sábado, 8 de febrero de 2014

Capitulo 33

Y aún así te encanto

Me ruboricé, estando completamente de acuerdo con Shio en eso, él tenía buen trasero... la cámara no miente. Así como Jenny no mintió cuando me contó lo de su nombre tatuado en la espalda de Peter.
Dolía recordarlo.

Prácticamente salí corriendo en dirección al baño y, una vez dentro, me salpiqué la cara con agua. 

Ya habíamos tenido esta plática con Peter; él tenía un pasado que incluyó a mi prima, ya no puede cambiar esos hechos... solo puede pensar en el ahora, conmigo. Eso no significaba que no me dolía, porque, vaya que dolía como si me estuvieran clavando una daga en el pecho, una y otra vez. Con lentitud y precisión. Pero tenía que entenderlo, tenía que hablar del tema con él, no podía evadirlo y esconderme en casa de mi padre para siempre (así como había hecho la semana pasada). 

De repente, sentí mi celular vibrar desde el bolsillo trasero de mis jeans. 

Lo saqué con una mano y vi el nombre de Peter en la pantalla (como si mis pensamientos, de alguna manera, lo hubieran estado llamando). Él nos había tomado una foto, con su celular, en donde yo estaba besando su mejilla mientras él sonreía todo radiante y bien compuesto. Peter había puesto la imagen en mi teléfono para que apareciera cada vez que me llamaba, y lo tenía como fondo de pantalla también. 

Era adorable. 

Si entrecerrabas los ojos podías ver que el efecto Bambi cubría mi cabeza como un aura mientras lo miraba embobada y casi al punto de formar un río con mi saliva. 

A estas alturas seguramente Peter ya estaba adentro de la cafetería, buscándome como loco. 

Mi teléfono continuó vibrando y luego empezó a sonar con la canción que había elegido para él: "Dangerous and Sweet" de Lenka. 

Contesté su llamada. 

—¿Aló? 

—Lali, ¿dónde estás? Fui a la librería y me dijeron que te encontrabas en la cafetería de la par. 

—Sí, allí estoy —respondí mientras miraba mi reflejo en el espejo. Hoy había puesto mi cabello marrón en una cola alta, lo revolví en un intento de hacerlo parecer más interesante, y terminé por dejármelo suelto. A Peter le gustaba cuando lo llevaba así. 

—No, no estás aquí. Yo sí que lo estoy y hay una chica de cabello morado que acaba de susurrarme que me veo completamente violable. ¿Debo preocuparme, nena? 

Eché mi cabeza hacia atrás mientras reía, y por un momento olvidé todo el asunto del video. Este era Peter, el que inconsciente (o conscientemente) pasaba recordándome las razones de por qué lo amaba tanto. De por qué era fácil de amar. Mi humor mejoró considerablemente desde que salí de casa de Franco, y eso que sólo había escuchado su voz. 

—Esa debe ser Mindy —le dije—, mi compañera de trabajo; aunque me esperaba esa actitud de Shio, no de ella. 

—Repito: ¿debo preocuparme? 

—No, son inofensivas. Estoy en el baño, ya vuelvo a la mesa. Hazme un favor, siéntate con ellas. Creo ambas estaban hiperventilando por conocerte. 

—De acuerdo —respondió de mala gana. Me recordaba a un niño pequeño. 

—Bien, ya salgo. 

Colgué, y arreglé un poco mi camiseta, haciendo todo lo posible por verme más presentable. 

Cuando llegué a la mesa donde estaban las chicas, Peter las tenía embobadas. 

Shio sonreía como si él fuera su sueño favorito hecho realidad. 

A pesar del poco tiempo que tenía de trabajar con ellas, fue fácil amoldarse a su estilo y a su particular sentido del humor. 

—¿Entonces, cuál es tu nombre completo? —alcancé a escuchar la pregunta de Shio— porque tienes cara de llamarte Elian Gallardo. 

—¿Quién es Elian Gallardo? —susurró Mindy. Aun no despegaba la vista de Peter. 

—Oh, sólo el hombre más bello y delicioso sobre la faz de la tierra. Tienes que googlearlo, es simplemente maravilloso.
 
—Mi nombre es Peter —dijo. Entonces alzó los ojos al verme llegar.

—Justo como iba a nombrar a mi tortuga —habló Mindy, siempre con esa voz de tener sueño que la caracterizaba. 

—Mira, Lali —dijo Shio extendiendo su brazo para señalar hacia Peter—, él es Peter. Dijo que entró en la librería porque tuvo una revelación. 

Fruncí el ceño. ¿Una revelación? ¿Qué? 

—Me acaba de confesar que anoche soñó que conocería a la mujer más bella y graciosa si se pasaba a esta hora, por este lugar. 

