le pareció divertido. 

—¿Te parezco hija de esa bola de grasa andante? —preguntó, ella estaba a punto de perder el control.

Dulce la observó de pies a cabeza. Su boca cubierta de labial negro se frunció mientras la repasaba con la vista. 

—No hay dudas, son como dos gotas de agua… Hasta tienes la misma barbilla con forma de papa que tiene él. 

Jenny se acercó más a Dulce para intimidarla, pero Dulce no demostraba sentirse para nada de esa manera. 

—Mira, emo —habló Jenny—, si vuelves a decir otra cosa como esa, prometo que para mañana estarás haciéndole compañía a Lali en la calle de desempleados. 

—Y si tú vuelves a decirme emo otra vez, prometo que te va a doler cuando te golpee. 

—Oh.Por.Dios. Esto es emocionante —murmuró Mirna—, dos chicos se pelean por ti y ahora dos chicas. ¿Cómo lo haces? ¿Es algo que tomas? Porque si es así yo también quiero, y una dosis enorme. 

—Es algo que mi madre prepara —le susurré en broma. 

—Consíguemelo —me pasó una cantidad de dinero y la depositó en el bolsillo de mi pantalón. 

—Hecho. 

—¡Lali, ven y controla a estos hombres! —gritó Gustavo. Franco lo agarró de la camisa y lo empujó contra Rita. 

Peter sostuvo a Rita de un brazo para evitar que ella se cayera, y Franco aprovechó para patearlo en las costillas. 

Jadeé al verlo. 

—¡Franco detente! —chillé. 

No podían pasarse toda la hora peleando, pero tampoco quería entrometerme porque la última vez que lo hice terminé con la nariz hinchada. 

—¡¿Cómo me llamaste?! —gritaba Dulce por el otro lado de la habitación—. Ahora sí, te voy a golpear, perra. 

Dulce se abalanzó contra Jenny y le jaló el pelo. Jenny chilló e hizo garras con sus manos; era lo primero que hacía en una pelea: aruñar a la gente. 

—No puedo encargarme de todos —dije a Mirna. 

—Ocúpate del guapo y sexy macho de allá, y yo me encargo de que Dulce le dé unas buenas cachetadas a la zorrilla de este lado. 

Mirna se puso en camino y se limpió las manos en su delantal azul. Dulce seguía jaloneando el pelo de Jenny y ella no dejaba de gritar groserías. 

—Parece que ocupas ayuda por aquí —dijo alguien a mis espaldas. Era… ¿Gaston? 

—¿Qué haces aquí? 

Gaston lucía guapo. Usaba una camisa a cuadros de color verde, y llevaba una hebilla con forma de cascabel en la cintura. 

—Peter dejó a Dolly en mi casa ayer —respondió. Dolly era la motocicleta—. Me pidió que lo llevara a verte en la madrugada. Oh, también lamento de nuevo haberte dado el apresurado regalo de bebé. 

—Asunto olvidado —le dije—. Oye, podrías… —señalé en dirección a Peter y Franco. En serio, juro que parecían hacer pasos de baile en vez de estar luchando.

¿Acababa de ver a Franco hacer pasos del Gangnam Style, y a Peter hacer los de una danza escocesa? 

—Claro, yo me encargo —Gaston rodó los ojos y se movilizó para detenerlos. 

—¿Quién es ese? —preguntó Mirna regresando a mi lado. 

Dulce seguía gritando y peleando con Jenny que cada vez lucía más despeinada. 

—Es amigo de Peter. Se llama Gaston. 

Gaston agarró a Franco de un brazo y lo alejó de Peter. Peter lo palmeó en el hombro y lo saludó como si minutos antes no hubiera estado agarrándose y tirándose del pelo con Franco. 

Noté que Rita se quedó viendo embobada a Gaston, así como yo me quedaba por ocasiones viendo embobada a Peter. 

Ahora entendía lo que todos miraban en Peter y yo. Hmmm. 

—Apuesto cien a que Rita termina enamorada de él de aquí a la próxima semana —me susurró Mirna. 

Tomé el dinero que ella me había depositado anteriormente en el bolsillo y se lo puse en la palma de la mano. 

—Trato hecho. 

—Me uno también —dijo Gustavo poniendo una cantidad similar a la mía en la mano de Mirna. 

—Anótenme a mí con lo mismo —gruñó Dulce desde el otro lado, ella era otra que parecía hacer pasos de baile con Jenny, solo que Jenny se miraba como aplastando cucarachas. 

—Oh, esto se va a poner divertido —dijo Mirna.

De repente apareció Cliff por la entrada. Cuando vio el desorden que habíamos causado sus ojos se abrieron enormemente. 

—¿Qué es todo…? 

