miércoles, 30 de octubre de 2013

Capitulo 12

Primera semana de realidad

Mi familia, el Dr. Calvin, y mi psicóloga decidieron que podré volver a la escuela en cuanto pueda comer sólidos otra vez, y eso significaba martes. Así que los días antes de eso, cuando llegaba a casa, tenían que parecer tranquilos.

Eran totalmente lo contrario.
 
Mamá me acosó para que viera los videos de lenguaje de señas, que me habían mandado a casa, por tres horas al día. A pesar de eso ella todavía esperaba que me aplicara en los trabajos de la escuela.
 
Y el teléfono no paraba de sonar.
 
Parecía como si cada hora de cada hora alguien podría llamar, habla con mamá por, acerca, treinta minutos, y pregunta cómo lo estaba haciendo, qué pasaría en el futuro, y qué podían hacer para ayudar.
 
Mucha gente sólo aparecía en la casa, esperando ver cómo lo estaba haciendo. Euge lo hacía bien siendo la guardia de la puerta. A cualquier hora que el timbre sonaba, yo me deslizaba hacia mi habitación y cerraba las persianas. Euge simplemente les decía que estaba durmiendo o estudiando y que no podía ser interrumpido.
 
Nunca aprecié a mi hermana tanto como lo había hecho esos días.
 
Mi celular agrietado no paraba de vibrar en el tocador, mensajes de texto de la mitad de los estudiantes en OHS diciendo que no podían esperar a verme.
 
Decir que me sentía abrumado era una descripción insuficiente.
 
Estaba aterrado por volver a la escuela el martes.

Porque sabía que todos iban a estar viendo fijamente mi cuello, todos y cada uno de ellos sabían que me había pasado. Y todos iban a sentir lástima por mí.
 
No quería que nadie sintiera lastima por mí.
 
Continúe recibiendo alimento por IV, mi esófago todavía no estaba suficientemente curado para comer sólidos. Nunca pensé que extrañaría tanto la comida.
 
La noche del miércoles, mamá trataba de forzarme a hacer señas tanto como posiblemente pudiera. Pero era un desastre. Mis ojos podrían haber estado viendo a esa mujer en los videos de lenguaje de señas, pero no absorbía nada de eso.
 
Mamá se estaba haciendo mejor en el lenguaje de señas que yo.
 
Como que me sentí mal por no poder hacer un mayor esfuerzo cuando ella trataba tan duro.

2 años antes
8 meses en segundo grado

Yo era un delgado desgarbado.
 
Ya había adivinado como sería, ver cómo fue el día antes del Día de las Madres. Ya había pensado en eso con anterioridad, le iba a dar a mi mamá algo lindo cuando la familia se hubiera ido de la isla el fin de semana pasado. Ahora estaba atrapado buscando por los pequeños pasillos la Farmacia de Ray.
 
Recogiendo una foto con un marco plateado que decía FELICIDAD grabado con una fuente de queso, me pregunté si a mamá le gustaría algo como eso. Probablemente no. A mamá no le gustaba el queso.
 
—El Día de las Madres es sólo un día de preguntas donde, a personas como nosotros, nos meten en problemas —dijo una voz familiar que llegó desde atrás. Me volví para ver a Mariana buscando entre una pila de cartas, cada una de ellas con una inscripción de FELICIDAD—. Si no consigues algo para mamá, se sentirá ofendida —dijo Lali mientras continuaba viendo entre las cartas—. Pero si compras algo que no le gusta, tendrá que pasar por esa dolorosa experiencia de pretender que sí le gustó. Mi mamá es una terrible actriz, así que siempre sé.
 
—Pensé que las mamás tendrían que suponer que deben amar cualquier cosa que les des —dije, buscando entre algunos álbumes de fotos—. ¿No es esa una parte de ser mamá?
 
—Así es —dijo mientras agarraba una carta. Después de leerla, la cerró y la puso donde estaba—. Pero, tú sabes, secretamente están esperando por algo realmente bueno.
 
Me reí entre dientes y consideré una pequeña sección de velas perfumadas. Mamá no era una persona de velas. —¿Por qué es tan difícil de encontrarle algo a tu mamá?
 
—Realmente —dijo Lali, dejando el estante de cartas y uniéndose a mi lado. Sentí los latidos de mi corazón subiendo un poco de ritmo—. Bien, ¿quién realmente quiere una esencia de césped recién cortado en una vela?
 
—No lo sé —dije seriamente, agarrando la vela verde y dándole una olfateada. Efectivamente, olía como césped—. Quizá podría traer buenos recuerdos a alguien que trabajó en un campo de golf.
 
Lali estalló en risas, cubriendo su boca cuando recibió miradas extrañas de los otros compradores. No pude parar de reír mientras ponía la vela en su lugar.
 
—De acuerdo, tengo una idea —dijo Lali, cambiando su cabello hacia su otro hombro—. ¿Qué te parece si escojo algo para tu mamá, y tú para la mía? De esa forma si nuestras mamás odian lo que les regalemos, que no dirán si lo hacen, le podemos echar la culpa al otro.
 
—Una retorcida pero inteligente idea —dije, una sonrisa se esparció en mi cara mientras miraba la sonrisa de suficiencia de Lali. No podía evitar sonreír cuando estaba alrededor de Lali.
 
—Me han dicho que soy la chica más inteligente de la escuela —dijo seriamente. No pudo aguantarse de todos modos, una sonrisa rompió en su cara un momento después.
 
—¿Tu…Tu cabeza no acaba de hacerse un poco más grande? —dije, fruncí el ceño.
 
Lali sólo se rió otra vez y empujó mi hombro. —¡Ve a comprar, muchacho! ¡Consíguele a mi mamá algo lindo! Se lo merece.

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