—Ajá —dije cruzándome de brazos. Peter me compartió una sonrisa cómplice mientras Shio seguía relatando lo que él le dijo. 

Eso me hacía preguntarme, ¿cuánto tiempo estuve en ese baño? Para que Peter pudiera soltarle todo ese cuento a Shio debió tomarle unos buenos quince minutos. 

—Sí —habló él— soñé que una hermosa chica de ojos Marrones caía en mi regazo. 

Yo aún continuaba de pie, me alejé un poco, sólo en caso de que a Peter se le ocurriera lanzarme sobre sus piernas. 

Elevó una ceja cuando vio que me sentaba al lado de Shio, frente a él. 

—¡Lali, tú tienes los ojos Marrones! ¿Será ella la de tu sueño? —le preguntó ella a Peter. 

—Mmm… la de mi sueño tenía unos labios con un sabor bastante peculiar. ¿Puedo…? —se estiró sobre la mesa y, en un rápido movimiento, me tomó de la barbilla llevando sus labios contra los míos. 

Se retiró un poco, pero no soltó su mano de mi mentón. 

—Aun no estoy seguro… —musitó. Entonces de nuevo volvió a pegar su boca con la mía. 

Apuesto a que estábamos haciendo todo un espectáculo para Shio y Mindy. 

Para finalizar con su acto, Peter relamió mis labios, haciendo que las pequeñas e imperceptibles heridas que tenía me escocieran un poco. 

—Definitivamente tienes que ser ella —dijo él finalmente retirando el contacto con mi piel. 

En serio, estaba a punto de subirme a esta mesa y gatear para sentarme en sus piernas. 

—¿Puede ser mi turno ahora, por favor? —susurró Shio, sus ojos hacían una cosa graciosa de parpadear diez veces por segundo. 

Mindy se quedó en shock. 

—Después de ella sigo yo —murmuró. 

Peter solamente se rió por lo bajo. 

—Lo siento. Ya estoy apartado y mi novia es bastante celosa y posesiva—él miró mi plato lleno de papas. Frunció el ceño por un momento y luego comenzó a comérselas. Esta vez no le discutí porque yo ya no las quería. 

—¿Tienes novia? Pero si besaste a Lali… —Shio hizo un puchero—. Ocurre algo raro aquí. ¿Lali, tú ya lo conocías? 

Asentí con la cabeza. 

A ella se le ampliaron los ojos, pude ver cómo su mente trabajaba con una idea.
 
—¡Él es tu novio! ¿O me equivoco?

—No, no te equivocas. Ella es mi chica —respondió él encogiéndose de hombros. 

—No puedo creerlo. Wow. ¿Dónde consigo uno igual? 

—Ya no se fabrican más como yo… aunque deberían. 

Lo pateé por debajo de la mesa y le vocalicé la palabra: PRESUMIDO. 

Él me dio una sonrisa ladeada y vocalizó de regreso: Y-AÚN-ASÍ-TE-ENCANTO. 

Me guiñó un ojo y continuó devorando mis papas. 

Era cierto, aún así lo amaba. Era imposible no hacerlo. 

Quien llega a conocer a Peter Lanzani tiende a enamorarse de él, y eso no era del todo positivo cuando considerabas que su novia anterior todavía seguía enamorada. 

***

Tendría la suerte de probar algo llamado "berenjena escalfada al horno", una receta de cocina que Susan se moría por hacer desde hace semanas cuando la vio en Top Chef (o al menos eso decía ella). 

Mientras comíamos en un agradable silencio, Susan sacó de su bolso una carpeta de colores que contenía un sinfín de papeles rayados con dibujos y líneas estropeadas.

Los puso en la mesa y los comenzó a hojear, enseñándonos algunos. 

—Esta mañana puse a los niños a hacer un ejercicio de arte —dijo ella a modo de explicación—. Se supone que debo calificar al mejor con cinco estrellas, pero soy tan blandengue que les doy las cinco estrellas a todos. 

Sonreí un poco al recordar cuando, en segundo grado, ella nos sentaba en mesitas de grupo y trabajábamos haciendo dibujos que, en ese tiempo, considerábamos elaborados y que luego llevábamos a casa para presumir. Mis padres solían pegar mis múltiples garabatos de conejos y ratones abstractos en la nevera de la cocina; después comíamos helado y pasábamos las tardes viendo telenovelas (a las que mamá aún era adicta) y ese sería un día grandioso para mi impresionable y conformista mente de niña pequeña. 

¿Cómo era que se complicaron tanto las cosas? 