—Toma —Peter lanzó un pequeño fajo de billetes que muy hábilmente Cliff atrapó—. Tú no has visto nada. 

Cliff inmediatamente se fue por donde regresó. Tuve que rodar los ojos y ver sospechosamente a Peter. 

—¿Qué te dije? —gritó Jenny mientras Dulce la sujetaba del pelo—, es un ladrón. 

Todos los presentes se quedaron callados y detuvieron las peleas, con miles de preguntas en sus ojos. 

Peter corrió a mi lado. 

—Pregúntale —escupía Jenny—, pregúntale de dónde saca el dinero. 

Tragué saliva, incómoda por toda la atención que estaba recibiendo por parte de los demás. 

—Anda, pregúntale —insistía ella—. Mejor aún, por qué no revisas la parte trasera de su espalda. Apuesto a que encontrarás sorpresas por ahí. 

—¿Qué? —si se refería al tatuaje con su supuesto nombre la iba a golpear hasta el amanecer. 

—Jenny —Peter la fulminó con la mirada—. Cállate.
 
—Vamos Lali, sin miedo —dijo ella—. Claro, si es que te deja que revises.

Miré a Peter, completamente confundida. 

—Apuesto diez grandes a que es un sexy estafador, ¿quién más se anota? —Esa era Mirna. 

El dinero llegó rápidamente a su mano. 

—¿De qué está hablando Jenny? —le pregunté a él, ignorando a los demás. 

Peter suspiró y me tomó del brazo para sacarme de la habitación. 

—¿Qué estás haciendo? —chillé mientras me arrastraba hacia la oficina de Cliff. Él se encontraba sentado en su silla de cuero, viendo fijamente el retrato de Frida Kahlo y comiendo una hamburguesa llena de mayonesa. 

Al vernos se puso de pie y dejó su hamburguesa a medio comer en el escritorio. 

—¿Quién les autorizó a meterse así en mi oficina? Suficiente con hacerme el tonto una vez… 

Peter le lanzó billetes y él los recogió todos. 

—Solo quiero quince minutos con Lali, a solas —dijo con prisa. 

—Oh. 

No entendía qué estaba pasando. 

¿Qué rayos ocultaba ahora? 

Cliff salió corriendo, llevándose su hamburguesa consigo; nos dejó solos. 

Me crucé de brazos y puse distancia entre Peter y yo. 

Este era el momento en saber si el tatuaje era acerca de Jenny o no. 

—¿Qué es lo que necesitas decirme que tiene que ser a solas? 

Él se pasó las manos por su espeso cabello negro. Me miró a los ojos y vi el dolor en ellos. 

—No te vayas a asustar —dijo. 

Instantáneamente me asusté. 

Llevó las manos a su espalda y… se sacó una pistola del pantalón.

Si quieres que te avise cuando suba nuevo capitulo dejame tu Twitter.

27 comentarios :

  1. otrooooooooooooooooooo!!! YA YA YA YA

    Arii

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  2. Subi otro porfiiiii quiero saber q pasaaaaa

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  3. Siiii otro por favooooorrr

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  4. Nooo quiero saber la verdad de peterr, sera policia?? Maas

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  5. ahhhhh no puedes dejarla así me voy a morir sube massss

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  6. Subi otro por fii siiii ahoritaa yo se q vas a subir xq sos una geniaa

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  7. no podes dejar el capitulo asi! Mas porfavorrrr!!!!!
    Besos Sonia

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  8. No nos podes dejar asiiiiiiiii massss porfavor

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  9. me da miedo lo q pueda pasar ahora :'(
    maaass

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  10. A claro tu piensas que me podes dejar asi!! ESTAS LOCAAAA PORFA SUBE OTRO JENNY ES UNA MALDITA PERRA, Porque peter se saco una pistora del pantalon porfa sube otro, franco que se valla ala mierda como es posible que le diera una pistora al papa de lali y menos mal que dulce atrapo a jenny y le dio su merecido, Sera policia? o un agente en secreto o es un ladron :( Eso seria deprimente, Bue sube mas

    Att: Andrea antequera

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  11. maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassss
    no nos puedes dejar asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií

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  12. Me encanta!!!!! Más más más

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  13. Maratón el finde!! Porfa!!!!!!!

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  14. Uno más y no jodemos más!

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  15. k fácilmente chantajea Peter a Cliff.

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  16. Avisame por twitter, @guerreradelali
    Me encanta la nove esta genial!!! :)

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  17. Avisame por twitter,está hermosa la novela! @myblondaislali

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  18. Maaaaas por favor!!! Maratón de finde estaria muy buenooooooooo

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  19. Hayyyy me encanta ahora mismo me estoy leyendo el cap.22

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