Ufff, desearía que todo fuera como antes, cuando la mayor catástrofe en ese entonces era que los niños nos contagiaran sus piojos o la peste. O en mi caso, cuando Rafael Enrique salía con Mariana Josefina, sin saber que ella era en realidad la gemela malvada, Hilda Graciela (fue un shock difícil de superar, especialmente cuando tenía apenas ocho años de edad). 

Tanto pensar en hermanos gemelos malvados me hizo preguntarme si Peter no tendría uno; tal vez sea su gemelo el que tenía el tatuaje en la espalda… o algún otro chico que se pareciera bastante a Peter. Pero eso era imposible, por no decir fantasioso. El video era claro: ese que se acostaba con mi prima, que tenía su nombre tatuado en la piel, era Peter. 

No dejaba de repetirme una y otra vez la misma pregunta:

¿Y si el pasado de Peter era demasiado fuerte como para soportarlo? 

¿Qué haría entonces? ¿Dejarlo? 

Ese simple pensamiento hizo doler mi corazón. 

—¿Lali? —Esa era Susan, no dudaba que estuviera llamando mi nombre en más de una ocasión con esta—, ¿crees que puedes ayudarme? 

Regresé del sitio oscuro y sombrío al que estaba dirigiendo mis pensamientos. 

—¿Ayudarte con qué? —Revolví la berenjena en mi plato y me llevé un poco a la boca. 

—Ayudarme a calificar los dibujos de mis alumnos. Tengo una asistente, Jade, que generalmente lo hace, pero ella está de viaje con su familia. ¿Podrías ayudarme tú? No te tomará mucho tiempo, lo prometo. 

Le sonreí, imaginando qué clase de dibujos harían, y asentí con la cabeza. 

—De acuerdo —dije y tomé uno de la pila de dibujos que ella tenía a su lado. 

Este era uno de un chico de cabello azul tomado de la mano con una chica de cabello verde, un corazón deforme los rodeaba y otros más pequeños flotaban entre los dos. Le pintó un vestido rosado a ella, y él llevaba una corbata celeste que hacía juego con sus zapatos. El dibujo estaba pintado fuera de los márgenes pero se miraba adorable como para una criatura de cuatro años. 

En lo más bajo de la hoja estaba puesta la firma de la niña que lo hizo. Se leía: Jade Allisen. 

Sonreí traviesamente y se lo enseñé a Susan. 

—¿Quién es Jade Allisen? Al parecer está enamorada de cierto niño del aula, creo que debes tener más cuidado, podrías estar a punto de presenciar un romance en clase de primaria —dije bromeando. 

Susan soltó una risita loca y luego se detuvo. 

—Jade es mi asistente, no es una de mis alumnas, ella tiene la misma edad que tú —volvió a lanzar otra risita y esta vez me reí con ella. 

Menuda asistente la que tenía. 

Estuvimos riendo y viendo más dibujos de montañas y casitas (esta vez sí eran dibujos de los niños), cuando el timbre de la puerta sonó. 

—Esa debe ser Rita —dije—. Ella pasará aquí la noche, espero que eso no sea un problema. 

—No, para nada —respondió Susan—. Tengo comida de sobra, invítala a pasar. 

Me levanté de mi asiento y corrí hacia la puerta justo cuando tocaban otra vez. 

Abrí mientras dejaba salir una sonrisa fácil de mi rostro, pero no era Rita quien estaba de pie frente a mí, era Peter. 

Mi corazón comenzó a correr frenético. 

—¿Qué haces aquí? —pregunté. 

—¿Ni siquiera me vas a saludar primero? —dijo él con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón—, estoy necesitado de afecto. Me has tenido descuidado todo el día. ¿Estás bien, nena? 

Dio un paso hacia mí y rodeó mi cintura con sus manos, cuando vio que no protestaba, primero buscó mis ojos y después pegó sus labios contra los míos. 

No lo voy a negar, fue un delicioso beso para provenir de un bastardo con el nombre de su ex novia tatuado en la espalda. 

Cuando él rompió el beso, acurruqué mi cabeza contra su pecho y respiré hondo. 

Ahh, esto era vida. El olor y el calor de Peter se sentían como un pedacito de cielo… o una muy fina y cara colonia para hombre. 

—Lali —susurró él mientras yo seguía olisqueando su pecho como un sabueso que olfatea droga desde diez metros de distancia—, soy completamente tuyo para que me huelas todo lo que quieras, pero ahora en verdad necesito saber por qué has estado actuando raro toda la mañana. 

Me tensé automáticamente. 

Este día había sido uno de los peores. Empezando por ver ese perturbador video y descubrir que Peter tenía tatuado el nombre de Jenny, hasta... Franco y su arranque extraño de intentar forzarme a algo que no quería.

Después de la visita de Peter me había sentido mucho mejor, pero mi humor fue en picada cada vez que recordaba lo que había visto en ese video.

¿Qué clase de persona morbosa, además de Jenny, grababa sus encuentros sexuales y los ordenaba en carpetas? 

Peter había notado rápidamente que actué de forma extraña para encubrirlo, pero me sentía como un ratón cobarde cuando trataba de sacar a colación lo del tatuaje. 

Tal vez no debería darle mucha importancia a algo que ya pasó o estaba lejos de mi control. 

—Nena, ¿qué sucede? —tomó mi barbilla con sus dedos, y la alzó para que mis ojos encontraran a los suyos. 

Puse un poco de distancia entre Peter y yo para que las hormonas Bambi despejaran mi cabeza. Me solté de su agarre, tragué duro y dije: 

—Sé de tu tatuaje. Listo. Tenía que preguntarle. Nada de rodeos. 

—¿De mi tatuaje? ¿Cuál de todos? 

—El que dice Jenny en letra cursiva. 

Se le abrieron los ojos en reconocimiento, y su postura decayó un poco. 

—¿Cómo lo sabes? —resopló— Jenny te lo dijo, ¿cierto? 

—Sí... y también lo vi con mis propios ojos. 

—¿Por eso estabas así de rara todo el día? —se acercó lentamente hacia mí pero yo retrocedí de su toque. 

—Dime una cosa —le dije—, si yo tuviera un tatuaje escondido en un parte privada de mi cuerpo, con el nombre de alguno de mis ex, ¿estarías tranquilo cuando te enteraras? 

Él pasó una mano por su rostro, maldijo por lo bajo y apretó su mandíbula con vigor. 

—Estaría furioso con el desgraciado, probablemente mandaría a que te hicieran cirugía laser para removerte el nombre del cabrón. 

Me mordí el labio. 

—Es exactamente lo mismo que yo estoy sintiendo. 

—Lo siento nena. Yo también desearía para ti a alguien mejor que yo, pero es realmente difícil cuando soy el egoísta que soy y me niego a dejarte ir a pesar de que siempre lo arruino todo, aunque no sea mi intención hacerlo, aunque te cause dolor. 

Sus ojos se nublaron por un momento pero regresaron a su verde natural al siguiente segundo. 

—No lo voy a negar —continuó— porque sí, tenía un tatuaje que dice Jenny. Y sí, hubo un tiempo en que la amé y tuve sentimientos por ella… pero es cosa del pasado. Es algo que dejé atrás. No soy perfecto, Lali, cometo errores y meto la pata más veces de las que quisiera y ese tatuaje es prueba de lo humano que soy. 

Mis propios ojos comenzaban a nublarse ahora, ¿él la amó? ¿Cómo pudo haberlo hecho en tan poco tiempo? 

—¿Si es cosa del pasado, por qué aun lo conservas? 

—¿Qué? —preguntó atónito—, ¿qué te hace creer que aún lo tengo? 

—¡Por favor, Peter! No lo niegues, la semana pasada todavía podía ver un parte cada vez que se te subía la camiseta.

Estaba gritando ahora. Frenética era mejor que llorosa o mocosa. 

En medio de mi furia, él hizo algo que me molestó aún más: 

¡Peter se estaba riendo! Arrrgg. 

—¿Entonces has estado observándome? —preguntó divertido. 

—¿Qué…? —mi voz sonaba desconcertada. 

—¿Qué parte “observas” más? —dijo haciendo énfasis en o-b-s-e-r-v-a-r. 

—¡No intentes cambiar de tema…! 

—No lo hago. Es más, te permitiré que esta noche observes todo lo que quieras — me tomó de la mano y comenzó a dirigirse dentro de la casa, llevándome a su paso. 

Lo detuve antes de que cruzara el comedor y papá fuera a verlo. 

—¿Qué haces? —le susurré. 

Clavé mis pies en el suelo para intentar detenerlo pero él solo se impulsaba hacia adelante sin parar. 

—Voy a demostrar que te equivocas, de la mejor manera posible para que me creas de una vez por todas: sin nada de ropa.

Mega Maraton 
11/15

2 comentarios :

  1. O.o sin nada de ropaa??? uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu bueno que mal que si se lo haya echo ¬¬ Pero eso ya es parte del pasado por lo menos, Espero que puedan superar lo de jenny pronto :D

    Andrea antequera

    Sube mas

    ResponderEliminar
  2. Jumbo casino slots online - jtmhub.com
    Jumbo Casino 밀양 출장안마 Slot Machine 세종특별자치 출장마사지 Online. The biggest 정읍 출장마사지 win-lucky jumbo 논산 출장샵 slot machine is an 18 reels, 20 paylines slot 전라남도 출장샵 game with 4096 ways to win.

    ResponderEliminar